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Xisca Nadal, ha nacido otra estrella
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Matías Vallés

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Xisca Nadal, ha nacido otra estrella

Tiembla, Sara Carbonero, porque Letizia Ortiz ha dejado de ser tu única rival. Si España dispone de un icono deportivo por encima de Casillas, se trata

Tiembla, Sara Carbonero, porque Letizia Ortiz ha dejado de ser tu única rival. Si España dispone de un icono deportivo por encima de Casillas, se trata sin duda de Rafael Nadal, proclamado unas de las cien personas más influyentes del planeta por la revista 'Time'. Durante dos días, el tenista que se siente más español que mallorquín –es una pregunta aséptica que plantea el Centro de Investigaciones Sociológicas– ha incorporado seguidores a su cuenta Twitter al ritmo de una cada segundo. Al liderazgo mediático, cimentado por diez victorias en torneos del Grand Slam, le faltaba un rostro femenino que acompañara al ídolo. La también mallorquina Xisca Perelló era la novia oficial del tenista, pero su discreción dificultaba el espaldarazo que la catapultara a la fama. Ya lo ha conseguido. Las regatas de la Copa del Rey la han consagrado con más fuerza que su presencia en los palcos tenísticos. Ha trabajado como relaciones públicas en el 'stand' de Mapfre, una de las marcas vinculadas comercialmente al campeón. Ha nacido otra estrella.

La retransmisión de los encuentros de tenis cursa con numerosos lapsos de inactividad en la pista. Durante los interminables segundos que invierten Nadal o Djokovic en efectuar un saque, sobra tiempo para participar en una manifestación del 15-M. Las cámaras distraen a los espectadores con abundantes tomas del palco de los familiares, seres anónimos que ven violada su intimidad alborozada o doliente. Nadal se desplaza a los grandes torneos con su clan al completo, y alguien debería advertir a su padre de que moderara unos aspavientos que desdicen del último deporte que utilizó la expresión 'fair play'. Xisca Perelló domina a la perfección el arte de no desenfocarse cuando es enfocada por las televisiones con sus gafas de sol, además de aventajar notablemente en belleza a la madre de los hijos de Federer. Su compostura explicaba por qué Nadal ha ascendido a la cima siendo fiel al mismo juego y a la misma mujer. Se desvía aquí del primer mito mallorquín del tenis contemporáneo. Cuando se le pregunta a Carlos Moyá si no tiene la sensación de que podría haber obtenido más títulos, recuerda que en la vida hay otras cosas importantes.

Estaban ustedes aguardando el momento en que la historia idílica del romance de un campeón adquiriera perfiles sombríos. Hemos llegado a ese punto. Todo empezó con una entrevista a Nadal de la espinosa periodista británica Lynn Barber, en cuyas peripecias juveniles se basa la excelente película 'Una educación'. El texto corrosivo apareció este año en el 'Sunday Times' de Murdoch, el mismo domingo en que se disputaba la final de Roland Garros, ganada como de costumbre por el mallorquín. La autora se asombraba de la indiferencia que el tenista –en calzoncillos Armani porque le estaban dando un masaje– reservaba a su pareja, de la ausencia de planes conjuntos con Xisca Perelló. Una auténtica venganza por escrito, aun admitiendo que el campeón prodiga más muestras de generosidad y convivencia a sus amigos, como el barco que alquila cada verano durante una semana, para efectuar un crucero por el Mediterráneo. Su pareja de dobles Marc López figura habitualmente en la expedición.

Tras la derrota en la final de Wimbledon ante Djokovic, el campeón de Manacor comenzó sus vacaciones en Ibiza. Las fotos en discotecas y restaurantes excluían la presencia de Xisca Perelló. El propio tenista colgó en su página una imagen que lo mostraba cenando junto a Feliciano López y Rudy Fernández. El jugador mallorquín de los Dallas Mavericks es un buen amigo y compañero de vídeojuegos de Nadal. Un reportaje de '¡Hola!' mostraba al campeón junto a su novia, pero se mostraba más cariñoso con su hermana. Por fin juntos, han llegado las fotos de la pareja en Ibiza, tal vez la inminente autobiografía de Nadal escrita por John Carlin –'Rafa, my story'– efectúe alguna incursión descriptiva de la vida sentimental del hexacampeón de París. Guardar las distancias es una garantía de longevidad para una pareja.