Es noticia
¿Chaves y Blanco, futuro y esperanza? Perdonen que me parto de la risa
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

¿Chaves y Blanco, futuro y esperanza? Perdonen que me parto de la risa

Que un año después de haber formado gobierno fruto de la victoria electoral del 9 de marzo, el presidente Rodríguez se vea obligado a cambiarlo, dice

Que un año después de haber formado gobierno fruto de la victoria electoral del 9 de marzo, el presidente Rodríguez se vea obligado a cambiarlo, dice mucho del estado de coma con respiración asistida en el que se encontraba –y se encuentra- este gabinete ministerial. Pero que la gran incorporación propuesta por Rodríguez para dar impulso político a su gobierno y trasladar a la opinión pública la sensación de que se toma en serio nuestros problemas y que piensa en el futuro con esperanza sean Manuel Chaves y Squeeze, es de coña. El colíder –junto a Felipe González- del ‘Clan de la Tortilla’ y el gallego que provoca vergüenza ajena a sus compatriotas, juntos en la misma mesa… Ariquitraun y conceto mano a mano repartiéndose el pastel, y todavía tendrán el morro de decir que esta es la imagen de la renovación y del cambio frente al inmovilismo del PP. Esto es como apagar un incendio echando gasolina: la situación que atraviesa este país precisa un cambio de gobierno, pero a mejor, no a peor. Y si Rodríguez no es capaz de encontrar personas de valía que cubran las vacantes que dejan ministros, no ya quemados, sino abrasados, mejor será que convoque elecciones y se vaya.

Rodríguez no pretenderá vendernos como impulso político la salvación in extremis de Manuel Chaves, porque habría que pensar que se está riendo de nosotros. Chaves es un presidente en declive, acosado por los escándalos de corrupción en la Junta de Andalucía y por una gestión tan penosa que después de tres décadas de régimen socialista andaluz, aquella comunidad sigue siendo la más deprimida de España. En los últimos meses el PP le ha ido comiendo el terreno hasta el punto de que las encuestas a día de hoy le dan a Javier Arenas la victoria en unas elecciones para las que todavía faltan tres años –si no se anticipan- y el tiempo corre en contra de los socialistas y a favor del PP. Chaves es un político acabado, la viva imagen de un pasado trasnochado y un presente de corrupción y francachelas, cuya única oportunidad de no acabar tirado en la cuneta de la Historia hoy –porque en el futuro nadie le libra de ese destino- es incorporarse al Gabinete de Ministros para desgracia nuestra, y encima como vicepresidente, por si fuera poco. ¿Queríamos caldo? Rodríguez nos da dos tazas. Chaves es la esencia de todo lo que de innoble, amoral y corrupta tiene la política, pero no se crean que Squeezze se queda atrás, que va.

Squeeze es a la política la exaltación del tabernarismo y la chabacanería. Probablemente sea el papel que le ha tocado jugar, y a lo mejor en la distancia corta y sin la disputa política de por medio resulta ser una persona radicalmente distinta a la que parece, pero  tengo para mí que él hace el papel que ha elegido hacer, el de un político barriobajero que se maneja mejor en el terreno del insulto y la provocación que en el del diálogo constructivo. Además, sus relaciones personales son sospechosas, se rodea de ese tipo de gente que vive de hacerle la pelota al político de turno y obtener prebendas del poder, y no parece que esa sea la mejor tarjeta de visita para ocupar un ministerio como el de Fomento, donde más que en ningún otro se exige a un político que además de ser honrado lo parezca. Y Squezze, el mismo Squezze que se ha saltado a la torera la ley y no le ha temblado el pulso a la hora de cargarse el medio ambiente para hacerse un ático de lujo en Villa PSOE a orillas del mar, no lo parece. Ni lo más mínimo. Luego está lo de Elena Salgado que, en fin, yo que quieren que les diga, pero poner la cosa de la economía tal y como está en mano de una perfecta desconocida no parece que sea un movimiento que vaya a trasladar mucha confianza a los sectores económicos. Es evidente que Rodríguez está en las últimas, y este cambio de Gobierno es como el último suspiro

Que un año después de haber formado gobierno fruto de la victoria electoral del 9 de marzo, el presidente Rodríguez se vea obligado a cambiarlo, dice mucho del estado de coma con respiración asistida en el que se encontraba –y se encuentra- este gabinete ministerial. Pero que la gran incorporación propuesta por Rodríguez para dar impulso político a su gobierno y trasladar a la opinión pública la sensación de que se toma en serio nuestros problemas y que piensa en el futuro con esperanza sean Manuel Chaves y Squeeze, es de coña. El colíder –junto a Felipe González- del ‘Clan de la Tortilla’ y el gallego que provoca vergüenza ajena a sus compatriotas, juntos en la misma mesa… Ariquitraun y conceto mano a mano repartiéndose el pastel, y todavía tendrán el morro de decir que esta es la imagen de la renovación y del cambio frente al inmovilismo del PP. Esto es como apagar un incendio echando gasolina: la situación que atraviesa este país precisa un cambio de gobierno, pero a mejor, no a peor. Y si Rodríguez no es capaz de encontrar personas de valía que cubran las vacantes que dejan ministros, no ya quemados, sino abrasados, mejor será que convoque elecciones y se vaya.