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Zarzuela habla más del Príncipe que del Rey
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Matías Vallés

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Zarzuela habla más del Príncipe que del Rey

Hilaire Belloc escribió una laudatoria biografía de Luis XIV de Francia, en la que sostiene que los países envejecen con sus reyes. La adaptación a la

Hilaire Belloc escribió una laudatoria biografía de Luis XIV de Francia, en la que sostiene que los países envejecen con sus reyes. La adaptación a la España actual peca de obviedad, y además puede reforzarse con algún dato estadístico. Juan Carlos de Borbón ha sido jefe de Estado más años que Franco, por citar un longevo reciente. En el escueto veraneo mallorquín del Monarca se han expuesto las consecuencias de la exposición al tiempo inaplazable. No nos referimos a la audiencia al presidente del Gobierno, en la que se demostró que las corbatas le sientan mal a Marivent y se desmintió a quienes sostenían que Rajoy carece del carisma suficiente para ser abucheado.

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Se ha producido un desplazamiento imperceptible del eje magnético de La Zarzuela. Puede advertirse incluso en los boletines oficiosos de la actualidad regia. Por ejemplo, Baleares copa en verano los contenidos de la revista '¡Hola!'. Hasta 30 de 120 páginas en el último recuento que llevé a cabo. Además de una portada en la que Felipe, Letizia y sus hijas le sonreían a España, desde la excursión típicamente mallorquina con el tren de Sóller. A eso íbamos. Mientras los fotógrafos sostienen que el Rey se maquilla una mejilla para que no se le noten los efectos de alguno de sus accidentes gravitatorios, el Príncipe pasa a dominar la imagen de la Casa del Rey. Con mucha más fuerza que Carlos de Inglaterra, indistinguible de su figura de cera.

Pese a la frivolidad inherente a una crónica veraniega, no justificaríamos el 'momentum' de un cambio de polaridad sin más que revisar el álbum familiar de unas vacaciones. Mallorca desata las lenguas y, dado que el veraneo regio se interpreta protocolariamente como el desplazamiento del despacho de La Zarzuela a Marivent, se ve acompañado por la migración temporal del personal que trabaja para la jefatura del Estado. Y si hay un elemento común en los datos que transmiten, es la fijación con la figura del Príncipe, que ya ocupa más tiempo que el Rey en sus exposiciones. Aunque no tanto como Letizia, cabría añadir.

También ayuda que Felipe de Borbón sea el único miembro de la Familia Real que no se ha visto envuelto en cacerías irresponsables ni en divorcios o turbios manejos económicos. Su peripecia reciente es tan discreta que ni siquiera se ha disparado en un pie, una característica familiar en aplicación del adagio anglosajón. Tampoco puede hablarse de que la atención al Príncipe de Asturias llegue demasiado pronto. Por retomar la cronología, Juan Carlos de Borbón llevaba siete años en el trono cuando cumplió los 44 que marcan la edad actual de su hijo varón.

Para que se entienda mejor, el Rey lidió con el 23-F cuando tenía un año menos que el Príncipe en la actualidad. Bienvenido sea el retraso, si corrige una asimetría que puede entorpecer la sucesión. Con renovados bríos, La Zarzuela habla más del Príncipe que del Rey. Y lo hace con una ilusión tal vez desmedida, aunque el propio Monarca confiesa con generosidad que su hijo atesora una formación que a él le fue negada. Los políticos mallorquines que han departido con padre e hijo comparten esta valoración crítica.

Sin embargo, Belloc concluiría probablemente que si la Monarquía o el poder teme al 'horror vacui', todavía le produce más pánico la duplicidad inconcreta. Se agradece saber que los protagonistas del tránsito son conscientes de que el automatismo previsto por la Constitución no se traslada de inmediato a la movediza voluntad popular. Una vez más, vamos a recordar una frase pronunciada por el Rey en una cena mallorquina, a salvo de escuchas. El jefe de Estado aseguró que "toda sucesión es difícil, y en España todavía más". Es curioso que un Monarca absolutamente desinteresado por la historia de su familia conceda tanta importancia a la continuidad. De ahí su ira desatada contra Urdangarin, pero este asunto nos dará material para otra crónica.

Hilaire Belloc escribió una laudatoria biografía de Luis XIV de Francia, en la que sostiene que los países envejecen con sus reyes. La adaptación a la España actual peca de obviedad, y además puede reforzarse con algún dato estadístico. Juan Carlos de Borbón ha sido jefe de Estado más años que Franco, por citar un longevo reciente. En el escueto veraneo mallorquín del Monarca se han expuesto las consecuencias de la exposición al tiempo inaplazable. No nos referimos a la audiencia al presidente del Gobierno, en la que se demostró que las corbatas le sientan mal a Marivent y se desmintió a quienes sostenían que Rajoy carece del carisma suficiente para ser abucheado.

Rey Don Juan Carlos