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Letizia desafía a Carla Bruni
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Letizia desafía a Carla Bruni

Tiembla, 'cara' Carla. Al sur de los Pirineos te ha surgido una rival, con dos apariciones deslumbrantes en Mallorca en días casi consecutivos. Tu primer esposo

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Letizia desafía a Carla Bruni

Tiembla, 'cara' Carla. Al sur de los Pirineos te ha surgido una rival, con dos apariciones deslumbrantes en Mallorca en días casi consecutivos. Tu primer esposo –no necesariamente el último- tuvo que inventarse una Unión del Mediterráneo, pisoteando los espíritus de Barcelona y Zapatero, para neutralizar el impacto del lanzamiento de tu tercer disco, pletórico de amantes. A Letizia Ortiz, porque de ella se trata, le ha bastado con un vestido espectacular y unos tacones que sólo puede calzarse quien disponga de una licencia de vuelo para arrinconarte en el desván de nuestras diosas. La mujer que te desafía no podría desfilar en la pasarela, por incumplir el índice de masa corporal de Cibeles, pero te está desbancando en las portadas. Y ni siquiera estamos apelando al patriotismo.

En Mallorca, la Princesa de Asturias había ingresado en el panteón de personajes a quienes miramos sin verlos. Este verano ha sido redescubierta. Segura de sí misma, pisa fuerte. Qué se hizo de aquella mujer apocada, siempre inmersa a destiempo en los protocolos exhaustivos de una Familia Real, o marcada por tragedias íntimas. Cada parapsicólogo aportará una teoría propia, pero aquí sólo tiene cabida la nuestra. La aparición de una cometa llamada Carla Bruni en el firmamento de las monarquías europeas –¿alguien conoce un país más 'royaliste' que Francia?– ha enardecido a Letizia Ortiz. Centraremos nuestro análisis en la imagen que ha brindado esta semana en los pantalanes del Club Náutico de Palma, con motivo de la primera regata de la Copa del Rey. En primer lugar, destacaremos la perfecta conjunción matrimonial en grises y blancos. El palacete particular de Felipe de Borbón y señora en el complejo de Marivent debe contar con un vestidor compartido, donde se fraguó esta complicidad en el atuendo.

Carla Bruni está lejos de conseguir esa simbiosis en el atuendo con Sarkozy, que siempre parece que viene de sudar. Y Letizia Ortiz ha concebido su nueva imagen sin apabullar. Frente a la estética 'radical chic' que Tom Wolfe denunció en las élites neoyorquinas, ella impone el 'laboral chic'. Dejamos a los expertos el análisis de tejidos y cretonas, para centrarnos en los accesorios. La foto oficial de este verano muestra a los príncipes coronados con gafas de sol de impacto, preparadas para resistir una descarga de plutonio. Ella carga con 'Ray-Ban', él con un reloj que sólo costaría menos de mil euros si fuera una impensable imitación. Y aquí es donde por fuerza debe brotar la misión apologética de un cronista veraniego. La encomiable empresa de derrotar a la Bruni no debe derivar en un exhibicionismo de marcas. De hecho, Ray-Ban y Rolex –objetos de impecable factura, por otra parte– se convirtieron en asunto de Estado para el presidente francés, que se vio obligado a moderar su uso para no ofrecer una efigie faraónica a sus conciudadanos.

Si a pesar de este alegato hay lectores que siguen prefiriendo a Bruni sobre Ortiz, recordaremos que Sarkozy cimentó una solidaridad de ministros del Interior con Ángel Acebes, que veranea en Mallorca gracias a sus excelente relaciones con la saga hotelera Barceló. Estos vínculos debían consolidarse en una visita del presidente francés a Mallorca, pero se interpuso la austeridad. Y ahora, la necesidad de soslayar un encuentro entre las dos princesas, que la cantante hará bien en rehuir ante los renovados ímpetus de Letizia. Alguien alegará que, al igual que Obama, la esposa de Felipe de Borbón vende antes estilo que ideología, pero ya tuvo oportunidad de hacer lo contrario antes de ser princesa. Si la dejaran hablar, noquearía a Carla Bruni. Y no me repliquen que Letizia Ortiz es una extraña en La Zarzuela o Marivent. La Bruni ni siquiera tiene la nacionalidad francesa, y co preside ese país.

Tiembla, 'cara' Carla. Al sur de los Pirineos te ha surgido una rival, con dos apariciones deslumbrantes en Mallorca en días casi consecutivos. Tu primer esposo –no necesariamente el último- tuvo que inventarse una Unión del Mediterráneo, pisoteando los espíritus de Barcelona y Zapatero, para neutralizar el impacto del lanzamiento de tu tercer disco, pletórico de amantes. A Letizia Ortiz, porque de ella se trata, le ha bastado con un vestido espectacular y unos tacones que sólo puede calzarse quien disponga de una licencia de vuelo para arrinconarte en el desván de nuestras diosas. La mujer que te desafía no podría desfilar en la pasarela, por incumplir el índice de masa corporal de Cibeles, pero te está desbancando en las portadas. Y ni siquiera estamos apelando al patriotismo.

Príncipes de Asturias Fundación Reina Sofía