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El triunfo de la moderación en una España crispada
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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El triunfo de la moderación en una España crispada

Este no es un país raro, por más que los periodistas y/o tertulianos nos hartemos a veces de decirlo… no lo es. Es un país bastante

Este no es un país raro, por más que los periodistas y/o tertulianos nos hartemos a veces de decirlo… no lo es. Es un país bastante normal, con una inmensa mayoría de gente bastante normal, que lo único que busca en su vida privada es sentirse bien, tener una familia por regla general, un trabajo que permita satisfacer las necesidades de cada persona y que si además es del agrado de uno pues mejor, y acumular la menor cantidad posible de problemas siendo conscientes de que los problemas están ahí y aparecen cuando menos los esperamos… Y desde el punto de vista colectivo, los españoles son en general bastante solidarios, tranquilos, moderados, abiertos, quieren vivir en paz y gozar de las mayores cotas de libertad posibles y al mismo tiempo de un sistema de bienestar suficiente que garantice los servicios esenciales básicos –educación, sanidad, servicios públicos…-.

Es, por lo tanto, un país bastante normal que, sin embargo, ha sufrido a lo largo de su historia convulsiones importantes que han alterado de manera objetiva ese estado de cosas, y me atrevo a decir que en los últimos tiempos nuestra sociedad ha vuelto a vivir uno de esos escenarios convulsos que la han llevado a replantearse muchas cosas y a mostrar de manera bastante evidente su insatisfacción con los modos y maneras con que nuestros actuales gobernantes han dirigido los destinos del país, una insatisfacción que de manera bastante general se ha extendido hacia el resto de la clase política, y que ha generado unos niveles considerables de crispación social.

Desde el punto de vista colectivo, los españoles son en general bastante solidarios, tranquilos, moderados, abiertos, quieren vivir en paz y gozar de las mayores cotas de libertad posibles y al mismo tiempo de un sistema de bienestar suficiente que garantice los servicios esenciales básicos.

Existe un clima de hastío, de descontento, de desánimo generalizado muy preocupante, y lo es porque en la grave situación que atraviesa este país y que ayer se volvió a poner de manifiesto en cuanto el gobierno griego anunció que iba a someter a referéndum el rescate y las consecuencias del mismo –de lo cual, les diré, me alegro porque siempre he creído que debían de serlos propios griegos los que decidieran su futuro, y no las autoridades europeas, aunque esto suponga su salida del Euro-, lo que más falta hace es precisamente todo lo contrario, es decir, volver a recuperar un clima de consenso, de concordia, de estímulo, de reforma, de moderación, de tranquilidad que nos permita afrontar el difícil reto que se nos presenta sin tirarnos los trastos a la cabeza como estamos haciendo. Y eso es lo que propone, permítanme que lo diga así, el programa electoral de Mariano Rajoy.

Verán, se trata de un programa sin estridencias, que huye de provocaciones, perfectamente asumible por una inmensa mayoría social… y me dirán los más escépticos y también los más radicales, que le falta sangre… no es verdad. Lleva sangre, mucha sangre, pero de la sangre que siempre ha recorrido las venas de este país. Hoy más que nunca hace falta un programa de Gobierno que recupere el sentido común, la cordura, que busque de nuevo los acuerdos y que se asiente sobre los principios de la concordia que hicieron posible en los tiempos de Adolfo Suárez ese gran proyecto nacional de la Transición.

Nos encontramos, sin duda, en una encrucijada igual de complicada con el agravante de que entonces había esperanza y optimismo en la sociedad española, y hoy probablemente el país carece de esos dos condimentos para afrontar el momento que vive. Por eso es todavía más necesario, si cabe, un Gobierno que sea capaz de aunar allí donde el actual solo ha conseguido dividir, que sea capaz de sumar donde sólo se ha conseguido restar…

Lo que ofrece el PP, y no ofrece el PSOE porque ni siquiera lo pone en su programa, es “Gobernar desde el centro y para todos, con moderación y diálogo. Gobernar con honradez, responsabilidad y buen criterio. Gobernar de forma austera, eficaz y transparente. Gobernar con verdad y credibilidad”. Ese podría ser el resumen de 300 páginas de programa electoral , el famoso ‘programa oculto’ del PP en el que, sin embargo, es difícil encontrar una sola medida que pueda considerarse provocadora en el sentido peyorativo del término. Más bien al contrario, a lo largo de todo el documento lo que se encuentra es razonabilidad y sentido común por doquier.

Y es verdad que no hace concesiones ni a la derecha ni a la izquierda de lo que Rajoy considera que es la amplia mayoría social de este país, pero eso es así porque es precisamente esa amplia mayoría social la que desde un abanico que va del centro-izquierda al centro-derecha va a tener en sus manos la decisión de quien gobierna este país los próximos cuatro años. Un país que quiere que se le gobierne desde la moderación, el pragmatismo y el sentido común, y no desde la visceralidad que algunos preconizan.

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#rebélate

Este no es un país raro, por más que los periodistas y/o tertulianos nos hartemos a veces de decirlo… no lo es. Es un país bastante normal, con una inmensa mayoría de gente bastante normal, que lo único que busca en su vida privada es sentirse bien, tener una familia por regla general, un trabajo que permita satisfacer las necesidades de cada persona y que si además es del agrado de uno pues mejor, y acumular la menor cantidad posible de problemas siendo conscientes de que los problemas están ahí y aparecen cuando menos los esperamos… Y desde el punto de vista colectivo, los españoles son en general bastante solidarios, tranquilos, moderados, abiertos, quieren vivir en paz y gozar de las mayores cotas de libertad posibles y al mismo tiempo de un sistema de bienestar suficiente que garantice los servicios esenciales básicos –educación, sanidad, servicios públicos…-.

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