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¡Pobre crío!
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Leopoldo Abadía

Desde San Quirico

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¡Pobre crío!

Oigo el comentario de alguien. No sé de quién, pero se me queda grabado. Ese alguien dice: "Esto es un acto contra natura"

Foto: Los padres de Gabriel Cruz, el día del funeral de su hijo. (EFE)
Los padres de Gabriel Cruz, el día del funeral de su hijo. (EFE)

El asesinato del pobre niño nos ha dejado hechos polvo. Que pueda haber una persona que se cargue a un chavalín es algo inimaginable.

Hay cientos de comentarios. A todos les impresiona el hecho en sí. Luego, cada uno se fija en detalles. A mí me impacta la frialdad de la asesina, a otros la actuación, fría, constante y metódica, de la Guardia civil; a otros, el cariño de los vecinos, distribuidos por los alrededores buscando el menor rastro...

Incluso algunos se metieron con una corresponsal de televisión por hablar de la "presunta" asesina, exigiéndole a gritos que quitase el 'presunta'...

Los días que han pasado desde la desaparición del crío nos han tocado el corazón.

A todos les impresiona el hecho en sí. Luego, cada uno se fija en detalles. A mí lo que realmente me impacta es la frialdad de la asesina

Oigo el comentario de alguien. No sé de quién, pero se me queda grabado. Ese alguien dice: "Esto es un acto contra natura".

Y me llama la atención, porque a esa persona este acto la ha golpeado de un modo muy especial. Le ha parecido que la naturaleza tiene un orden, una armonía y que este hecho lo ha roto.

Orden y armonía. Contra natura, o sea, 'contra la naturaleza'. Contra la 'ley natural', es decir, contra "el dictamen de la recta razón que prescribe lo que se ha de hacer o lo que debe omitirse".

Hay asesinatos y asesinatos. Cuando hace muchos años, en Zaragoza, una señora, harta de los malos tratos físicos y psíquicos de su marido, agarró uno de los cuchillos de la carnicería que tenía el matrimonio y acabó de una vez con los malos tratos, la gente dijo: "Se veía venir". No ha podido sufrir más y lo ha resuelto mal, pero definitivamente.

placeholder Los padres de Gabriel Cruz, antes de entrar al funeral de su hijo. (EFE)
Los padres de Gabriel Cruz, antes de entrar al funeral de su hijo. (EFE)

Cuando hace menos años, en Madrid, un hombre llegó a casa y se cargó violentamente a su mujer y al mozo que estaba en la cama con ella, que, a pesar de saltar por la ventana, no pudo evitar que le alcanzaran los tiros, nadie dijo: "Un acto contra natura". Muchos, que conocían de sobra a la señora, dijeron otras cosas.

Todo asesinatos. El de Gabriel, el del marido y el de la mujer. Pero hay algo en nuestro interior que, en el caso del niño, nos repugna especialmente.

Y es que la ley natural existe y la llevamos dentro. Lo que pasa es que, a veces, se nos oculta, siempre por culpa nuestra, y llamamos bueno a lo malo, normal a lo anormal frecuente, admisible lo que a todas luces no lo es, y, ya lanzados, pasamos de lo admisible a lo muy admisible y después queremos convertir lo muy admisible en normal y lo normal en natural, distorsionándolo a base de repetir muchas veces que lo es.

Si este proceso se hace invirtiendo mucho dinero, la gente que distingue lo natural de lo no natural se calla y dice aquello de "no es eso, no es eso".

Lógicamente, cuando una ley positiva concuerda con la ley natural, aquello funciona bien. Cuando no lo es, algo chirría. Por ejemplo, muchas de las salvajadas financieras que se hicieron en la crisis Ninja fueron legales, pero muchos pensamos también que "no es eso, no es eso".

Pero hay algo en nuestro interior que, en el caso del niño, nos repugna especialmente

¡Pobre Gabriel! ¡Pobres padres! Y añado, ¡pobre asesina!, porque una persona que actúa así es verdaderamente digna de lástima.

En las conferencias suelo hablar del manual de instrucciones de mi coche. Digo que como el coche es mío y con lo mío puedo hacer lo que quiera, voy a la autopista, pongo el coche a 180 y meto marcha atrás. Lo que pasa es que el fabricante del coche, en el manual de instrucciones, ha indicado que para poner marcha atrás hay que parar el coche. El sensato no dice: "¡Qué pena que no puedo poner marcha atrás cuando voy a 180!". Dice: "¡Qué bien entra la marcha atrás cuando el coche está parado!".

Pues yo estoy absolutamente seguro de que el Fabricante de este invento que es el hombre nos ha puesto un manual de instrucciones, que no es un manual de prohibiciones. Es un manual que dice: "Si respetas a los demás, serás más persona; si les ayudas, serás más persona; si les acompañas en sus enfermedades, serás más persona; si no metes la mano en la caja ajena, serás más persona...".

A veces nos saltamos el manual. Y decimos que lo malo es bueno. Y peor aún si los que tienen que dar luz dan oscuridad. Y peor aún si la conversión de lo malo en bueno va acompañada de una ley que lo protege. Porque en ese caso todo vale. Legalmente. Y de ahí a la ley de la selva van unos metros.

Y luego nos quejamos.

El asesinato del pobre niño nos ha dejado hechos polvo. Que pueda haber una persona que se cargue a un chavalín es algo inimaginable.

Caso Gabriel Cruz