El Rey elige a Audi sobre BMW para su Copa Náutica

Lunes, 30 de julio. Juan Carlos de Borbón llega al Real Club Náutico de Palma a bordo de un Audi –en más de una ocasión se le ha hecho entrega en Marivent del último modelo de la marca–. A continuación, Felipe de Borbón desembarca de un BMW. Coinciden en las instalaciones con la Reina, Letizia Ortiz y Leonor, pero las circunstancias familiares quedan hoy postergadas ante las automovilísticas. Mallorca ha sido testigo de una regata entre los dos gigantes alemanes del motor, deseosos de aprovechar el rebufo publicitario de la Copa del Rey que se disputa esta semana.

Desde tiempo inmemorial –o, si hacemos memoria, durante 21 años–, el patrocinador de la competición de vela fue la perfumería Agua Brava. Los hermanos Puig ejercían un control absoluto sobre la competición, ante el malestar no exteriorizado de los rectores del club que albergaba las regatas. El desenganche perfumista se produjo a medias en la pasada edición. Con tal motivo, la esponsorización recayó en la firma mallorquina Camper, cuya cuna campestre queda patente si se pone el acento en la primera sílaba. La empresa de calzado de Lorenzo Fluxá, hermano y socio del Miguel Fluxá del imperio Iberostar, ha alcanzado una difusión planetaria, que la ha puesto a los pies del presidente de China, o como objeto fetiche de series televisivas norteamericanas de culto. Un patrocinio irreprochable, que en la actual edición estaba destinado a compatibilizarse con una firma automovilística.

Si esta crónica viniera fechada el pasado mes de enero, anunciaría que la Copa del Rey iba a realizarse bajo los auspicios conjuntos de Camper y de BMW. Por otra parte, la estabilidad del patrocinador automovilístico venía avalada por un contrato que no sólo contemplaba este año, sino también 2008 y 2009. Se trabajaba a largo plazo, y nada permitía prever la colisión de trenes. O de coche de lujo, más bien. Dentro de la competición mallorquina, la clase Transpac 52 constituye una variante de la Fórmula 1 del mar, también por el elevado monto de las cantidades en juego. El 'Bribón' de Don Juan Carlos pertenece inevitablemente a esta aristocracia de las aguas. La firma que actúa como esponsor de la refinada categoría es Audi.

Los portavoces de BMW en España admitieron la tirantez de la situación creada. Anotando el desenlace antes de explicar el camino que llevó a él, en el margen superior derecha de la papelería de la Copa del Rey aparecen hoy dos marcas, Camper y Audi. Los rivales de la segunda fueron invitados amablemente a desistir de sus intenciones patronímicas. Según fuentes tan próximos a lo ocurrido que casi se queman, La Zarzuela acogió una reunión entre la Casa del Rey y el fabricante desaparecido, para abordar el 'impasse' automovilístico con repercusiones náuticas. Los representantes del gigante alemán que renunció a sus derechos no confirmaron ni desmintieron esta cita en las cumbres más elevadas.

Aunque los caminos para llegar a un mismo resultado son infinitos –según un sabio chino de cuyo nombre les dispensamos–, la navaja de Occam obliga a decantarse por las soluciones más sencillas a los problemas complejos. Ayer mismo, el Rey pilotaba su Audi. Al mismo tiempo, declaraba a sus íntimos que se encuentra algo mayor para el feroz régimen de competición que impone una regata. Desde el Real Club Náutico, y siempre en lenguaje tangencial, se le aconsejó que se distanciara de las cuestiones promocionales.