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El príncipe Harry veraneó en Mallorca vestido
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Matías Vallés

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El príncipe Harry veraneó en Mallorca vestido

Esta inapreciable serie de crónicas sobre el verano mallorquín debería posarse en la insigne efigie de José María Ruiz-Mateos, el único español a quien no hay

Esta inapreciable serie de crónicas sobre el verano mallorquín debería posarse en la insigne efigie de José María Ruiz-Mateos, el único español a quien no hay forma de convencer de que viaje a Mallorca en verano. Todo fue citar a Escrivá de Balaguer ante las cámaras, y el empresario reincidente se sumió en un estado de postración que le impidió volar a la isla. Se busca, sano o enfermo, a falta de averiguar por qué tiene derecho a reclamar ante los tribunales quien se deja burlar por el avispado hombre de negocios.

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Sin embargo, la frivolidad inherente a esta sección nos obliga a centrarnos en otro ilustre veraneante mallorquín, el príncipe Harry/Enrique de Inglaterra. El nieto de Isabel II ha decidido proyectar un paso más allá el rescate de su abuela por James Bond en la inauguración de los Juegos Olímpicos, y se ha desnudado por completo en Las Vegas. Este comportamiento, que puede resultar peculiar a simple vista para el lector o incluso el escritor de un sesudo medio de comunicación, encaja a la perfección con las costumbres de los millones de jóvenes que el Reino Unido deporta anualmente a Mallorca para que se sometan a una dieta de sol y alcohol.

La popularidad del hermano de Guillermo se disparará entre la juventud de su país con base en esta isla mediterránea, que por fin se ve representada por su Familia Real. Y por supuesto, en ningún momento estamos sugiriendo que el desnudamiento sea imitado por los miembros de otras casas reales necesitadas de un acelerón en su cotización popular. A menudo, un sencillo disparo en el pie obra el mismo efecto empático.

Sé que la siguiente frase les sonará a ya oída, pero el príncipe Harry/Enrique veraneó durante cinco años en Mallorca. Claro que por entonces le correspondía un papel secundario respecto al jugado por sus padres, los irreconciliables Carlos de Inglaterra y Lady Di. Y la mayor parte del tiempo estaba vestido, con los pantalones cortos que hoy sólo llevan los adultos y que en aquellos tiempos caracterizaban a los niños.

En las sesiones fotográficas junto a la Familia Real española, Juan Carlos de Borbón se desvive por atender a Lady Di, mientras Guillermo/William bosteza y su hermano ya da muestras de la hiperactividad que ha propiciado su desnudez en Las Vegas. A propósito, el magnate de los casinos Sheldon Adelson impondrá seguramente como condición para instalarse en España que los príncipes deban quitarse la ropa obligatoriamente en sus establecimientos, y Esperanza Aguirre volverá a aplaudir a rabiar.

El futuro más que incierto de las monarquías se debe a que sus miembros confían en que sus fotos desnudas y sus elefantes masacrados no traspasen el ámbito de la intimidad protectora. No les amenaza el descaro, sino la ingenuidad de sus miembros, o incluso miembras. No me extrañaría que personajes tan incautos acabaran vendiéndole algo a Ruiz-Mateos, y confiando en que iban a cobrar el precio pactado. O que el empresario iba a cumplir con su promesa de viajar a Mallorca.

Enrique de Inglaterra ocupa el número tres en la sucesión al trono británico, papel que en España recae actualmente en la infanta Sofía. Ha expuesto su propio cuerpo a las cámaras -más peligrosas que las armas que afrontó previamente- para congraciarse con sus compatriotas. Si quiere conquistar definitivamente a los veraneantes británicos en Mallorca, ya sólo le falta practicar el 'balconing' desde la habitación de un hotel de tres estrellas. Su madre también buscó consuelo en Mallorca, y las biografías oficiales de Lady Di destacan que la Reina Sofía le recomendó paciencia ante las infidelidades de su esposo, que pintaba acuarelas en la montaña mallorquina.

Esta inapreciable serie de crónicas sobre el verano mallorquín debería posarse en la insigne efigie de José María Ruiz-Mateos, el único español a quien no hay forma de convencer de que viaje a Mallorca en verano. Todo fue citar a Escrivá de Balaguer ante las cámaras, y el empresario reincidente se sumió en un estado de postración que le impidió volar a la isla. Se busca, sano o enfermo, a falta de averiguar por qué tiene derecho a reclamar ante los tribunales quien se deja burlar por el avispado hombre de negocios.