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De cómo El Mundo da un salto en el vacío hacia ninguna parte y eso condiciona el futuro del PP
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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De cómo El Mundo da un salto en el vacío hacia ninguna parte y eso condiciona el futuro del PP

Una de las cosas que más me sorprendió este domingo durante el acto de clausura de la Conferencia Política del Partido Popular fue la persistente referencia

Una de las cosas que más me sorprendió este domingo durante el acto de clausura de la Conferencia Política del Partido Popular fue la persistente referencia de los principales dirigentes populares a la homilía dominical con que el director de El Mundo, Pedrojota Ramírez, deleitó a los asistentes al acontecimiento -¡no puedo soportar la palabra ‘evento’!-, no sé si con pretensión de amargarles la jornada o de provocar un corrimiento de tierras bajo los pies de Mariano Rajoy, o ambas cosas a la vez. Bajo el título de ¿Puede aún el PP ganar las elecciones? , Pedrojota se explayaba sobre los motivos por los que la actual cúpula de Génova 13 está más bien lejos de superar en votos al PSOE el próximo mes de marzo, haciendo especial hincapié sobre las carencias que hacen que los ‘populares’ no consigan romper definitivamente el techo que marcan las encuestas y distanciarse de los abominables chicos de Ferraz.

Es evidente que la larga, larguísima, reprimenda del director de El Mundo hizo algo de mella en sus destinatarios, pues de sobra es conocido que no hiere quien quiere, sino quien puede, y hoy por hoy el citado diario tiene un ascendente sobre el centro-derecha español muy superior al del resto de medios del entorno conservador, por mucho que Mariano Rajoy insista en su pretendida independencia. Y, además, el gesto de Pedrojota indica que quiere seguir teniéndolo. Por eso es increíble, yo diría que casi inaudito, que Pedrojota afirme algunas de las cosas que afirma, cuando durante estos casi cuatro años hemos asistido a una ceremonia de constantes empeños y exigencias hacia el líder del PP y la estrategia de su partido... Aunque bien pudiera ser que lo que hace ahora Pedrojota es pasar factura por las muchas veces que Rajoy ha mirado hacia otro lado, al tiempo que busca posicionarse por si después de marzo las cosas no salen como quiere el político gallego, y sí como parece desear el director de El Mundo.

Me explico, por si no les ha quedado claro lo que quiero decir. No deja de tener cierta guasa que quien se ha dedicado toda la legislatura a impeler al PP hacia el abismo de la Teoría de la Conspiración sobre el 11-M, venga ahora a pasar por una hermanita de la caridad que implora en la soledad de una mundana sacristía por los efectos del cambio climático, al tiempo que le exige al principal partido de la oposición que abandone las posiciones altisonantes de este tiempo. Cuáles, ¿las que él mismo y el diario que dirige han favorecido y patrocinado? Venir ahora a decirle al PP que tenía que haber sido más condescendiente con el matrimonio homosexual cuando la línea editorial de El Mundo ha sido inequívoca en la defensa de las uniones civiles y la crítica al término ‘matrimonio’ para las mismas –es decir, la misma posición que ha mantenido el PP-, es de una hipocresía sin límites y de un cinismo que ya le vale.

Que diga ahora, quien pontifica desde los micrófonos de la Cadena COPE, que el cometido del PP no es defender la Ley Natural, sino los derechos civiles de los españoles, es casi una perogrullada... Pues, ¿no lleva haciendo otra cosa el PP todo este tiempo? Si precisamente uno de los condicionantes de esta legislatura para el centro-derecha ha sido el distanciamiento con las posiciones más ultraortodoxas defendidas desde los micrófonos de la emisora episcopal, lo que a Rajoy le ha valido el título nobiliario de maricomplejín, gracia reída por quien ahora le aconseja un programa electoral a medio camino entre el liberalismo y la socialdemocracia, es decir, el camino de la indolencia y la tibieza; el de ni contigo, ni sin ti... Si ha quedado claro algo en esta legislatura es que lo que se ha puesto sobre la mesa del debate político nacional es la confrontación de dos modelos bien distintos a la hora de entender la relación entre el ser humano y el poder que lo representa, un modelo socialdemócrata y colectivista, y otro liberal cimentado sobre la cultura del esfuerzo individual como parte esencial del progreso colectivo.

