Ronaldo sigue la pista de Paris Hilton en Mallorca

Cristiano Ronaldo ha disputado en Mallorca el partido más complicado de la pretemporada. Por su bien, esperemos que ningún equipo de la Liga de las estrellas contrate como defensa central a la mallorquina Nereida Gallardo, la mujer despampanante que desmantela el potencial atacante del fichaje más caro de la historia, al recordarle sin contemplaciones su historia de amor compartida. Dado que el partido se disputaba en el extranjero, habrá que empezar por describir el estadio. El Mood Beach está situado junto a la playa de Portals, que no debe confundirse con Puerto Portals, situada un centenar de metros más cerca de Palma. De nuevo, los acontecimientos del verano se empeñan en transcurrir en las proximidades de Marivent. El local nocturtno está en funcionamiento desde hace dos años, y el futbolista era el invitado especial de la fiesta de cumpleaños.

Por su estructura, Mood Beach es un 'lounge' con pretensiones. Es decir, un lugar de ambiente ibicenco con el blanco como color dominante y pretensiones de una clientela selecta, aprovechando la proximidad con el puerto deportivo. No siempre reciben con la proverbial alfombra a los nativos –hablo por propia experiencia, y soy bastante indígena aunque ustedes pensarán que ese desdén es lo menos que merezco–. La pretemporada de Cristiano Ronaldo en Mallorca demuestra que el estrés del deporte de alta competición se halla muy sobrevalorado, si puedes desaparecer un fin de semana a un mes de comenzar la Liga.

No es la primera vez que Ronaldo bis vuela a Mallorca, y siempre con una discoteca o equivalente como destino preferente. Nunca se le ha fotografiado en la capilla de Miquel Barceló de la catedral palmesana, ni en la fundación Joan Miró, seguramente porque los 'paparazzi' duermen a las horas en que el futbolista visita vestigios culturales. Su anterior llegada a la isla tuvo como destino Abraxas, otra leyenda de la música de madrugada. Y ahora viene la sorpresa, porque la atención se ha centrado en el encontronazo entre el delantero madridista y su ex, olvidando que el aventajado atleta estaba siguiendo en realidad la senda de Paris Hilton. La celebridad –o sea, mujer de profesión desconocida– se desplazó a Mallorca para promocionar una bebida espirituosa y gaseada, antes de intimar con el astro futbolístico. Durante aquella estancia, también ella visitó el Mood Beach. Para el deportista debió ser emocionalmente satisfactorio reencontrarse con la ruta seguida por su apasionada amiga en la isla, aunque para ello tuviera que enfrentarse a la mallorquina de armas tomar. Por culpa de esta intromisión, el hombre más caro del mundo tuvo que retirarse del 'lounge' a la una de la madrugada, lo cual indica que tal vez exageramos la dedicación exclusiva a su disciplina de los deportistas de élite.

Nereida ha rehecho su vida amorosa –siempre me ha encantado esta frase 'made in ¡Hola!'–, pero no por ello va a rechazar las oportunidades que ofrece '¿Dónde estás corazón?', el campeón de la televisión rosa. Se está jugando mucho más que los quince minutos de fama de Andy Warhol. A cambio, es posible que haya conseguido que el madridista no vuelva a poner el pie en la isla, y que se ausente incluso de la alineación blanca cuando su modesto equipo deba enfrentarse y caer derrotado ante el triunfal Real Mallorca en el estadio de Son Moix.

Al margen de seguir la ruta de Paris Hilton, y de ser a su vez rastreado por una arremolinada ex ávida de amor y de popularidad –indistinguibles, en casos como el que nos ocupa–, Cristiano Ronaldo estaba compitiendo en su avidez por la noche mallorquina con la estrella del Manchester United a quien siempre se le comparó, el inigualable George Best. El 'quinto Beatle', como era conocido, disfrutó en abundancia de la noche mallorquina en  la década de los setenta y los setenta. En las fotografías de aquellos tiempos exhibe la misma mirada chispeante que Ronaldo en la actualidad. Y ninguna Nereida lo hubiera apartado de su camino.