El Rey tiene las mismas vacaciones que Barack Obama

El concepto de "vacaciones del Rey" es tan especioso como sus atribuciones constitucionales. Se desconoce la fecha exacta de su desplazamiento a Mallorca, y todavía es más fluida su despedida de la isla. En el interín, se utiliza la coartada de que está junto al Mediterráneo para ocultar viajes relámpago a confines del planeta como el Cáucaso o el África cinegética. Y además, La Zarzuela niega de entrada la acepción vacacional, porque el jefe del Estado sólo traslada su despacho.

En esta ceremonia de la confusión, hay una pista infalible para detectar el comienzo y el fin de la estancia familiar junto al mar mallorquín. Basta con verificar la puesta en marcha y la retirada del operativo que ocupa a un millar de efectivos de las Fuerzas de Seguridad, por no hablar de un barco de la Armada -por debajo de portaviones, no pregunten más- apostado en horario nocturno frente a la residencia estival del monarca. Pues bien, el tenderete policial fue desmontado el pasado sábado.

De este modo, las vacaciones del Rey han durado cuatro semanas, algo menos que en anteriores veranos pero muy por encima de la semana escasa que daría a entender el ceremonial de despedida. Llegamos así a uno de los misterios insondables del verano mallorquín. ¿Qué miembros de la Familia Real han prolongado su estancia en las cuatro residencias que ocupan? Por tradición, la Reina encabeza la lista de fidelidades a Marivent. Sofía de Grecia aprovecha los últimos días para reunirse en la isla con sus allegados sin responsabilidades estatales.

En Mallorca se verifica cada año la ley según la cual el exceso de convivencia es la principal amenaza para la estabilidad de los matrimonios. Como barómetro de la independencia dominante en la cúpula del Estado, este mes de agosto se preguntó a la Reina si pensaban regresar a Mallorca, una vez cumplimentado Benedicto Siglo XVI. La respuesta suena reveladora: -Yo, sí.

No está demostrado que un país funcione peor con sus gobernantes de vacaciones. Sin embargo, cada verano se reproducen las críticas para que abandonen su descanso y se reincorporen a sus funciones. El Rey las viene encajando desde hace décadas, con motivo de un incendio forestal o de una de las sucesivas guerras árabes. Este verano ha disfrutado de las mismas vacaciones que Obama, y ha recibido proporcionalmente el mismo número de críticas.

El presidente norteamericano también ha elegido una isla privilegiada situada al este de su país -Martha's Vineyard-, y se le ha reprochado la exclusividad del enclave. La austeridad nos ha vuelto muy exigentes. Sarkozy también fue acusado por dirigir el hundimiento financiero desde la playa, y no faltaron los dardos a Cameron por dilatar su regreso a Londres con motivo del saqueo de la capital británica. Ningún gobernante ha disfrutado de las vacaciones eternas de George Bush hijo, la derecha descansa más porque también trabaja más duramente en invierno. En 2001, el entonces presidente estadounidense estuvo a punto de batir el récord vacacional de Nixon, y algunos recordarán qué ocurrió el 11 de septiembre de aquel año.

Si nos abstraemos de la duración de las vacaciones, la Familia Real ha vuelto a demostrar que nadie puede disputarle el liderazgo en la información veraniega. Eclipsan a los protagonistas de la telebasura o a los tuercebotas futbolísticos, inflan el menguado carisma de un sumo pontífice. La chiquillería regia completa un despliegue sin igual, que no puede neutralizar ni una boda de la duquesa de Alba. El ínclito Gil y Gil sabía lo que hacía cuando reclamaba una redistribución vacacional de los Reyes. De momento siguen en Mallorca, estando sin estar.