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Catexit (XXXIV): ¡al parador!
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Leopoldo Abadía

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Catexit (XXXIV): ¡al parador!

En mi colegio, nos enseñaban a buscar soluciones. Y alguna vez nos costaba bastante. Pero había que insistir hasta el final

Foto: El nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y el presidente del Parlament, Roger Torrent, en la toma de posesión. (Reuters)
El nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y el presidente del Parlament, Roger Torrent, en la toma de posesión. (Reuters)

El artículo de la semana pasada se titulaba 'Me gusta Europa'. Antes de nada, quiero repetir que me sigue gustando Europa.

Anteayer hubo en Sofía una reunión preparatoria de la cumbre UE-Balcanes Occidentales, que se celebró ayer.

En esa reunión, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, acertó de pleno. Tres frases que valen un valer, refiriéndose a Trump:

1. "Con amigos como Trump, ¿quién necesita enemigos?".

2. "Hablando francamente, Europa debería estar agradecida a Trump, porque, gracias a él, nos hemos librado de todas nuestras ilusiones".

3. "Nos ha hecho comprender que si necesitamos una mano amiga, la encontraremos al final de nuestro brazo".

En la portada de 'La Vanguardia', veo una foto de unos 'exconsellers' fugados brindando en Bruselas porque no los extraditan. ¡Han triunfado!

Paralelamente, Torra, el nuevo 'president' interior, está feliz. Unos dicen que es una marioneta del 'president' exterior. Otros, que la marioneta es precisamente el exterior, porque el interior tiene las ideas muy claras sobre lo que quiere hacer. Y lo que quiere hacer es que Cataluña se largue de España, y una vez largada, que se larguen de Cataluña los que no estén de acuerdo, porque peores bichos —y más feos— que los españoles no hay.

Como los fugados están en Berlín, Bruselas, Ginebra y Saint Andrews, dicen que han internacionalizado el conflicto. Menos mal que cuando querían quedarse con las cosas de Sijena no dijeron que lo habían aragonizado.

Foto: El recién elegido presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, se reúne con Puigdemont en Berlín. (EFE) Opinión

Realmente, a mí me dan pena. Porque estas personas han dejado sus familias y no sé de qué viven. Bueno, sí que lo sé, o lo supongo.

Si tuviera que elegir de entre los de la foto de los fugados, elegiría a sus abogados, que creo que lo están haciendo bien, trabajan mucho y vuelven a dormir a casa. Supongo que cobran y que cobran bien, lo que me parece correctísimo. Han encontrado un camionero rumano que provocó un accidente en Hungría y lo han aprovechado.

Leo que la culpa la tienen los que dejaron escapar a los golpistas, el ministro de Asuntos Exteriores y algunos más. Seguramente sí. Lo que pasa es que en un golpe de Estado tienen más agilidad los que dan el golpe que los que lo reciben.

Además, hay golpes y golpes. El de Tejero fue más clásico, más rudo. Y más inofensivo. Visto desde aquí, 37 años más tarde, me parece que aquellos guardias civiles no hubieran disparado a nadie.

Tejero pretendió ganar por KO. Estos pretenden ganar por agotamiento

Este golpe es mucho más sofisticado. Cambian una ley, el Gobierno recurre. Cambian otra, el Gobierno vuelve a recurrir. Se escapa uno, el Gobierno le quiere extraditar. Ese uno es sustituido por otro, externamente más bruto que el primero. Resulta que el primero es el de verdad, aunque algunos dicen que el de verdad es el otro... 'E la nave va'. El golpe sigue. Tejero pretendió ganar por KO. Estos pretenden ganar por agotamiento. Mucho más peligroso este golpe.

Más peligroso todavía porque es pacífico. Mejor dicho, porque la violencia queda enmascarada por frases políticamente correctísimas. El pobre Junqueras se queja de que no puede ir a misa. Marta Rovira se escapa para poder estar con su hija. Las fotos del 1 de octubre se distribuyen por el mundo. Gabriel tiene serios problemas para colocarse y no puede comer.

Y a mí, que pienso que esto es un golpazo de Estado, me entran remordimientos de conciencia y no puedo dormir pensando en el hambre de Gabriel, en la niña de Rovira, en el novio de Comín y en no sé cuántas cosas más. Y me entran ganas de decir: ¡que se vayan y que nos dejen vivir tranquilos!

Pero entonces, tengo un ramalazo de lucidez y digo: "Leopoldo, ¿no te das cuenta de que empiezas a querer rendirte? ¿No te das cuenta de que ellos lo tienen más fácil que nosotros?".

Diálogo. Bufff... ¡Qué pereza me da! Pero hay que hablar.

Foto: Quim Torra toma posesión de su cargo como 'president'. (EFE)

Por parte de Torra, el mejor para negociar es Torra. Porque podrá hablar todos los días con Carles e informarle de la marcha de las conversaciones.

Por parte del Gobierno, alguien que tenga paciencia, que sea majo, que sepa desbrozar el camino, que distinga lo fundamental de lo accesorio, que no entre a la reunión pensando cómo le puedo cornear a este.

Rajoy no, que alguien tiene que gobernar España mientras se negocia. Se necesita una persona de alto nivel, que haya visto muchas guerras y que no salte al cuello del otro a la mínima, que es lo que me pasaría a mí.

Y hala, los dos a un parador. Lo he dicho mil veces: sin móvil, sin tele, sin radio, sin prensa. Solo podrán llamar por la noche a sus familias y a sus jefes políticos. Sin fecha de salida. En el parador hasta que lleguen a un acuerdo de mínimos.

Ni los golpistas ni los otros pueden exigir bandera blanca inmediata por parte del 'enemigo'

Sí, de mínimos. Porque hay que ser muy poco ambicioso. Ni los golpistas ni los otros pueden exigir bandera blanca inmediata por parte del 'enemigo'.

Los periódicos, que hablen de otras cosas: de las relaciones con Corea del Norte, del Barça, que ha hecho el doblete, del Atleti, que ganó la antigua Copa de la UEFA, de gente que haya pensado que esa mano amiga al final del brazo propio tiene que servir para hacer cosas muy buenas por los demás.

Y de temas que entusiasmen a la gente. Y de cosas que nos responsabilicen a todos. Que no esperemos a que Trump venga a resolvernos los problemas. (Es un ejemplo. Creo que esto no lo ha pensado nadie, dada la catadura de este mozo).

Que los problemas son eso, problemas. Y que en mi colegio, nos enseñaban a buscar soluciones. Y alguna vez nos costaba bastante. Pero había que insistir hasta el final.

Y que Europa no nos resolverá todos los problemas, a pesar de lo que me gusta a mí. Porque saben mucho, y siempre encontrarán un camionero rumano que nos fastidiará nuestros argumentos.

P.S.

1. A un amigo mío no le gusta que las negociaciones sean secretas. Dice que todos tenemos derecho a la información.

2. No sé si es verdad, pero estoy seguro de que también tenemos derecho a que nuestros empleados, los políticos, trabajen duro para resolver nuestros problemas.

3. Y cuantos menos problemas creen, mejor.

El artículo de la semana pasada se titulaba 'Me gusta Europa'. Antes de nada, quiero repetir que me sigue gustando Europa.

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