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Deriva fascista contra el Partido Popular
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Deriva fascista contra el Partido Popular

Se llama Xosé Represas. Es, desde 2009, el portavoz del BNG en el ayuntamiento pontevedrés de Ponteareas, además de empleado de Novagalicia Banco. En dicha localidad

Se llama Xosé Represas. Es, desde 2009, el portavoz del BNG en el ayuntamiento pontevedrés de Ponteareas, además de empleado de Novagalicia Banco. En dicha localidad hay un numeroso grupo de afectados por las preferentes, y a la mayoría de ellos se las vendió Represas, quien, de hecho, es uno de los empleados de Novagalicia Banco que más preferentes colocó en toda la provincia de Pontevedra. Pero Represas es del BNG, y el BNG está detrás de casi todas y cada una de las acciones que la Plataforma de Afectados por las Preferentes está llevando a cabo por los distintos municipios gallegos en los que gobierna el Partido Popular.

Una campaña de actuaciones que, a medida que ha pasado el tiempo, ha ido subiendo de intensidad hasta que el pasado 19 de marzo el alcalde de Ponteareas, González Solla, y los concejales del PP se vieron obligados a escapar del consistorio por una ventana ante la violencia que un numeroso grupo de afectados desplegó contra ellos, con la aprobación de los grupos de la izquierda en el ayuntamiento.

Represas, portavoz del BNG, es uno de los empleados de Novagalicia Banco que más preferentes colocó en toda la provincia de PontevedraSin embargo, nadie ha ido a casa de Represas a acosarle, ni a llamarle asesino, ni a molestar a sus hijos. Es más, Represas se ha convertido en el principal instigador de las acciones de la Plataforma. Curioso, ¿no? El PP nunca tuvo nada que ver en la polémica de las preferentes, como tampoco ha tenido nada que ver ni es culpable de los casos de desahucios que se producen cada día en nuestro país -es más, es el único Gobierno que se ha puesto manos a la obra para buscar una solución- y, sin embargo, se ha convertido en el blanco de los ataques de una izquierda radical que utiliza ambos movimientos en su estrategia totalitaria para expulsar al PP del poder; desde la calle, porque desde las urnas no puede.

Ambas plataformas han caído en manos de grupos radicales que las están utilizando contra el PP, y el caso de Represas es sintomático de hasta dónde llega la hipocresía, el cinismo y la doble vara de medir de la izquierda. El pasado lunes, sin ir más lejos, cinco ayuntamientos gobernados por el PP fueron objeto de ataques de esta plataforma, impidiendo que se celebraran los plenos municipales. Tanto fue así que la alcaldesa de Sanxenxo tuvo que abandonar el pleno escoltada por la Policía y la Guardia Civil. 

Ya sé que el PSOE no está detrás de todo esto, señora Valenciano, pero observa complacido cómo, otra vez, al igual que ocurriera hace años primero con el Prestige y después con la Guerra de Iraq, al PP se la organizan en la calle para desestabilizar al Gobierno y conseguir que caiga. Sólo que en aquella ocasión sí que había una responsabilidad directa del Ejecutivo en ambos casos. Hoy, al contrario, no la hay, ni en el caso de las preferentes ni en el de las hipotecas.

¿Por qué no se producen esas escenas de acoso a las puertas de los domicilios de los exconsejeros del bipartito que gobernó Galicia? ¿Por qué no acosa nadie a Represas? ¿Por qué no se protesta delante de los domicilios de Toxo y Méndez, cuyos sindicatos se lo han llevado crudo de los ERE de Andalucía y todavía no han salido a dar ni una sola explicación? ¿Por qué la PAH no señala el domicilio de Carmen Chacón, bajo cuyo mandato al frente del Ministerio de Vivienda se endureció la política de desahucios y se crearon los juicios rápidos para agilizarlos? ¿Por qué nadie acude a insultar y amenazar al exministro José Blanco y a la cúpula del PSOE que votó en contra de una iniciativa del PP para eliminar las cláusulas abusivas de las hipotecas?

Obviamente, yo no pretendo que nada de eso ocurra, pero me gustaría escuchar en boca de Elena Valenciano, de Alfredo Pérez Rubalcaba, una palabra de disculpa, y unas cuantas más de condena de lo que está pasando; porque lo que está pasando empieza por lo que empieza, pero nunca se sabe cómo acaba. Van a tener difícil justificar lo injustificable si algún energúmeno se acaba excediendo, y esto tiene consecuencias. Yo puedo comprender que a la izquierda no le guste que gobierne la derecha. Puedo comprender, porque forma parte de la libertad de cada uno, que la gente no esté contenta con lo que está pasando y proteste en la calle por los recortes o por lo que le dé la gana. Pero de ahí a poner en marcha una campaña de acoso que desciende incluso a lo más personal de los diputados del PP, de ahí a llamarlos asesinos y señalarlos como señalaban los esbirros de ETA a aquellos a los que luego la banda iba a eliminar, hay un abismo. Y es el abismo que separa la democracia y la libertad de la dictadura del miedo y del peor de los fascismos. 

Se llama Xosé Represas. Es, desde 2009, el portavoz del BNG en el ayuntamiento pontevedrés de Ponteareas, además de empleado de Novagalicia Banco. En dicha localidad hay un numeroso grupo de afectados por las preferentes, y a la mayoría de ellos se las vendió Represas, quien, de hecho, es uno de los empleados de Novagalicia Banco que más preferentes colocó en toda la provincia de Pontevedra. Pero Represas es del BNG, y el BNG está detrás de casi todas y cada una de las acciones que la Plataforma de Afectados por las Preferentes está llevando a cabo por los distintos municipios gallegos en los que gobierna el Partido Popular.