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Día 11. El coronavirus es una bellísima persona (alguien tenía que decirlo)
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Carlos Prieto

Diario de la pandemia

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Día 11. El coronavirus es una bellísima persona (alguien tenía que decirlo)

Hito histórico en la lucha contra la plaga: el ministro de Sanidad chileno dice que el virus es en realidad un gran tipo. El síndrome de negación mundial llevado al infinitivo (y más allá)

Foto: Las lagartas de 'V', buena gente en el fondo.
Las lagartas de 'V', buena gente en el fondo.

Yo soy Jaime Mañalich, y usted no lo es. Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

¿Que quién demonios es Jaime Mañalich? ¡Pero por el amor de dios! ¿Dónde han estado ustedes metidos los últimos días? ¿Encerrados en casa? Esto… Por ahí no voy bien. Al grano: damas y caballeros, con ustedes, Jaime Mañalich, el ministro caricato.

Hablar por hablar

Nuevo hito en la lucha contra el coronavirus. Jaime Mañalich, ministro de sanidad chileno, ha dicho lo siguiente: “¿Qué pasa si este virus muta hacia una forma más benigna? ¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?”.

Sí, amigos, el Covid-19 es una bellísima persona. Un tipo campechano con mala prensa. ¡Dejen de linchar al coronavirus, leñe, que también tiene sentimientos!

Foto: Boris contra Churchill, duelo de titanes. (Reuters) Opinión

El Covid-19 sería como uno de esos tíos gruñones que te pegaban con el cinturón en el culo si te portabas mal, al que metías en la categoría de hijo-de-la-grandísima-perra, fruto de un juicio precipitado, sin duda, porque en el fondo de su corazón era un loco maravilloso.

Cuando uno ve el mundo desde las gafas de Jaime Mañalich, ese pitbull que se te tira al cuello en un descampado no es un perro asesino, sino un lindo gatito. Caerte por un precipicio de 100 metros, un viaje de placer. Ser ametrallado por un soldado nazi, simpáticas cosquillitas. Todo es jiji-jaja en los mundos de Mañalich. Cucú-tras-tras. El coronavirus también tiene su corazoncito.

¿Que en qué estaba pensando el señor ministro cuando dijo semejante parida? Pues la cosa tiene más lógica política de lo que parece. Es más: es similar a la lógica empleada antes por las autoridades de todos los demás países, solo que en versión autoparódica/churrigueresca. Mañalich quería quitar hierro a la enfermedad para justificar que su Gobierno no tomara aún grandes medidas contra el Covid-19, aunque lo único que logró fueran risas.

Las fases del duelo

En 1969, la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross desarrolló las cinco fases del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Las autoridades mundiales (y buena parte de sus poblaciones) han pasado por todas ellas durante la crisis del coronavirus. 1) Negación: no hay virus/no llegará a mi país. 2) Ira: ¡es solo un catarro, copón! 3) Negociación: ¿cerramos los colegios? 4) Depresión: ¡vamos a morir todos! 5) Aceptación: ¡juntos saldremos adelante!

¿Qué pasa si este virus muta hacia una forma más benigna? ¿Qué pasa si muta y se pone buena persona?


Pues bien, por primera vez en medio siglo, hay una nueva aportación a las cinco fases del duelo, a cargo de un eminente ministro chileno: entre la ira y la negociación, la chufla: el coronavirus es un pedazo de pan.

Pero ¿y si Mañalich tiene razón? ¿Y si el virus va a acabar haciendo más bien que mal? Como una de esas películas de invasiones extraterrestres en las que uno desconfía de ellos al principio, pero luego resulta que son unos tíos cojonudos. Piénsenlo.

Mensaje a Diana, alienígena de ‘V’: “Perdona, Diana, te juzgamos mal. Como te vimos comerte una rata a escondidas, y que bajo tu piel de apariencia humana se escondía una terrorífica lagarta, pensábamos que eras una alienígena mala. Pero Jaime Mañalich nos ha dicho que te hemos prejuzgado, que te creces en las distancias cortas, que eres el alma de las fiestas, un ser de luz. Perdona, Diana. Toma un poco de coronavirus del bueno en señal de amor”.

Gracias a Jaime Mañalich, pronto mataremos al coronavirus… de risa.

Yo soy Jaime Mañalich, y usted no lo es. Bienvenidos a los diarios de la pandemia.