Florentino atraca su yate en el puerto de los March

Si la crisis afecta simultáneamente a Florentino Pérez y al alcalde de Marinaleda, casi todo está perdido. La noticia recién aparecida en estas páginas virtuales, "Florentino arrastra una deuda personal de 600 millones por sus acciones de ACS", conmociona Mallorca porque el presidente de la constructora tiene en la isla su mayor propiedad inmobiliaria -gigantesco chalet en Andratx-, mobiliaria -gigantesco yate- y a los dueños de su destino, los gigantescos hermanos Juan y Carlos March Delgado, accionistas de referencia de su empresa. Por supuesto, para la historia del madridismo resulta más significativo saber que el presidente del club dimitió por primera vez tras una derrota frente al Real Mallorca en Son Moix.

Buena parte de los lectores de esta crónica afrontarían con cierto agobio "una deuda personal de 600 millones", pero Florentino puede enjugarla fácilmente sin más que tasar su chalet mallorquín. Mansión sería un nombre más apropiado, porque pagó 25 millones de euros por la residencia situada en la cima de una montaña junto a la privilegiada costa occidental de la isla, con una visibilidad de 360 grados. El vendedor era un ciudadano suizo y, para ahorrarnos mayores precisiones, dispone de un helipuerto que facilita el traslado de invitados y residentes desde el aeropuerto, aparte de que el ruido de los helicópteros supone una maldición para los vecinos.

Las magníficas posesiones mallorquinas de los hermanos March no poseen helipuerto, y estos detalles nimios -¿qué español no tiene hoy un espacio para el aterrizaje de helicópteros en su vivienda?- han alimentado los resquemores atizados por la crisis como un incendio forestal. A los ultradiscretos nietos de Juan March Ordinas les desagradaba íntimamente que Florentino mereciera la consideración pública de dueño y señor de ACS, cuando se trataba meramente de un empleado a sus órdenes. La trepidación actual en la constructora, y los seísmos futuros, nacen de esta inversión de roles en la cúpula.

Para contrarrestar las desavenencias con los accionistas de referencia de ACS, Florentino ha efectuado un movimiento estratégico de carácter náutico. Nadie emplearía la expresión "lobo de mar" para referirse al presidente madridista, pero las sucesivas ediciones del yate 'Pitina' eran los estratos que medían el aumento de tamaño de la burbuja inmobiliaria, además de constituir un homenaje del empresario a su esposa fallecida, y de la que tenía una dependencia absoluta que retrasó su regreso a la cima del fútbol.

Los 'Pitina' atracaban tradicionalmente en un pantalán de Puerto Portals, con vecinos tan orgullosos como la goleta 'América' del también presidente madridista Ramón Mendoza, o con las sucesivas embarcaciones de Mario Conde, por no hablar de linajes italianos como Agnelli o Gardini. Una vez instalado en el yate que le sirvió de residencia veraniega hasta que no compró su mansión mallorquina, Florentino se consagraba a actividades de honda raigambre náutica, como pasear a sus diminutos perros por los pantalanes. También se reunía allí con los sucesivos presidentes barcelonistas. Por ejemplo, para regalarle Eto'o a Laporta.

Ya no, porque el 'Pitina' se halla instalado hoy en el atraque número 59 del muelle consagrado a los grandes yates en Port Adriano, situado en la misma línea de costa de Puerto Portals. Con el señuelo del diseño del ubicuo Philippe Starck, entre los promotores del puerto neonato figuran integrantes del clan de los March. La propia María March, segunda hija de Juan March Delgado y popular por sus programas de deportes de aventura en Cuatro, ha abierto la escuela de submarinismo Mar Balear en las instalaciones. Su padre ha visitado con frecuencia el complejo náutico. Por lo tanto, Florentino ha efectuado un movimiento estratégico en una guerra económica que se libra por tierra -las clases medias-, mar -yate- y aire -helicóptero-.