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Día 64. La balada del yerno de oro: "Conocí a mis suegros y todo salió mal"
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Carlos Prieto

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Día 64. La balada del yerno de oro: "Conocí a mis suegros y todo salió mal"

Un artículo del 'Financial Times' desvela la errática gestión pandémica de Donald Trump y su yerno Jared Kushner. Da mucha risa, sí, pero tiene algo que resulta levemente familiar

Foto: Ivanka Trump y Jared Kushner. (Reuters)
Ivanka Trump y Jared Kushner. (Reuters)

Hola. Soy Jared Kushner, y usted no lo es. Jared Kushner, empresario millonario, yerno y asesor de confianza del presidente de EEUU. ¿No tienen buenas referencias ni de mí ni de mi suegro? No se crean todo lo que leen en la prensa: nuestra gestión del covid-19 es un éxito. Lo sabré yo, que le digo a Donald lo que tiene que hacer.

Jared Kushner, el yerno de oro. Quien tiene un yerno de oro, tiene un tesoro.

Bienvenidos a los diarios de la pandemia.

Debacle exitosa

'Financial Times' ha sacado un artículo sobre Donald Trump y el desastre del coronavirus. Una cosita demoledora, merece la pena leerla. Solo voy a comentar un detalle sobre los momentos previos a la pandemia. Trump pasó varias semanas negando la crisis que se le venía encima. En lugar de hacer caso a las advertencias de sus científicos, escuchó a su yerno. "Jared Kushner creía que si se hacían demasiados test o se encargaban demasiados ventiladores los mercados se asustarían. Trump hizo más caso a su consejo que al de los científicos, de los que creía que siempre exageraban", cuenta una persona de confianza de Trump en el artículo.

Lo que pasó después ya lo sabemos: el covid-19 pegó fuerte en EEUU y los hospitales reventaron.

El yerno de Trump creía que si se hacían demasiados test o se encargaban demasiados ventiladores los mercados se asustarían


'Financial Times' también sugiere que Kushner purgó a uno de los principales científicos del Gobierno —Rick Bright, a cargo de la búsqueda de una vacuna para el coronavirus— por no favorecer los negocios médicos de sus amigos. Magnífico todo.

Kushner calificó luego de "gran éxito" la gestión trumpiana de la pandemia. Vale, Jared, compramos, pero siempre y cuando podamos llamar "gran éxito" a gestiones como la explosión de Chernóbil o el hundimiento de Rumasa. Es como salir a dar una vuelta a la manzana, que se te caiga un satélite en la cabeza, y calificar luego de "gran éxito" el paseo. Estamos muertos, sí, pero al menos nos ha dado el aire. Tremendo éxito.

Foto: Entrenadora personal, en las calles de Londres. (Reuters) Opinión

Pero volvamos al argumento original de Kushner para no comprar ventiladores antes del colapso: mejor no asustar a los mercados. Vaaaale. Es uno de esos razonamientos flexibles que vale para cualquier situación humana. ¿Te explota una central nuclear? Mejor no decir nada para no asustar a los mercados. ¿Sales a comprar tabaco, acabas en un fumadero de crack, vuelves a casa cinco días después y tu mujer te quiere matar?

—Cariño, no digas nada, que se desploman los mercados.

—Ah, vale. Pues te preparo una cenita y pelillos a la mar...

En defensa del yerno de oro hay que decir que TODOS SOMOS JARED KUSHNER ¿Quién no ha querido ser yerno de ensueño alguna vez y lo ha pasado mal para conseguirlo? El que esté libre de performances en casa de sus suegros, que tire la primera piedra. En efecto, ser el yerno de Donald Trump no debe ser fácil, igual que no es fácil un dolor de muelas o que te pase una tuneladora por encima. El trance de conocer a tus suegros siempre es complejo, entre cómico y traumático, pero cuando tu suegro es Donald Trump... En fin. Pongámonos en situación. Entras en su mansión de la mano de su hija y Trump comienza a medirte desde el primer minuto. Con su clásica estrategia negociadora de poli bueno/poli loco: primero te dice que eres el yerno ideal, y cuando ya te has relajado, comienza a increparte sin venir a cuento:

—¡COMO LE PONGAS LA MANO A MI HIJA ENCIMA TE MATO!

—¡Pero Donald!

—¡ERES BASURA! ¡UN DELINCUENTAZO!

—(Aterrorizado). Bueno, yo me voy...

—(Donald con voz de falsete) Que nooooo, que era broma, que eres el yerno de oro.

—Ah...

—¿Un chupito de lejía?

—¿Cómo?

Le explota a uno la cabeza solo de pensarlo.

Viendo cómo evolucionó la relación entre Trump y su yerno, más nos valdría que Kushner hubiera dicho tras su primera cita: "Conocí a mi suegro y todo salió mal". Pero no, todo salió bien, y ahora Kushner susurra disparates al oído del presidente del mundo libre, que por otro lado, se basta y se sobra para disparatarse sin ayuda de terceros.

Foto: (Reuters)


Dicho lo cual. Si bien EEUU no estaba preparado cuando llegó el momento, tampoco Europa. Puede que Trump hiciera caso a su yerno con los ventiladores, pero lo de la UE no fue menos humillante: el 31 de enero, un día después de que la OMS declara el covid-19 emergencia internacional, el Comité de Seguridad de Sanitaria de la UE preguntó a 31 países si disponían de suficientes equipos de protección individual. Solo cuatro gobiernos admitieron problemas en caso de emergencia (España no estuvo entre ellos). En otras palabras: lo de Trump es un 'remake' grotesco de lo nuestro y de lo de los demás, pero 'remake' al fin y al cabo. Si lo nuestro es una tragicomedia, lo de EEUU es una ópera bufa.

En efecto, además del músculo sanitario de cada cual, lo que marca la diferencia es la ridiculez de Trump. ¿Cómo vamos a reaccionar a un presidente que dice (aunque sea en broma) que el covid-19 se cura bebiendo lejía? Lo malo es cuando la risa solo sirve para sentirnos mejor, bajar la guardia, colocar el nivel de exigencia por los suelos y caer en la complacencia. O el viejo truco de compararte/rodearte de idiotas para parecer más listo. 'El País' tituló así una entrevista con la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Ribera: "España está en la gama alta de éxito, otros han recomendado beber lejía". Ah, vale, estupendo, me quedo mucho más tranquilo. Se lo traduzco: cualquier gestión que haga el Gobierno sobre el covid-19 será un éxito siempre y cuando Pedro Sánchez no nos dé disolvente para merendar. Gracias, presidente, todo un detalle, lo tendré en cuenta la próxima vez que me acusen de algo:

—Sí, señoría, hundí una empresa y me fugué con la pasta a las Islas Caimancito, pero al menos no di aguarrás a mis empleados.

—Queda usted absuelto.

—¡Yupi!

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Hola. Soy Jared Kushner, y usted no lo es. Jared Kushner, empresario millonario, yerno y asesor de confianza del presidente de EEUU. ¿No tienen buenas referencias ni de mí ni de mi suegro? No se crean todo lo que leen en la prensa: nuestra gestión del covid-19 es un éxito. Lo sabré yo, que le digo a Donald lo que tiene que hacer.