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Día 32. Quique San Francisco y las mascarillas que humillan a Cataluña
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Carlos Prieto

Diario de la pandemia

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Día 32. Quique San Francisco y las mascarillas que humillan a Cataluña

El coronavirus ha traído la fase churrigueresca del tertulianismo: el bocachanclismo como medida de todas las cosas. Olvídese usted de estar tranquilo: alguien le va a taladrar el cerebro

Foto: Campesino con mascarilla casera. (EFE)
Campesino con mascarilla casera. (EFE)

Hola amigos. Yo soy Beatriz San Francisco (Quique Talegón para los amigos), y usted no lo es.

Algunas tradiciones asocian cuarentena y aislamiento a clausura y recogimiento. Pero el confinamiento español por coronavirus no ha traído introspección y silencio, sino sobreactuación y vocerío. También refuerzo de los prejuicios ideológicos. Lo que ya existía... a un volumen cuatro veces más alto.

Hay gente a la que no le está sentando bien el encierro. Personas que ya estaban un poco pasadas de rosca... ¡están más pasadas de rosca que nunca! Quizá no sea una sorpresa, más extraño es que sean los reyes de la fiesta (de la opinión pública). A virus revuelto, ganancia de charlatanes. Es la liga del bocachanclismo.

Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

Piquitos de oro

Se dice que el coronavirus va a cambiar el mundo, que nada volverá a ser como antes, que nuestras costumbres mutarán para siempre. ¿Le asustan a usted los cambios? No se preocupe, hay un lugar donde nunca cambia nada y podrá usted cobijarse: la España del tertulianismo desgarrado.

Foto: Sánchez y Boris, en una reunión de la OTAN. (Reuters) Opinión

Si mañana cayera una bomba atómica sobre España, dos cosas seguirían exactamente igual al día siguiente: 1) Beatriz Talegón acusaría al Estado español de provocar la guerra nuclear para oprimir Cataluña (aunque la bomba atómica la haya tirado Corea del Norte y arrasado todo el país por igual); 2) Quique San Francisco saldría desbarrando en la tele contra Pedro Sánchez.

En efecto, el coronavirus ha traído la fase churrigueresca del tertulianismo: el bocachanclismo como medida de todas las cosas. La edad de oro de los opinadores desaforados. ¿Han visto ustedes la videoconferencia entre Josema Yuste (el de Martes y 13) y Quique San Francisco en YouTube? Les resumo el contubernio de caricatos en estado de alarma: llamaron "psicópata" a Sánchez; dijeron que España es "una dictadura", y que la Guerra Civil la empezaron los rojos. Se agradecen estas palabras sosegadas y reconfortantes en estos momentos difíciles.

Foto: Trabajadores en Japón. (EFE) Opinión

Es el festival del a ver quién la dice más gorda. La liga de los bocazas está más reñida que nunca. Todos van con el cuchillo entre los dientes, y cuando crees que nadie puede ir más allá que Quique San Francisco, aparece Beatriz Talegón subida en una zodiac y le adelanta por la derecha.

Sí, han leído bien. Sí, a mí también se me han caído los ojos. Sí, no tiene ningún sentido. Voy a tratar de explicárselo. Resulta que el Gobierno ha enviado 1,7 millones de mascarillas a Cataluña, lo que en principio no suena mal, pero Talegón cree que es un envío trampa, y deduce lo siguiente: "1.714.000 mascarillas a Cataluña. ¿Una broma macabra? 1714 es el año de la caída de Barcelona a manos del Borbón. La Diada se celebra el 11 de septiembre a las 17:14 horas por eso".

El tuit de Talegón es un hito, un molde que vale para cualquier afrenta:

—Perdone: ¿tiene hora?

—Sí, las 10 y 26.

—¡HIJO DE PERRA! ¡A esa hora murió mi abuelo Jeremías!

Es el festival del a ver quién la dice más gorda. La liga del bocanchanclismo más reñida que nunca

¿La cajera del Carrefour le quiere cobrar 69 euros por la compra? Monta usted el pollo del siglo porque su tío Anatolio murió mientras hacía un 69 con una funambulista carioca. ¿Hacienda le reclama 2001 euros? "¡POR QUÉ ME RECUERDAN ESA MALDITA PELÍCULA DE KUBRICK QUE NO SE ENTIENDE NADA!". Y así todo. Uno nunca puede estar tranquilo, porque en cuanto baja la guardia, le arrojan un número a la cabeza

Por supuesto, en el Ministerio de Sanidad no tienen ahora mismo nada mejor que hacer que pensar en modos cabalísticos de hundir Cataluña.

—Ya están listas las 1.709.000 mascaras para Cataluña.

—Pon 5.000 más y volvemos loca a Talegón.

—Vale.

¿Qué va a ser lo siguiente? Sánchez mandando 3,1416 millones de mascarillas a la universidad e indignando a los matemáticos: "¡SE ESTÁN RIENDO DEL NÚMERO PI! ¡EL GOBIERNO NOS HUMILLA! ¡VERGÜENZA! ¡SÁNCHEZ DIMISIÓN!".

Foto: Laboratorio en Bangkok. (Reuters) Opinión

Pero lo peor no es que Talegón patine, es que el Consejero del Interior de la Generalitat, Miquel Buch, se sume a la conspiración de las mascarillas: Buch acusó al Gobierno central de "jugar con la historia de los catalanes" al "hacer referencia a una fecha nefasta". "Las casualidades no existen", dijo Buch. Gabriel Rufián criticó sus palabras en Twitter. No fue el único. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, habló de "vergüenza ajena".

Insisto: el confinamiento le está sentando mal a mucha gente. Confirmado: los bocachanclas son los nuevos reyes del mambo. Los gobiernos a rebufo de lo que digan los piquitos de oro por absurdo que sea. Ideal para una emergencia.

Y por si había alguna duda sobre el reparto de mascarillas por comunidades, aquí la explicación del número entregado a Cataluña:

Tampoco es que Talegón y San Francisco hayan estado mucho más desatinados que el opinador medio en sus predicciones sobre el coronavirus, todo hay que decirlo, pero son la versión barroco tardío de la España tertuliana.

Pues este es un poco el tono del debate público ahora mismo. Un martillazo a las neuronas. ¿Está usted intentando llevar un confinamiento introspectivo? No se moleste: alguien vendrá y el cerebro le taladrará. Es como estar en el templo Shaolin al borde del Nirvana... y que aparezcan de pronto Beatriz Talegón y Quique San Francisco a grito pelado. Los monjes se tirarían por un barranco; nosotros, también.

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Hola amigos. Yo soy Beatriz San Francisco (Quique Talegón para los amigos), y usted no lo es.