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Letizia mejora en bikini, a la luz de Mallorca
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Matías Vallés

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Letizia mejora en bikini, a la luz de Mallorca

España entera se ha escandalizado por unas fotografías tomadas en Mallorca. En la secuencia se aprecia un yate de enormes proporciones, tasado en unos veinte millones

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España entera se ha escandalizado por unas fotografías tomadas en Mallorca. En la secuencia se aprecia un yate de enormes proporciones, tasado en unos veinte millones de euros, que se lanza a la mar despreocupadamente mientras se hunden las finanzas mundiales. El precio de la jornada marinera puede estimarse en decenas de miles de euros. Circunstancialmente, la embarcación estaba poblada por la Familia Real casi al completo, y jamás hubiera quedado constancia de su navegación, de no mediar el empeño de un 'paparazzo' apostado en el parque marítimo de la isla deshabitada de Cabrera. Es decir, el 'Fortuna' continúa siendo un barco fantasma, que sólo puede utilizarse a espaldas de la población que sufraga su mantenimiento y su compra.

Cuando se enumera la lista de empresarios turísticos que lo pagaron a escote, se olvidan los tres millones salidos de los presupuestos autonómicos. El oscurantismo es comprensible cuando incluso los yates gigantescos de Puerto Portals gastan menos que antaño en combustible, enfrascándose en navegaciones más moderadas para ahorrar. Lejanos quedan los tiempos en que Javier de la Rosa llenaba las tripas del 'Blue Legend' por valor de miles de euros. Qué tiempos, en que ser rico causa mayor vergüenza que vivir en la pobreza.

El amplísimo reportaje pagado por '¡Hola!' ha suscitado paralelamente cuestiones de seguridad. Si un pacífico profesional puede vulnerar la intimidad de la jornada marinera con tanta precisión, tal vez podrían abaratarse los servicios de seguridad de dudoso cometido en este caso. Mientras los fotógrafos tenían a su alcance a la Familia Real, la policía establecía durísimos controles en tierra firme –hasta el verano pasado, con armas desenfundadas–, que incomodaban a trabajadores y veraneantes. Otra consideración colateral establece la ausencia del Rey en los actos colectivos de su familia, pese a su condición de capitán del 'Fortuna', cuya titularidad y mantenimiento corresponde al Patrimonio nacional. Fijadas las coordenadas, ya sólo queda enfocar a la protagonista que polariza el reportaje, la inevitable princesa de Asturias.

Letizia mejora en bikini, el comentario más reiterado a su jornada en dos piezas se resume en que "no está tan delgada". Aparte, cabría ponderar el factor estético de una luz virgen, la luminosidad primeriza que brinda siempre el Mediterráneo cuando se independiza del Sol. La futura reina está bañada por la combinación de azules que se halla en la raíz de la producción artística de Joan Miró. Cuando tanta celebridad de hojalata se empeña en que promociona a la geografía que le cobija, el pintor casado y fallecido en Mallorca siempre agradeció la radiación insular de la que se beneficia Letizia en el reportaje gráfico. ¿Y todos los demás? No hay "demás" donde figura la princesa.

La Zarzuela admite casi oficialmente que hay miembros de la Familia Real que "opacan" a otros. No vamos a enredar aquí con el conflicto entre las hijas de los Reyes y su nuera,  unas desavenencias descubiertas en esta humilde sección. Pese a los esfuerzos por corregir las diferencias entre Letizia y Cristina, no han conseguido rendir a Elena, siempre de espaldas a su cuñada en el reportaje y en la vida. No importa, porque las Infantas forman parte del folclore, en tanto que Letizia es la madre de la continuidad del Estado en su actual configuración.

Uno de los problemas que afronta La Zarzuela se debe a que Letizia Ortiz "opaca" al Rey y monopoliza la imagen de la institución. Gobierna, pero no reina. Con el agravante de que el combustible que aventa la curiosa suplantación de roles es la pirotécnica prensa del corazón y de que la Princesa no sabe callar, como buena periodista. El síndrome de Lady Di se ve aderezado por el "fantasma de la sucesión", si respetamos la denominación oficial para disipar ansiedades. Esperar es la profesión más difícil, y la Constitución encomienda esa agotadora tarea al Príncipe, mientras su esposa gana protagonismo no siempre en bikini. El heredero deberá adoptar la estrategia de John F. Kennedy. En sus giras por Europa, el presidente americano se resignaba a ser el esposo de Jacqueline, más tarde Onassis. Sin embargo, príncipe es un elogio hasta los cuarenta y una ofensa a partir de esa edad.

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España entera se ha escandalizado por unas fotografías tomadas en Mallorca. En la secuencia se aprecia un yate de enormes proporciones, tasado en unos veinte millones de euros, que se lanza a la mar despreocupadamente mientras se hunden las finanzas mundiales. El precio de la jornada marinera puede estimarse en decenas de miles de euros. Circunstancialmente, la embarcación estaba poblada por la Familia Real casi al completo, y jamás hubiera quedado constancia de su navegación, de no mediar el empeño de un 'paparazzo' apostado en el parque marítimo de la isla deshabitada de Cabrera. Es decir, el 'Fortuna' continúa siendo un barco fantasma, que sólo puede utilizarse a espaldas de la población que sufraga su mantenimiento y su compra.

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