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Y Bono, ¿por qué se va siempre de rositas?
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Federico Quevedo

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Y Bono, ¿por qué se va siempre de rositas?

Ha dimitido Alberto Sáiz al frente del Centro Nacional de Inteligencia. Bueno, más que dimitir parece que lo han dimitido a la vista de como se

Ha dimitido Alberto Sáiz al frente del Centro Nacional de Inteligencia. Bueno, más que dimitir parece que lo han dimitido a la vista de como se han ido sucediendo los acontecimientos. Hace ya días que nadie daba un duro o un euro por él, sobre todo desde que la ministra de Defensa, Carme Chacón, abriera una investigación interna sobre su comportamiento. Un ministro no abre una investigación interna sobre el comportamiento de un subordinado si no tiene fundadas sospechas de que éste no es del todo correcto, por decirlo suavemente. Y eso puso, inevitablemente, a Saiz en el disparadero. Según cuentan las crónicas, a Chacón no le hizo ninguna gracia heredar a Sáiz al frente del CNI y, de hecho, intentó suistituirlo pero, por alguna extraña razón, el director de la casa de los espías tenía un asidero con mayor poder de convicción ante el presidente del Gobierno que el de la propia ministra de Defensa, y eso a pesar de que Chacón la apoyaba en su reivindicación el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. O, quizás, precisamente por eso.

 

Ha dimitido Alberto Sáiz al frente del Centro Nacional de Inteligencia. Bueno, más que dimitir parece que lo han dimitido a la vista de como se han ido sucediendo los acontecimientos. Hace ya días que nadie daba un duro o un euro por él, sobre todo desde que la ministra de Defensa, Carme Chacón, abriera una investigación interna sobre su comportamiento. Un ministro no abre una investigación interna sobre el comportamiento de un subordinado si no tiene fundadas sospechas de que éste no es del todo correcto, por decirlo suavemente. Y eso puso, inevitablemente, a Saiz en el disparadero. Según cuentan las crónicas, a Chacón no le hizo ninguna gracia heredar a Sáiz al frente del CNI y, de hecho, intentó suistituirlo pero, por alguna extraña razón, el director de la casa de los espías tenía un asidero con mayor poder de convicción ante el presidente del Gobierno que el de la propia ministra de Defensa, y eso a pesar de que Chacón la apoyaba en su reivindicación el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. O, quizás, precisamente por eso.