Felipe González, segunda luna de miel en Baleares

En el tercer tomo de las memorias de Jordi Pujol, imprescindibles para nacionalistas españoles y catalanes, el presidente de la Generalitat y 'Español del Año' de 'ABC' recuerda que "un día Felipe González me confesó: 'Realmente, Pujol, nuestro problema han sido las segundas esposas de alguno de los nuestros'". Sin desdeñar los ingredientes machistas de su aseveración, el líder socialista retrataba la trayectoria sentimental de Miguel Boyer, Mariano Rubio y otros. Por supuesto, se consideraba inmune al virus del segundo matrimonio, que sin embargo ha sellado en este verano para prorrogar su luna de miel en aguas de Baleares.

González y Mar García Vaquero han descansado por lo menos en Ibiza, lo cual significa que el segundo matrimonio del expresidente conlleva un cambio radical en sus hábitos vacacionales. No le asusta navegar en yate, como a otros hipócritas que se lo podrían permitir pero que se han sometido a la dictadura del qué dirán. Nada más apropiado que una singladura mediterránea, para aclarar las ideas sobre el futuro de la crisis. La navegación de González lo ha acercado a otras islas baleares como Mallorca, en cuya costa meridional descansa a menudo la inolvidable Magdalena Álvarez, desde la discreción de una casa privilegiada junto al mar. Allí, unas fotos impertinentes demostraron que las ministras también tienen cuerpo, además de desencadenar la estéril polémica sobre los límites de la privacidad ministerial.

Sigamos al sociólogo Jordi Pujol, cuando interpreta las palabras premonitorias de González. "Desde los cargos que ahora ocupaban los socialistas, habían conocido a las 'segundas esposas'; secretarias, periodistas y mujeres de más alto nivel que les habían hecho subir a otro tren de vida, con las necesidades y exigencia que ello implica". Dejamos a la consideración del lector la catalogación de la actual pareja del presidente del Gobierno más duradero de la España democrática. Mar García Vaquero surca con su marido las aguas que ya recorrió en el yate del fallecido constructor Luis García Cereceda, que se la presentó a su actual esposo.

Nunca se apreciará lo suficiente la capacidad de reciclaje del mar mallorquín. Una celebridad renueva su vestuario ideológico o nupcial, pero mantiene la fidelidad al veraneo mediterráneo. Desde Ibiza y Mallorca, González preserva su icono de la degeneración de la política española, mientras sondea de reojo a la Europa que el todopoderoso Wolfgang Schäuble desea presidida por un político de relumbrón.

Antes de la segunda esposa, hubo una primera, y González también veraneó con ella y con sus tres hijos en Mallorca, siendo presidente del Gobierno. Su anfitrión en aquella ocasión fue el arquitecto Pedro Nicolau, en su chalet fortaleza del Port d'Andratx. Carmen Romero también ha descansado en solitario en Mallorca, incluso ha participado en la presentación de un libro que había traducido del italiano. Tendrán que decidir ustedes mismos si su silueta se ajusta a los patrones que utilizaba Pujol, para descifrar la frase sobre 'segundas esposas' de González. "Quería decir que algunos militantes socialistas, de jóvenes, se habían casado con chicas tan ilusionadas e idealistas como ellos, con la perspectiva vital del 'contigo pan y cebolla' y 'el puño en alto', pero que sólo habían visto el mundo por un agujero".

El dardo de González sobre las "segundas esposas" apuntaba certeramente a Miguel Boyer. Por ello es inevitable recordar que el hoy convaleciente superministro bromeaba en Mallorca sobre el carácter efímero que se adjudicaba a su indestructible relación actual. Se jactaba de que "decían que Isabel y yo no íbamos a durar". Por algo Dios instituyó el matrimonio como una unión indisoluble, aunque sea a la segunda oportunidad. O a la tercera.