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20N: han perdido la cabeza, o están desesperados... O las dos cosas
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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20N: han perdido la cabeza, o están desesperados... O las dos cosas

La verdad es que cuando el pasado viernes el presidente del Gobierno, Alfre..., perdón, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que en septiembre disolvería las Cortes para

La verdad es que cuando el pasado viernes el presidente del Gobierno, Alfre..., perdón, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que en septiembre disolvería las Cortes para celebrar elecciones generales el 20 de noviembre, o sea, el 20N, en un primer momento me pareció tan burda la maniobra de querer vincular esa fecha con el voto al Partido Popular que, francamente, no creí que hubiera otra intencionalidad en la elección que no fuera la mera coincidencia en el calendario de factores ajenos
a la misma. Pero lo cierto es que movimientos posteriores de distintos dirigentes del Partido Socialista me han hecho recapacitar y, la verdad, empiezo a pensar que verdaderamente en Ferraz han perdido la cabeza. O están desesperados. O las dos cosas.

A estas alturas de la película, la sociedad española tiene una suficiente madurez democrática como para no vincular a la derecha liberal y centro-reformista con el franquismo, y no creo que esa jugada le salga bien al Partido Socialista. Es más, puede salirle bastante mal, porque es tan evidente que puede tener un efecto boomerang y volvérsele en contra.

Los españoles no se merecen una campaña de crispación, de insultos, de desprecio al adversario, porque la situación del país es lo suficientemente grave como para que los dos partido se tomen en serio lo que verdaderamente piden los españoles: una campaña en la que se contrasten programas, se aporten soluciones...

Hubo un tiempo en el que a la izquierda le iba bien la estrategia del miedo, pero creo que ese tiempo ha pasado ya, aunque todavía haya en nuestra sociedad gente, cada vez menos, que siga teniendo muy presente en su memoria lo que significó la dictadura... Pero de esa gente hay ya en todas las formaciones políticas, incluido el Partido Popular. Con todo, tal y como están las cosas en el PSOE y tal y como se
le presentan en el futuro, es hasta cierto punto comprensible que se agarren a la estrategia del miedo a la derecha como último recurso.

Rubalcaba ha dicho que él va a hacer una campaña tranquila y moderada, pero eso no hay quien se lo crea... Otra cosa es que no sea él directamente quien busque aquella famosa "tensión" de la que ya habló otra vez Rodríguez Zapatero, y sean otros en su lugar los que la provoquen con sus declaraciones y con una campaña dura con la que el PSOE va a intentar salvar los muebles de una derrota sin precedentes. Pero en democracia no vale todo, aunque casi todo sea legítimo...

Nadie debería recurrir ya al miedo para condicionar el voto de los españoles, porque los españoles ya pasaron miedo en otros tiempos, y no solo en los tiempos de la dictadura, sino antes incluso. Izquierda y derecha se han repartido las épocas más oscuras de nuestra Historia reciente, y por eso en la Transición se pasó página y se buscó el consenso y la concordia, y se vio que era posible convivir sin necesidad de
estarse permanentemente tirando los trastos a la cabeza, media España contra la otra media.

Volver a las andadas implica eso, que los socialistas han perdido la cabeza, o están desesperados, o las dos cosas a la vez, pero los españoles no se merecen una campaña de crispación, de insultos, de desprecio al adversario, porque la situación del país es lo suficientemente grave como para que los dos partido se tomen en serio lo que verdaderamente piden los españoles: una campaña en la que se contrasten programas, se aporten soluciones, se den respuestas a los problemas desde el sentido común y la cordura.

La verdad es que cuando el pasado viernes el presidente del Gobierno, Alfre..., perdón, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que en septiembre disolvería las Cortes para celebrar elecciones generales el 20 de noviembre, o sea, el 20N, en un primer momento me pareció tan burda la maniobra de querer vincular esa fecha con el voto al Partido Popular que, francamente, no creí que hubiera otra intencionalidad en la elección que no fuera la mera coincidencia en el calendario de factores ajenos
a la misma. Pero lo cierto es que movimientos posteriores de distintos dirigentes del Partido Socialista me han hecho recapacitar y, la verdad, empiezo a pensar que verdaderamente en Ferraz han perdido la cabeza. O están desesperados. O las dos cosas.