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Rudy Fernández, el cuarto (o quinto) tesoro mallorquín de Florentino Pérez
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Matías Vallés

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Rudy Fernández, el cuarto (o quinto) tesoro mallorquín de Florentino Pérez

El consenso otorga a Florentino Pérez la condición de empresario global, nacido por otra parte en Madrid. Sin embargo, su pasión por apropiarse de tesoros mallorquines

El consenso otorga a Florentino Pérez la condición de empresario global, nacido por otra parte en Madrid. Sin embargo, su pasión por apropiarse de tesoros mallorquines obliga a replantearse su auténtica querencia geográfica. La incorporación de Rudy Fernández a su Real Madrid sería un nuevo ejemplo de afinidad por la isla. Aunque las negociaciones con el jugador de la NBA y campeón del mundo de baloncesto transcurren por los canales habituales, el presidente madridista se ha implicado personalmente en el fichaje del jugador de los Dallas Mavericks.

Sedujo personalmente al alero, no escatimó elogios y le propuso ser el jugador franquicia en la regeneración de la alicaída sección de baloncesto del Real Madrid. Por supuesto, mediando una cantidad de millones de euros limpios que multiplica el sueldo actual del novio mallorquín de la miss Helen Lindes en la liga profesional estadounidense, amenazada por un cierre patronal. La llamada de Florentino fue tan importante para el jugador como la bienvenida telefónica que recibió del monstruo alemán Dirk Nowitzki, apenas consumado su traspaso de Portland a Dallas.

El precio no asusta a Florentino, que está acostumbrado a que Mallorca le salga cara. Tuve ocasión de entrevistarle cuando su condición de ejecutivo de ACS no había desbordado hacia el rango de copropietario. Por entonces reconocía que, en caso de retirarse –una perspectiva siempre lejana en un hombre hiperactivo– lo haría en la isla. Ante mi extrañeza por el hecho de que no dispusiera de una vivienda fija en su lugar de veraneo, se excusaba en el elevado precio de los chalets. 

Este primer escollo fue salvado conforme avanzaba el peso de su constructora y engordaba la burbuja inmobiliaria. El primer tesoro mallorquín de Pérez fue una impresionante mansión en el Port d'Andratx. Aunque el nivel medio de los chalets de alcurnia en la zona puede situarse en torno a los diez millones, el magnate español superó ampliamente esa cifra con un dispendio de 25, cuatro mil millones de las antiguas y futuras pesetas, una suma escalofriante aunque se le añada un helipuerto para que los invitados del constructor puedan trasladarse directamente hacia y desde el aeropuerto de Son Sant Joan. A propósito, el ruido de los pájaros con hélices ocasiona molestias a los vecinos, que han exteriorizado en alguna ocasión sus protestas.

Los ‘Pitina’ y el acceso al Rey

Para los numerólogos aficionados, el chalet y la contratación de Rudy Fernández le habrán supuesto una cantidad similar a Florentino, aunque en el segundo caso no paga él. No son los dos únicos tesoros mallorquines del constructor. Por orden de llegada, deberíamos consignar la serie de yates 'Pitina’ –en honor del apodo de su esposa– que atraca desde tiempo inmemorial en Puerto Portals. La náutica facilita el acceso al Rey. El magnate dispone del número de móvil particular del jefe de Estado, que descuelga de inmediato cuando recibe una llamada de un interlocutor de semejante prestancia. No hacemos cábalas, en Mallorca se ha verificado la intimidad telefónica de ambos personajes. Los barcos fueron la primera residencia de Pérez en Mallorca, pero en el mar no se agota la relación de propiedades mallorquinas con la vitola del presidente madridista.

Como todo buen padre, Florentino quiso que sus hijos veranearan cerca y en condiciones apreciables de confort. De ahí que los vástagos del constructor dispongan de sus chalets respectivos en Cala Vinyes, en la misma zona del Poniente mallorquín donde reside el jefe del clan. Cuesta despachar como un simple veraneante a quien ha comprado territorio por valor de decenas de millones de euros. La lista de tesoros mallorquines se redondearía con la familia March, de la que fue un empleado y a la que ahora trata en pie de igualdad desde el accionariado de ACS. Y hubo un hijo o tesoro pródigo, el Samuel Etoo que Pérez vendió al Barcelona de Joan Laporta en el restaurante Tristán de Puerto Portals, probablemente una de las operaciones más desafortunadas de su exitosa carrera. Para un madrileño tan mallorquín, también debió ser doloroso dejar la presidencia blanca tras una humillante derrota frente al Real Mallorca en Palma.