La tarea de reubicarse es compleja, no lo dudo. Si Pedrojota apuesta porque el PP pierda las elecciones, es evidente que necesita encontrar el lugar que le deja una nueva legislatura con Rodríguez en el poder y una oposición en la que se abriría de nuevo el melón sucesorio, y parece que el director de El Mundo se inclina por el nombre de Gallardón como aquel al que le dé la alternativa Rajoy. ¿Porqué ahora, a cuatro meses de las elecciones? Es verdad que las encuestas son tozudas, y siguen dando al PSOE como ganador. No voy a discutirlas. Pero no es ese el problema, el problema se llama Mariano Rajoy. El líder del PP se ha caracterizado por marcar una prudente distancia entre sus decisiones y las decisiones que otros le aconsejaban tomar, y a algunos eso parece que les incomoda más que otra cosa.

Cuando este verano publiqué que un grupo de notables del mundo de la empresa, la política y los medios de comunicación maniobraban para colocar a Rato en el lugar que ahora ocupa Rajoy, no tardó el director de El Mundo en largarse uno de sus sermones dominicales, titulado algo así como ¿Quien engañó a Roger Rabbit? , exigiéndole al líder del PP que situara al ya ex director gerente del FMI como ‘número dos’ en la lista, por el bien del PP, del país y de la humanidad en general. Era evidente que la filtración había desbaratado algunos planes que iban más allá, pero seguía siendo necesario colocar a Rato en un lugar destacado con el fin de tener un hombre próximo a los intereses de determinados sectores empresariales -¿quizá los mismos que, según citaba Pedrojota este domingo, tampoco creen ahora en la victoria de Rajoy?-, los cuales, según parece, no encuentran en el actual equipo del líder ‘popular’ la interlocución necesaria. Si Rajoy fallaba, algo que es evidente que estos sectores empresariales y sus apoyos mediáticos esperan y desean, Rato era el recambio decisivo, el hombre que salvaría a la derecha de su naufragio.

¿Por qué no encuentra Pedrojota su lugar en el entorno de este hombre bonachón, sencillo, honesto, fiable y con aspecto de registrador de la propiedad llamado Mariano Rajoy? Pues, quizás, precisamente por eso, porque a Rajoy parecen no irle demasiado determinados comportamientos en los que se confunde el ejercicio del poder con los intereses privados. Esa puede ser la razón por la que la selección de ‘amigos’ de Rajoy es muy escueta. Y cuando lo que se pretende es influir sobre el devenir del principal partido de la oposición y se choca con una declaración implícita de independencia, ocurren cosas como esta: que donde el domingo se afirmaba que “este es el último tren que va a pasar ante la actual dirección del PP: la posibilidad de hacer un programa audaz, atractivo e ilusionante a mitad de camino entre el liberalismo y la socialdemocracia”, ayer se decía que “el PSOE ha criticado injustamente a Rajoy y su capacidad para formular alternativas. Las propuestas hechas ayer (por el domingo) son una demostración de que el PP sí tiene ideas para realizar los cambios políticos, económicos y sociales que necesita España”. ¿?

Una de las cosas que más me sorprendió este domingo durante el acto de clausura de la Conferencia Política del Partido Popular fue la persistente referencia de los principales dirigentes populares a la homilía dominical con que el director de El Mundo, Pedrojota Ramírez, deleitó a los asistentes al acontecimiento -¡no puedo soportar la palabra ‘evento’!-, no sé si con pretensión de amargarles la jornada o de provocar un corrimiento de tierras bajo los pies de Mariano Rajoy, o ambas cosas a la vez. Bajo el título de ¿Puede aún el PP ganar las elecciones? , Pedrojota se explayaba sobre los motivos por los que la actual cúpula de Génova 13 está más bien lejos de superar en votos al PSOE el próximo mes de marzo, haciendo especial hincapié sobre las carencias que hacen que los ‘populares’ no consigan romper definitivamente el techo que marcan las encuestas y distanciarse de los abominables chicos de Ferraz.

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