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La deficiente estabilidad del Rey: ya se le toman más radiografías que fotografías
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Matías Vallés

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La deficiente estabilidad del Rey: ya se le toman más radiografías que fotografías

A lo largo del último año, el Rey ha acaparado más portadas por su salud que por su desempeño de la magistratura estatal. Se le tomaban

="" />A lo largo del último año, el Rey ha acaparado más portadas por su salud que por su desempeño de la magistratura estatal. Se le tomaban más radiografías que fotografías. Juan Carlos de Borbón recriminó a los periodistas la fijación con sus avatares médicos. Desde que en mayo de 2010 fuera operado de un pulmón en Barcelona –ocasionando una herida en el orgullo de Madrid, de cicatrización más costosa que el tejido pulmonar–, la audiencia escarmentada sospechó que se le ocultaban detalles de aquella intervención quirúrgica.

El equipo médico reconoció que el azar había jugado a favor del monarca, porque las probabilidades apuntaban a una lesión maligna. Curiosamente, mientras la atención se desviaba hacia el tronco, la preocupación de La Zarzuela se centraba en las extremidades del jefe de Estado. La edad, las secuelas de una intensa actividad deportiva y los factores hereditarios habían mermado la movilidad del soberano.

La preocupación de La Zarzuela no se ceñía a los problemas de salud derivados de las articulaciones dañadas, sino que se extrapolaba a la imagen de un Jefe del Estado que debería garantizar la postura erguida y evitar la utilización de refuerzos para garantizar su verticalidad. "El Rey se cae" era una expresión literal, sin trasfondo político.

Aunque el monarca había enfocado su acreditado instinto a tomar del brazo a sus acompañantes, enmascarando el sostén físico como un gesto de confianza. Llegado el momento de colocarse frente a las cámaras, Don Juan Carlos se desprendía de la muleta humana y posaba con su habitual sangre fría. La preocupación subsistía, y la reciente operación de rodilla estaba encaminada a garantizar que el paciente pudiera recuperar su autonomía. Al margen de estas cuestiones estructurales, desde el palacio se insistía en que "el Rey está como un roble".

Consciente del impacto de sus vacaciones y del efecto de proximidad que suscitan, el monarca prodigó la semana pasada en Mallorca las comparecencias sin sus muletas aerodinámicas, con el resultado de que se presentó a la cena de despedida con una bota ortopédica en su pie izquierdo, a causa de una tendinitis. La conclusión de quienes han visto desplazarse al jefe de Estado es que la convalecencia no ha terminado. Peligra la estabilidad del Rey, una vez más de modo literal.

Los riesgos de unas vacaciones compartidas con la familia

El mantenimiento de la verticalidad sigue vigente como criterio de fuerza para la continuidad. Juan Carlos de Borbón conoce la incertidumbre del deportista que se recupera de una complicada lesión. Su estado se complica tanto como el Estado. Es un buen momento para recordar los tiempos en que el entonces príncipe se desplazaba por las calles de Palma de Mallorca a bordo de un Seat 600. En una ocasión concreta le acompañaba su cuñado Constantino de Grecia. Se dirigían al cine, una estampa hoy impensable, para ver una película de James Bond.

El Rey afronta en solitario la mayoría de pruebas sobre su estabilidad, porque prácticamente nunca coincide con la Reina. Según las encuestas sobre el impacto de los miembros de la Familia Real, la imagen más cercana a los ciudadanos corresponde a Doña Sofía. La soledad del jefe de Estado impide que sea eclipsado por sus familiares más visibles. Además, los psicólogos advierten sobre los riesgos de las vacaciones compartidas para la estabilidad de las parejas.

La convivencia durante unas semanas en Marivent, con la presión añadida de los compromisos oficiales, acumula el potencial destructor suficiente para dar al traste con un matrimonio solvente. Curiosamente, la preocupación por la estabilidad anatómica de Juan Carlos de Borbón ha coincidido con unas vacaciones mallorquinas en las que ha demostrado el renacer de su control jerárquico sobre la Familia Real. Hasta Letizia y Cristina disimulan su enfrentamiento en aras de la sostenibilidad.

="" />A lo largo del último año, el Rey ha acaparado más portadas por su salud que por su desempeño de la magistratura estatal. Se le tomaban más radiografías que fotografías. Juan Carlos de Borbón recriminó a los periodistas la fijación con sus avatares médicos. Desde que en mayo de 2010 fuera operado de un pulmón en Barcelona –ocasionando una herida en el orgullo de Madrid, de cicatrización más costosa que el tejido pulmonar–, la audiencia escarmentada sospechó que se le ocultaban detalles de aquella intervención quirúrgica.