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José Luis Núñez, condenado en Barcelona y denunciante en Mallorca
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Matías Vallés

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José Luis Núñez, condenado en Barcelona y denunciante en Mallorca

Llamamos patriota a quien paga impuestos, no a quien se inflama con manifiestos esenciales o pomposas evocaciones históricas. Por tanto, el expresidente barcelonista José Luis Núñez


Llamamos patriota a quien paga impuestos, no a quien se inflama con manifiestos esenciales o pomposas evocaciones históricas. Por tanto, el expresidente barcelonista José Luis Núñez es un mal patriota, que deberá resarcir a Hacienda con millones de euros no declarados, aunque podamos aceptar que al constructor le preocupen más los seis años de cárcel que le ha impuesto la Audiencia de Barcelona por soborno y falsedad documental. Sin embargo, no toda España sabe que el empresario condenado por corrupción firma, precisamente, una de las denuncias por corrupción más importantes de la historia de Mallorca, la que causó la disolución de Unió Mallorquina y una alteración irreversible del mapa político de Baleares.

El creador del nuñismo podrá cavilar sobre su condición bifronte en el paraje más privilegiado de la costa mallorquina. Desde tiempo inmemorial, Núñez y su esposa han disfrutado del hotel Formentor, una auténtica enciclopedia de celebridades con capítulos dedicados a Gary Cooper, Charles Chaplin, Churchill o Grace de Mónaco.

El exdirigente barcelonista ha vivido desde el banquillo de los acusados el éxito de sus tesis en el escándalo de corrupción de Can Domenge, que así se denomina la parcela palmesana que el Consell de Mallorca –equivalente a las malhadadas diputaciones– pretendía enajenar con unas condiciones curiosas. A partir de una determinada cantidad, supuestamente pactada con el agraciado de antemano por una institución en manos de la fenecida Unió Mallorquina, el precio perdía su condición de factor determinante.

Con esta treta, se colocaba el inmueble por la mitad de su precio de mercado, y se podía manejar factores arbitrarios para que, por arte de birlibirloque, la beneficiada fuera Sacresa, que figura en la larga lista de cadáveres inmobiliarios de la CAM. El empresario Román Sanahuja ha colaborado con la justicia para desentrañar la maniobra, en la que no faltaba Jean Nouvel como el arquitecto estrella que debía urbanizar la parcela situada en los arrabales de Palma. Según la vertiente más novelesca del tráfico de influencias y de euros, los cuatro millones del presunto soborno fueron abonados a un político de Unió Mallorquina en el yate 'Cap de Quers', propiedad de la saga de constructores investigados.

Setecientos millones en bolsas de plástico

Siempre con las presunciones de una investigación judicial, la comisión fraudulenta de casi setecientos millones de pesetas habría sido abonada en bolsas de plástico. De confirmarse, este dato merecería mayor repudio penal que el conjunto de la trama. No podemos rebajar la afamada corrupción autóctona al nivel deplorable de los mafiosos rusos, que extraen de bolsas de grandes almacenes los fajos con los que abonan sus dispendios sin límite. Por lo menos, cabe exigir que los contenedores del intercambio monetario correspondan a un material no contaminante.

Núñez empezó por lanzar el órdago de una oferta por el doble del precio considerado límite, y a continuación denunció por prevaricación y delitos concomitantes. La cúpula en pleno de UM se halla imputada por este caso –y por otra media docena de supuestos expolios–, a falta de saber si se materializará la acusación de soborno.

Siempre bullidor y litigante, Núñez también recurrió a los abogados para defender frente al ayuntamiento de Palma sus derechos en uno de los solares privilegiados de la fachada marítima de la ciudad. Sólo John Le Carré podría penetrar en el alma de quien se convierte en paladín del combate a las artes corruptas, en las que se verá envuelto y condenado simultáneamente. En cuanto a la fenecida Unió Mallorquina, es el partido que tanto irritaba a la derecha cuando pactaba con la izquierda, porque el concurso de Can Domenge fue aprobado dócilmente por 16 consejeros  silentes del PP, también denunciados en su día por el intrépido Núñez.


Llamamos patriota a quien paga impuestos, no a quien se inflama con manifiestos esenciales o pomposas evocaciones históricas. Por tanto, el expresidente barcelonista José Luis Núñez es un mal patriota, que deberá resarcir a Hacienda con millones de euros no declarados, aunque podamos aceptar que al constructor le preocupen más los seis años de cárcel que le ha impuesto la Audiencia de Barcelona por soborno y falsedad documental. Sin embargo, no toda España sabe que el empresario condenado por corrupción firma, precisamente, una de las denuncias por corrupción más importantes de la historia de Mallorca, la que causó la disolución de Unió Mallorquina y una alteración irreversible del mapa político de Baleares.