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El Rey recibe a Rajoy después que a los sindicatos
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Matías Vallés

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El Rey recibe a Rajoy después que a los sindicatos

Letizia Ortiz se ha afilado los pómulos, será un otoño caliente en La Zarzuela. De momento, el Rey ha viajado a Mallorca para salvar la ficción

Letizia Ortiz se ha afilado los pómulos, será un otoño caliente en La Zarzuela. De momento, el Rey ha viajado a Mallorca para salvar la ficción de la audiencia veraniega con el presidente del Gobierno. Con gobernantes serios como Aznar o González, la visita presidencial a Marivent se duplicaba a principios y a finales del mes de agosto. Rajoy sólo viajará una vez al palacio estival, hoy mismo si se cumple la agenda prevista. Se argumentará que la crisis ha dejado sin vacaciones a los gobernantes. 

Otra exageración, porque el melodramático "feliz verano, a quien pueda" lanzado por el titular de La Moncloa como fin de curso no le está impidiendo disfrutar de un agosto ocioso a la altura de los años de la burbuja inmobiliaria. Rajoy se aferra al axioma de que la situación es desesperada, pero no grave.

Con gobernantes serios como Aznar o González, la visita presidencial a Marivent se duplicaba a principios y a finales del mes de agosto. Rajoy sólo viajará una vez al palacio estival, hoy mismo si se cumple la agenda previstaJuan Carlos de Borbón recibe a Rajoy después que a los líderes sindicales, otra prueba del aclamado instinto de supervivencia del monarca. Si prosigue la degradación económica, no debe descartarse que conceda audiencia al alcalde de Marinaleda. Preferentemente en Marivent, donde Sánchez Gordillo no necesitará llevar corbata. En cuanto haya departido con Rajoy –y luego dicen que el trabajo de Rey es una bicoca–, el jefe del Estado partirá hacia alguno de los destinos exóticos que le subyugan. Mallorca actúa como un 'hub' aeroportuario. En Madrid piensan que la Familia Real retoza en Marivent, cuando en realidad se halla desperdigada por los cuatro confines, según se descubre cuando alguno de ellos se rompe una cadera o cuando se estrella un helicóptero del ejército en Afganistán.

El Rey se encuentra más a gusto con el matrimonio Méndez/Toxo que con Rajoy. No sólo por adscripción ideológica, sino por rechazo a los tiempos muertos y a los bostezos. El monarca se mostraba confianzudo con el dicharachero González, que abandonaba Marivent proclamando que "el Rey necesita un yate nuevo", qué tiempos. La única forma de amenizar un encuentro con el actual presidente del Gobierno sería una caída regia, pero no está claro que el jefe de Estado se preste voluntario a esta exhibición gimnástica, estando tan próxima la anterior.

El encuentro de hoy en Mallorca viene marcado por el síndrome de Isabel II, con un monarca embarcado en la rehabilitación de la imagen de la Monarquía perenne por encima del tráfico de gobernantes electosEl medio centenar de encuentros en Marivent han pautado los vínculos entre el monarca y los sucesivos presidentes del Gobierno. Se critica a Juan Carlos de Borbón por sus simpatías izquierdistas, cuando se limita a leer con aplicación los sondeos del CIS, donde los ciudadanos se alinean en sectores progresistas en la relación de tres a uno, y con independencia de que el PP pueda ganar las elecciones. No cabe duda que el primer ministro favorito del monarca es González, aunque el socialista supo reciprocar el trato deferente que recibía. 

Cabe consignar además la sintonía generacional, que se quiebra con Aznar. El primer presidente popular se trasladaba al helipuerto de Marivent desde su lugar de veraneo en Castellón, y permanecía en Mallorca el mínimo tiempo imprescindible. Pensaba expeditivo que "el Estado soy yo", por lo que aceptaba a regañadientes un superior jerárquico. Peor lo llevaba Ana Botella con la Reina. El desdén agosteño era mutuo y manifiesto.

Zapatero pertenece al segmento de edad de las hijas del Rey. Desde el afecto, el monarca lo consideraba como el hijo atolondrado pero cargado de buenas intenciones, despegado de la realidad pero un bálsamo después del rigorismo cartujo aznarista. El encuentro de hoy en Mallorca viene marcado por el síndrome de Isabel II, con un monarca embarcado en la rehabilitación de la imagen de la Monarquía perenne por encima del tráfico de gobernantes electos. No está claro que disponga de capacidad de maniobra para lograrlo. Y si usted se muestra reticente a admitir el eclecticismo del Mallorca, recuerde que incluso Rajoy ha veraneado en la isla. Sin su familia, por supuesto. A bordo del aparatoso yate de un hotelero local y en compañía de Jaume Matas, cuando ni las embarcaciones de lujo ni el exministro eran material radiactivo.

Letizia Ortiz se ha afilado los pómulos, será un otoño caliente en La Zarzuela. De momento, el Rey ha viajado a Mallorca para salvar la ficción de la audiencia veraniega con el presidente del Gobierno. Con gobernantes serios como Aznar o González, la visita presidencial a Marivent se duplicaba a principios y a finales del mes de agosto. Rajoy sólo viajará una vez al palacio estival, hoy mismo si se cumple la agenda prevista. Se argumentará que la crisis ha dejado sin vacaciones a los gobernantes. 

Rey Don Juan Carlos Mariano Rajoy