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Las crisis del PP balear son para el verano
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Las crisis del PP balear son para el verano

Jaime Matas amontona en su biografía una serie de circunstancias curiosas. Por ejemplo, es uno de los poquísimos presidentes autonómicos que repitió en el cargo tras

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Las crisis del PP balear son para el verano

Jaime Matas amontona en su biografía una serie de circunstancias curiosas. Por ejemplo, es uno de los poquísimos presidentes autonómicos que repitió en el cargo tras haberlo perdido –para su desgracia, el otro es Francesc Antich, que viene de desbancarlo por segunda vez de la presidencia de Baleares–. También debe ser de los pocos políticos que ha desperdiciado tres mayorías absolutas –dos en el Govern regional, y la segunda legislatura aznarista que abandonó para reconquistar Baleares–. Matas ha sido también el único ministro de Medio Ambiente de la historia de España –los restantes titulares de esta cartera han sido ministras–.

En un aspecto menos glorioso, ha sido el único ministro cuya imputación fue solicitada simultáneamente por dos casos de corrupción ante el Supremo –una peripecia saldada felizmente por el entonces fiscal general, Jesús Cardenal–. A la hora de la jubilación aparente, este abigarrado historial debía verse rematado por un dato a su altura. En efecto, a partir del 3 de septiembre, Matas será el primer presidente autonómico del PP que tiene fijada su residencia en Estados Unidos.

Cabe imaginar que los miles de kilómetros de distancia suponen un impedimento sustancial para ejercer las labores presidenciales. De ahí que, antes de salir en estampida entre la perplejidad de sus correligionarios, Matas haya tenido la delicadeza de delegar el poder en su ex vicepresidenta, Rosa Estarás. La ‘digitada’ gobierna con el abstruso entorchado de coordinadora y compartiendo honores con el secretario general, José María Rodríguez. Este ex conseller adquirió notoriedad nacional después de avisar al alcalde de Andratx de su inminente detención, en una conversación en la que sostuvo que sólo le había dicho "que era lunes y que estaba en mi despacho".

El tránsito de Matas hacia su adjunta debía cursar en medio del sopor agosteño, pero la pérdida en las últimas elecciones de todos los poderes de entidad –la capital Palma, las islas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, además del Govern Balear– han desatado la carrera por una presidencia en condiciones. Los innumerables participantes tienen en la cabeza el congreso extraordinario que Génova considera anatema, aunque no lo hacen explícito por guardar las formas.

Lo más llamativo de la crisis del PP regional no reside en su estallido en mitad de la canícula, sino en la lista interminable de candidatos –se dan hasta una docena de nombres y no hay ningún político de cierto relumbrón regional que rechazara, por si acaso, su inclusión entre los aspirantes–. Omitimos la relación, porque no dejaría espacio para otras consideraciones y porque sus integrantes han de ganarse todavía la relevancia estatal. Respecto a la en apariencia injustificable presencia de esta crónica en una sección veraniega, recuerden que el cisma se produce con Acebes descansando en Mallorca. El secretario general de los populares es amigo personal de Simón Pedro Barceló, copresidente del grupo turístico que lleva su apellido.

El representante de Génova inició sus vacaciones con una reunión en la sede del PP, que ha sido abiertamente desafiada por quienes se postulan o se dejan postular como líderes regionales. El cisma no tiene la importancia del desafío de Gallardón, pero ahonda en las turbulencias que afectan al mayor partido de la derecha. Y mientras tanto, la ministra Magdalena Álvarez viaja a Mallorca para fotografiarse junto al Rey en una entrega de trofeos. Incomprensiblemente, no se registró ningún apagón. En la lejanía no tenemos cercanías.

Jaime Matas amontona en su biografía una serie de circunstancias curiosas. Por ejemplo, es uno de los poquísimos presidentes autonómicos que repitió en el cargo tras haberlo perdido –para su desgracia, el otro es Francesc Antich, que viene de desbancarlo por segunda vez de la presidencia de Baleares–. También debe ser de los pocos políticos que ha desperdiciado tres mayorías absolutas –dos en el Govern regional, y la segunda legislatura aznarista que abandonó para reconquistar Baleares–. Matas ha sido también el único ministro de Medio Ambiente de la historia de España –los restantes titulares de esta cartera han sido ministras–.