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Sin pistas del último antentado de la banda terrorista ETA en Mallorca
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Matías Vallés

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Sin pistas del último antentado de la banda terrorista ETA en Mallorca

La apreciable gestión de Rubalcaba en Interior ha dejado a ETA al borde de la extinción –cedo a mis amables escoliastas su balance sin duda sentido

La apreciable gestión de Rubalcaba en Interior ha dejado a ETA al borde de la extinción –cedo a mis amables escoliastas su balance sin duda sentido sobre el 'caso Faisán'–. Extrañamente , porque no es una geografía de frecuentes acometidas etarras, el último atentado organizado por la banda con víctimas mortales tuvo lugar en Mallorca en plena temporada estival. Sorprende por su crueldad, dado que se cobró dos vidas humanas. También por su cadencia, pues se vio acompañado una semana después por una cadena de explosiones en los cuartos de baño de distintos establecimientos de restauración. Y sobre todo, asombra que dos años más tarde no se disponga de la menor pista concreta sobre los autores materiales. Desde aquel julio de 2009 se ha descabezado en repetidas ocasiones la cúpula etarra, por no hablar de la numerosa documentación intervenida. Sin embargo, no se sabe cómo pudo desplazarse y salir de Mallorca sin ser interceptado el comando que cometió los asesinatos.

Si una isla funciona habitualmente como una jaula que disuade a los terroristas –aunque fue en Palma donde el Rey estuvo en la mira telescópica de un fusil etarra–, la seguridad se refuerza en el verano mallorquín con la llegada de un millar de efectivos policiales, cuyo objetivo es la seguridad de la Familia Real. Por si todo esto fuera poco, a finales de julio de 2009 se había celebrado en Palma –en el mismo palacio de La Almudaina donde el jefe del Estado impartió la semana pasada su doctrina contra las "batallitas" políticas– un consejo de ministros, de nuevo con el despliegue consiguiente. Entre la visita del Ejecutivo de Zapatero en pleno y la llegada de la Familia Real, ETA mata a dos guardias civiles. Una semana después, se registra la cadena de explosiones en locales concurridos. Mallorca es una isla poco dotada para la histeria, pero en aquellas fechas estuvo al borde de su punto de ebullición.

El Ministerio del Interior ha investigado en profundidad un atentado que se sale de la norma, y que acabó con la vida del mallorquín Diego Salvá –que acababa de reincorporarse a la Guardia Civil tras un grave accidente de tráfico– y de Carlos Sáenz de Tejada. Adjuntamos la hipótesis más plausible, a falta de concretar los rostros de los asesinos. El comando habría llegado a Mallorca directamente desde Francia, sin seguir ninguna de las rutas habituales en suelo español. Si la condición insular dificulta la huida, el cosmopolitismo permite pasar desapercibido con mayor facilidad. La operación, sustanciada en la colocación de una bomba en los bajos de un todoterreno de la Benemérita, fue ordenada directamente por la cúpula etarra, sin ninguna intermediación jerárquica. En cuanto al 'modus operandi', se cree que los terroristas utilizaron temporizadores que les permiten programar un explosivo hasta con un año de anticipación. Esta precaución les permitió abandonar la isla antes del primer estallido, o antes de la secuencia de bombas en los locales de restauración. Incluso sería posible imaginar que en algún otro local quedó una bolsa sin explosionar.

A lo largo de los dos últimos años, a cada detención de un comando se le adjuntaba la coletilla de que "probablemente participó en los atentados de Mallorca". La hipótesis ha sido desmentida sistemáticamente, así como las identificaciones efectuadas en la isla de presuntos terroristas. La llegada a Mallorca no tuvo que producirse forzosamente por avión. En el atentado contra el Rey que ETA había programado en 1995 –antes de que el comando fuera detenido por órdenes del juez Garzón–, los terroristas llegaron al puerto septentrional de Alcúdia desde el sur de Francia, en un barco llamado `'La belle poule'. Incluso pusieron la embarcación a la venta en Mallorca, donde recibió la visita de Mario Conde con vistas a una hipotética adquisición.