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Los hermanos March aguantan bien el estrés
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Matías Vallés

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Los hermanos March aguantan bien el estrés

Al igual que ya ocurriera repetidamente a mediados del pasado siglo, el apellido March inequívocamente mallorquín ha vuelto a protagonizar noticias jubilosas en el Financial Times,

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Los hermanos March aguantan bien el estrés

Al igual que ya ocurriera repetidamente a mediados del pasado siglo, el apellido March inequívocamente mallorquín ha vuelto a protagonizar noticias jubilosas en el Financial Times, el Times a secas o el Wall Street Journal. Banca March, el buque insignia del imperio, superó el 'stress test' con mejores notas que los gigantes de las finanzas europeas. Puede hablarse de resurrección, porque la entidad atravesó tribulaciones y debió regenerarse en los noventa antes de triunfar. Con la gloria continental vuelven los tiempos en que Juan March Ordinas conseguía una carta de recomendación de Winston Churchill, que lo definía como un hombre muy peligroso pero imprescindible para los intereses de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. De ahí que le canalizaran milllones de pesetas para que pagara al círculo de generales próximos a Franco, de modo que no se alinearan militarmente con Hitler.

Cuando se habla de discreción, el referente ineludible son los hermanos Juan y Carlos March Delgado, nietos del patriarca por la línea empresarial -la rama bohemia encarnada hoy por Manolo March Cencillo y por Marita March de Fierro está considerada como un cuerpo extraño-. Los hermanísimos llevan medio siglo empuñando las riendas del imperio, sin una sola colisión que haya trascendido a la prensa. Si paseara usted por Mallorca con sendas fotografías de los banqueros, el 99 por ciento de los ciudadanos no los reconocerían.

Lejos quedaron los tiempos en que el apellido March no podía mencionarse ni para bien, a riesgo de provocar un estremecimiento. La indiferencia actual refuerza su secretismo. Por supuesto, nadie ignora que Carlos es más madrileño y Juan es más mallorquín, que el primero es más visceral -queda para la historia su aventura política fallida con el Partido Reformista Democrático de Miquel Roca en 1986-, y el segundo más levantino. O que se turnaban los meses de julio y agosto para no coincidir en la enorme finca de s'Avall, la más grande del litoral de Mallorca, con kilómetros de playa junto al Trenc donde su madre Carmen Delgado de March colocaba carteles de "Prohibido hacer nudismo" sin demasiado resultado.

El PP gobernó Balears durante décadas, gracias a la gestión directa de los hermanos March. En la caja fuerte madrileña de la Banca March se guardaba el pacto primigenio de los populares con Unió Mallorquina -un 'memento' para la decapitada Maria Antònia Munar- que llevó en 1982 al poder al histórico Gabriel Cañellas, en detrimento de Félix Pons, recientemente fallecido. Sin embargo, y en la estela de su abuelo, no debe sobreentenderse esa posición como un alineamiento con la derecha conservadora. No vamos a aclarar cuál de los dos le dijo a Felipe González, con motivo de un adelantamiento de las elecciones: "Supongo que no piensas perderlas".

Su estilo fraternal ha sido imitado por los hermanos de otras sagas españolas, del mismo modo que ellos admiraron el funcionamiento de los Schmidheiny suizos. Además, no se llega gratuitamente a la cúpula europea. Han promocionado una aristocracia intelectual y financiera, de ahí su obsesión por contratar a abogados del Estado, aunque debiera entibiarlos el hecho de que Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal ingresaran en tan ilustre cuerpo.

El abuelo escribía una carta a sus compañeros de tiempos escolares para comunicarles "que he ganado mis primeros mil millones de pesetas", que no serían los últimos. Cuando hoy se encuentre usted a un Carlos March en la presidencia de la Banca March y a un Carlos March en la vicepresidencia, no se trata de un errior. El vicepresidente Carlos March de Lastra es hijo del presidente y pertenece a la cuarta generación de la familia. Enhorabuena por el éxito, pero recordemos la frase legendaria de Juan March Delgado cuando se asomó al balcón de la zona mallorquina de Santa Ponça perteneciente a una hermana de Rato: "Esto es Bombay".

Un perfecto resumen de la Mallorca actual.

Al igual que ya ocurriera repetidamente a mediados del pasado siglo, el apellido March inequívocamente mallorquín ha vuelto a protagonizar noticias jubilosas en el Financial Times, el Times a secas o el Wall Street Journal. Banca March, el buque insignia del imperio, superó el 'stress test' con mejores notas que los gigantes de las finanzas europeas. Puede hablarse de resurrección, porque la entidad atravesó tribulaciones y debió regenerarse en los noventa antes de triunfar. Con la gloria continental vuelven los tiempos en que Juan March Ordinas conseguía una carta de recomendación de Winston Churchill, que lo definía como un hombre muy peligroso pero imprescindible para los intereses de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial. De ahí que le canalizaran milllones de pesetas para que pagara al círculo de generales próximos a Franco, de modo que no se alinearan militarmente con Hitler.