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Día 3. ¿Es Frank de la Jungla el paciente cero bilbaíno?
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Carlos Prieto

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Día 3. ¿Es Frank de la Jungla el paciente cero bilbaíno?

Solo hay una batalla más absurda que la de comprar papel higiénico en el súper: decir la tontería más gorda sobre el origen del coronavirus. De la deposición a la desinformación

Foto: Frank, con un amigo. (EFE)
Frank, con un amigo. (EFE)

Hola. Yo soy Mad Max, y usted no lo es.

Oído en el supermercado: “Me niego a llevarme una lima por siete euros”. ¡Que no cunda el pánico! ¡Ha sido un episodio aislado! ¡El Gobierno no va a nacionalizar las limas para frenar los precios usureros! ¡Juan Ramón Rallo puede dormir tranquilo! De momento... Al ritmo que crece el nerviosismo/mordedura de uñas, las limas pueden convertirse pronto en artículo de primera necesidad.

Pero la noticia es que el economato parecía la Necrópolis de Guiza: había enormes pirámides de... papel higiénico. Rollos suficientes para limpiar el pompis a todo el ejército de Napoleón. Se corrió el bulo de que se iba a acabar, y ahí seguimos, apilando papel de váter hasta llegar a Saturno.

Hablemos pues de leyendas urbanas (y de traseros). Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

Foto: Imagen de su confinamiento compartida por el diputado de Vox Opinión


Pangolín, el musical

Solo hay una batalla más absurda ahora mismo que la de comprar papel de váter para una guerra: decir la tontería más gorda sobre el origen del coronavirus. La tesis de esta crónica es que desinformación y deposición son la misma cosa. Para demostrarla, tenemos a un invitado de lujo: Frank de la Jungla.

—Gracias por venir a este artículo, Frank.
—De nada... Me acaba de atacar un caimán por la calle.
—Pero... Frank, si estamos en la Comunidad de Madrid.
—Esto... sería un cocodrilo.
—Ah, vale.

Antes de que el Covid-19 se desmadrara en España, Frank de la Jungla se declaró el paciente cero en los psicodélicos micrófonos de Federico Jiménez Losantos. Según Frank, el coronavirus llevaba circulando desde el verano, pero las autoridades chinas lo ocultaron. "Por allí [en Tailandia], ya pasamos todos el virus. Hemos pasado catarro. Lo cogimos en casa todos". ¿Que cómo sabe Frank que había virus en Tailandia en verano? Porque entonces —según sostiene al pedo— se paró el tráfico entre Tailandia y China de pangolines —animal acusado sin certeza de propagar el virus—. "El problema no es el pangolín, es que se lo han comido y no han dicho lo que estaba pasando (…) [En Tailandia] se confiscan de 50 a 100 pangolines todas las semanas rumbo a Vietnam o China", pero "la segunda semana de agosto (...) no encontramos ni un cargamento, cosa rara". Cosa rara, sí, a la par que bastante aleatoria, pero vamos a lo importante:

Frank no es como usted o como yo, Frank mató a un caimán de un tortazo, enseñó el lenguaje humano a un mono titi y pasó el coronavirus sin despeinarse

¿Pasó Frank el coronavirus en agosto?

Sí, amigos, Frank no es como usted o como yo, Frank está hecho de otra pasta, Frank mató a un caimán de un tortazo, enseñó el lenguaje humano a un mono titi y pasó el coronavirus sin despeinarse/sin enterarse. Frank, tronco, más que de la jungla pareces de Bilbao 'aiba' la hostia pues.

Frank de la Jungla, el paciente cero bilbaíno. ¿Se puede superar esto? Ahí va un resumen de las teorías más insensatas sobre el coronavirus: Se cura comiendo ajo. Se cura poniéndote ciego a cocaína, o si no tiene usted fariña a mano, limpiándose las manos con pis infantil. Se transmite a más de ocho metros de distancia. El frío y la nieve pueden liquidarlo. Proviene de un laboratorio chino de alta seguridad. El Partido Comunista Chino oculta la cura a la población. Es un arma biológica de la CIA para ganarle a China la guerra comercial y la carrera por el 5G.

En efecto, el coronavirus sería, al mismo tiempo, un invento chino y un juguete biológico de Trump. ¿Cómo se quedan? Siguiendo esa lógica: David el Gnomo sería el jugador más alto de la NBA; Chimo Bayo, un monje de clausura, y este artículo, un sobrio teletipo. ¡Weah!

Foto: Abastecimiento de productos en Milán. (EFE) Opinión
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Con todo, barramos para casa: la idea de que Frank sea el paciente cero bilbaíno del coronavirus es insuperable. Frank de la Jungla, nuevo papa del Palmar de Troya coronavírico por aclamación popular.

Eso sí, igual lo más jorobado no son las conspiraciones, ni que Frank de la Jungla desbarre, ni siquiera que alguien intente curarse el coronavirus subiendo desnudo el Everest mientras esnifa cocaína y se frota con orina de bebé.

Porque si la desinformación se redujera a las teorías pasadas de rosca, sería asumible. Pero la mezcla de paranoia y sobreinformación, miedo y bombardeo informativo, noticias relevantes y paridas inquietantes en turnos 24/7, nos convierte a todos en Franks de la Jungla por saturación cerebral. Y este caimán de enfermedad, vigilancia y noticias sobrecalentadas no es fácil de domar.

PD: al chino Cai Lum, consejero imperial eunuco del siglo I, le debemos el invento del papel y del papel higiénico versión primigenia. Que ambas cosas se inventaran a la vez es la metáfora perfecta de la desinformación: noticias escritas en papel (de váter) que no valen ni para limpiarse el culete.

Hola. Yo soy Mad Max, y usted no lo es.