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Leopoldo Abadía

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El primer deber del curso

La carta del Papa sobre los abusos sexuales me ha parecido un documento serio, profundo, que reconoce verdaderas salvajadas hechas por quienes tienen el deber de ayudar

Foto: El papa Francisco. (EFE)
El papa Francisco. (EFE)

En una entrevista por televisión, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York el 11-S y actual abogado del presidente Trump, dijo que no quería que el presidente fuera a declarar porque podía caer en perjurio. El entrevistador le dijo que "truth is truth" y él contestó que "truth isn't truth", con lo que se armó el revuelo.

Luego lo arregló, si se entiende por arreglo lo que dijo:

"My statement was not meant as a pontification on moral theology but one referring to the situation where two people make precisely contradictory statements, the classic 'he said,she said' puzzle. Sometimes further inquiry can reveal the truth; other times it doesn’t".

Dada su situación profesional respecto a Trump, no sė si dice esas cosas porque las ha aprendido de Donald o ha sido al revés. Lo cierto es que los hechos alternativos y las verdades-que-no-hace-falta-que-sean-verdades-porque-le-quitaríamos-emoción-a-la-vida nos están invadiendo. Cuando leo que en los institutos quieren añadir una asignatura para ayudar a distinguir las noticias de verdad de las otras, me alegro, aunque haya algún alumno que aproveche el curso para salir siendo un maestro de la mentira, que todo puede ser.

Los hechos alternativos y las verdades-que-no-hace-falta-que-sean-verdades-porque-le-quitaríamos-emoción-a-la-vida nos invaden

El pasado 20 de agosto, el Papa escribió una carta cuyo tema era muy triste: los abusos sexuales cometidos por sacerdotes durante muchos años. Es una carta que, impresa, ocupa tres páginas y que hay que leer. Yo la he leído subrayando, que es lo que suelo hacer para que nada importante se me escape.

Como hay ocasiones en que lo mejor es copiar, copio, advirtiendo de que, si alguien piensa que no he copiado algo fundamental, que lo añada. La carta es breve y pública.

Para mí, lo fundamental —repito, dentro de lo fundamentalísimo que es todo el contenido— es lo siguiente:

  1. "En los últimos días se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos 1.000 sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de sacerdotes durante aproximadamente 70 años".
  2. Aunque haya pasado mucho tiempo, "las heridas nunca prescriben".
  3. "El dolor de estas víctimas es un gemido (...) que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado". Incluso se tomaron medidas "que (...) cayeron en la complicidad".
  4. "Con vergüenza y arrepentimiento (...) asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar".
  5. Cita al entonces cardenal Ratzinger, en 2005: "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar entregados a él!".

Copiaría todo, pero así leéis la carta entera, porque leerla es un 'must'.

Foto: El papa Francisco, junto a otros clérigos a su llegada a Irlanda. (EFE)

Después vienen frases como:

  1. La "solidaridad nos exige, a su vez, denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona".
  2. "Es imprescindible que, como Iglesia, podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos...".

Me ha parecido un documento serio, profundo, que reconoce verdaderas salvajadas hechas por quienes tienen el deber de ayudar.

En estas, el Papa se va a Irlanda, y le reciben a bofetadas. Sí, a bofetadas. Ha ido después de publicarse la carta del 20 de agosto, pero le han puesto verde. Y pienso:

  1. Yo soy católico, como lo sabe todo el mundo.
  2. De ahí yo deduzco que le tengo que querer mucho al Papa. Al anterior, a este y al siguiente.
  3. Sé que lo está pasando horrorosamente mal, porque a) las salvajadas cometidas por sacerdotes han sido terribles; b) porque mandar a todos estos salvajes a la Justicia para que acaben en la cárcel tiene que ser muy doloroso, aunque yo creo que no hay otra posibilidad.
  4. Me duele mucho el mal recibimiento irlandés. Lo único amable es que ha firmado una camiseta de un equipo de fútbol. Ojalá ganen la Liga.
placeholder Protesta ante la visita del Papa en Irlanda. (Reuters)
Protesta ante la visita del Papa en Irlanda. (Reuters)

Y deduzco que:

  1. El Papa nos tiene que exigir mucho a todos los católicos, sacerdotes y no sacerdotes.
  2. Dejadme que haga una broma, porque me está saliendo un artículo lacrimoso. Un amigo me dice que todo se arregla permitiendo que los sacerdotes se casen. Le digo que si ellos se pueden casar, yo puedo tener una segunda mujer, porque así podré encontrar con la segunda la emoción que se me ha podido ir después de 60 años seguidos con la primera (y única).
  3. Pero la broma no es broma. Yo quiero estar rodeado de gente buena, laicos y curas. De gente de la que me pueda fiar. De gente que cumpla con sus compromisos. El que se haya comprometido al celibato, que sea célibe. El que se haya comprometido a ser fiel a su mujer, que sea fiel, "en la salud y en la enfermedad, etc., hasta que la muerte nos separe".
  4. Y para cumplir con los compromisos, que haya gente mejor que nosotros que nos ayude.

Gracias a Dios, todos conocemos mucha gente así.

Lo bueno supera a lo malo. Lo que pasa es que lo malo es MUY MALO, muy espectacular y muy asqueroso. Y los buenos no se pueden descuidar.

En el colegio del Salvador, al que iba yo en Zaragoza, ponían películas los domingos por la tarde. Mudas y en blanco y negro, claro. Un Padre jesuita era el responsable. Un tío mío fue un día con mis primos. La película, de vaqueros. El bueno lo estaba pasando muy mal. El malo tenía todas las de ganar. El jesuita, preocupado, se acercó a mí tío y le dijo en voz baja: "No se preocupe, don Vicente, que, al final, la virtud siempre triunfa".

Pues eso.

Pero no os olvidéis de leer la carta del Papa. Primer deber para este curso.

En una entrevista por televisión, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York el 11-S y actual abogado del presidente Trump, dijo que no quería que el presidente fuera a declarar porque podía caer en perjurio. El entrevistador le dijo que "truth is truth" y él contestó que "truth isn't truth", con lo que se armó el revuelo.

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