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Día 42. Cuando Sánchez e Iglesias huyan del país en helicóptero
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Carlos Prieto

Diario de la pandemia

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Día 42. Cuando Sánchez e Iglesias huyan del país en helicóptero

El ministro Ábalos insinúa que si no hemos salido con los niños a la calle es porque no hemos querido. ¿Y si el coronavirus es una simulacion y no nos hemos enterado?

Foto: Rueda de prensa del ministro Ábalos. (EFE)
Rueda de prensa del ministro Ábalos. (EFE)

Hola. Yo soy Daniel Day-Lewis, y usted no lo es. Me conocerán por mis interpretaciones. Tan intensas que me han prohibido trabajar en tres continentes: la última vez que rodé un película, gasté tanta energía mental que dejé sin luz toda California. Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

Volantazo gubernamental sobre las salidas de los niños. Cabreo ciudadano. El ministro Ábalos ha elegido una curiosa manera de quitar hierro al asunto: ha recordado que ya se podía salir con los niños, otra cosa es que no nos hubiéramos enterado: "El primer estado de alarma no prohibía que los menores salieran con sus padres, pero fue tal la conciencia que hizo que no salieran". Miles de padres se arrojaron por las ventanas al oír las palabras de Ábalos. Las redes reaccionaron con una mezcla de "lo peor es que es medio verdad", y rechifla:

Me quedo con este diálogo entre dos tuiteros:

—A ver si resulta que tampoco nos han confinado si no que no salimos por que no queremos.

—De hecho, es así. No hay estado de excepción. Lo de las multas es ilegal. Es todo una simulación.

En efecto, el coronavirus es una simulación que se nos ha ido de las manos. Yo sé lo que pasó. Dentro exclusiva mundial...

Paseos controlados de una hora, cerca de casa y con juguetes

Operación Virus

El pasado mes de enero, la OMS recomendó recrear un escenario de pandemia durante 24 horas, la operación Virus, pero en España nos salió tan bien que no pudimos parar. La gente se vino arriba. Usted se metió tanto en el papel de confinado que olvidó su verdadero yo. No se veía nada igual desde que Daniel Day-Lewis interpretó a un niño irlandés hambriento y pasó cinco años viviendo en una caja de cartón... dentro de su mansión.

Foto: Baile policial en Colombia. (EFE) Opinión

Los madrileños —que lo bautizaron como la Verbena de la Paloma del coronavirus— se entregaron al trampantojo. Las familias dejaron de ducharse. El ejército distribuyó miles de chándales entre la población.

Ferreras hizo un programa en directo de 174 horas ('business as usual').

De primeras, los políticos se sumaron gustosos al juego teatral. Todos querían hacer la mejor representación. Torra dijo que Madrid no había enviado suficientes actores profesionales a Cataluña para reforzar el paripé. Ayuso bajó los impuestos al método Stanislavski. Vox pidió expulsar a los inmigrantes de la función.

Paco —un mostoleño de 41 años al que le divertía la 'performance', pero no sé la tomaba en serio— salió a hacer 'footing' y fue linchado por una turbamulta. La policía multó a Paco por alterar el orden público.

Sánchez pidió a la gente "regresar a la antigua normalidad", pero no le hicieron caso


El simulacro entró en fase barroca, carnavalesca, pero el Gobierno fue incapaz de proporcionar pelucas y disfraces a todo el mundo.

La ultraderecha difundió el bulo de que Sánchez, pese a la escasez, guardaba en casa 50 matasuegras para uso personal. Grueso escándalo. El Gobierno protestó. Los medios montaron un drama por la libertad de expresión.

El ambiente empezó a caldearse.

Una multitud saqueó un supermercado en Cuenca en busca de sombreros de arlequín (en busca también de teles de plasma y casetes de José Luis Perales, pero eso ya por puro vicio). Fue la chispa que encendió la pradera.

Los ciudadanos olvidaron sus antiguas identidades. Negaban haber conocido otra vida que su nueva vida. Se produjo un solapamiento mental crítico entre realidad y representación. El Gobierno comenzó a inquietarse. Sánchez pidió a los españoles "regresar a la antigua normalidad", pero no le hicieron caso.

Foto: El ministro de Sanidad, Salvador Illa, observa a Santiago Abascal. (EFE) Opinión

Cuando solo España seguía con el simulacro a nivel mundial, la ONU envío a los cascos azules, pero fueron apedreados por el castizo pueblo madrileño al grito de: MADRID SERÁ LA TUMBA DEL REALISMO. El Álamo del covid-19.

En el día de hoy, la cosa se ha descontrolado: hay disturbios en 20 ciudades españolas a la voz de "que se vayan todos". El Gobierno está superado; la oposición, dividida entre pragmáticos y fabulistas; España, en llamas. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias podrían abandonar el país en helicóptero en cualquier momento.

Se habla de un Gobierno de concentración nacional actoral dirigido por Cristina Rota y Pedro Ruiz. Bajo el lema: "¡Confinados de todos los países, uníos! Show must go on". Ábalos acaricia un gatito. Miau.

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Hola. Yo soy Daniel Day-Lewis, y usted no lo es. Me conocerán por mis interpretaciones. Tan intensas que me han prohibido trabajar en tres continentes: la última vez que rodé un película, gasté tanta energía mental que dejé sin luz toda California. Bienvenidos a los diarios de la pandemia.