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Impuestos II: aquí se la juega Rajoy
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Federico Quevedo

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Impuestos II: aquí se la juega Rajoy

El Consejo de Ministros encargó ayer a un grupo de ocho sabios encabezados por el profesor Manuel Lagares el estudio de un nuevo modelo fiscal, una

El Consejo de Ministros encargó ayer a un grupo de ocho sabios encabezados por el profesor Manuel Lagares el estudio de un nuevo modelo fiscal, una reforma del actual sistema para adaptarlo a nuestro entorno económico y a las necesidades de un país moderno que, a pesar de la crisis económica, sigue asentando su capacidad de ingresar en las arcas del Estado en una amplia clase media formada por profesionales de toda índole, asalariados y autónomos, y pequeños empresarios que viven de su negocio y que dan empleo a cerca del 90% de nuestra población ocupada.

Lo escribí ya una vez y lo reitero, antes de continuar este post, porque es esencial para comprender la importancia política de lo que se ha encargado a ese grupo de expertos: de esa amplia clase media es de la que se nutre electoralmente el PP, es la que da y quita mayorías, y es a la que el PP ha sometido a un estrujamiento fiscal como nunca antes se había visto en este país. Sin duda, las consecuencias políticas que pueda tener una reforma fiscal es lo que menos debería importarnos, y sí las sociales y económicas que conlleva, pero lógicamente eso no es así para el Gobierno, ni para éste ni para ninguno, aunque en su favor hay que decir que ha sido el Ejecutivo que más ha subido los impuestos a las clases medias a sabiendas del coste político que eso conllevaba.

Lo malo de eso es que hacerlo ha sido un error, como se está demostrando mes a mes en las cifras de recaudación. Recientemente se ha publicado un informe elaborado por la consultora Freemarket que, bajo el título Política Fiscal: Un impuesto sobre la recuperación, realiza una crítica muy dura del modelo fiscal puesto en práctica por el Gobierno del PP bajo una doble premisa:

“a) Cuando los gobiernos quieren cortar el déficit mediante alzas impositivas, el efecto es un recrudecimiento y un alargamiento de la recesión. Este argumento resulta inobjetable a la vista de la experiencia histórica.

b) Cuando lo hacen mediante recortes del gasto estructural, el resultado es muy diferente. En el peor de los casos, los períodos recesivos, de producirse, duran poco”.

Nuestro país ha pasado en un periodo de seis años de tener unos tipos máximos de IRPF e IVA del 43% y el 16% respectivamente, a un 52% y un 21%, pero la recaudación por ambos impuestos, lejos de aumentar ha experimentado un importante retroceso que en los primeros meses de 2013 se cuantifica en una caída del 5,3% en el IRPF y del 4,6% en el IVA

Es evidente que desde el primer momento el Gobierno apostó por lo primero, es decir, “se ha incrementado la fiscalidad del IRPF en pleno declive de la renta disponible de las familias. Se ha elevado el tipo efectivo que grava a las sociedades en un contexto de descenso de los beneficios empresariales y de un proceso de destrucción de compañías y se ha incrementado la imposición indirecta en un escenario de descenso de la renta disponible y por tanto del consumo”.

¿Conclusión? Lo que probablemente podría haber sido una salida anticipada de la crisis se ha retrasado al menos 24 meses de caída del PIB y aumento del desempleo, por eso -continúa el informe-, desde “esta perspectiva, el caso fiscal y presupuestario español es un ejemplo paradigmático de la Curva del Laffer. Esta representa la relación entre los tipos impositivos y los ingresos fiscales y muestra con claridad meridiana que incrementar los impuestos no siempre se traduce en un aumento de los ingresos. Es más, su elevación a partir de un determinado umbral conduce inevitablemente a un descenso de los ingresos tributarios porque reduce los incentivos de los individuos y de las compañías a trabajar, ahorrar, consumir e invertir. A la vista de los resultados cosechados por las medidas fiscales del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, España parece ser un caso evidente de que se ha superado ese punto a partir del cual mayores impuestos generan una caída de la recaudación”.

¿Es esto cierto? Nuestro país ha pasado en un periodo de seis años de tener unos tipos máximos de IRPF e IVA del 43% y el 16% respectivamente, a un 52% y un 21%, pero la recaudación por ambos impuestos, lejos de aumentar ha experimentado un importante retroceso que en los primeros meses de 2013 se cuantifica en una caída del 5,3% en el IRPF y del 4,6% en el IVA. ¿Con esos mimbres quiere el Gobierno reconducir el déficit público? La respuesta del Ejecutivo es que si no se hubieran subido esos impuestos, la caída de recaudación habría sido aún mayor, pero eso es solo una expectativa que nunca sabremos si se hubiera cumplido.

Lo que si sabemos es que en otras ocasiones en las que los impuestos han bajado, la recaudación ha aumentado, bien es verdad que con tasas positivas de crecimiento. Pero falta por saber cómo hubiera contribuido a acortar la recesión una bajada de impuestos que hubiera reactivado el consumo y la inversión. En cualquier caso, España tiene un problema desde hace varios años que se ha acentuado con la crisis y es que es, probablemente, es el país de la UE en el que más ha caído la recaudación por impuestos, más incluso que en Portugal, Grecia e Irlanda, los tres países rescatados por la Troika.

Es evidente, por tanto, que el problema de nuestro modelo fiscal es estructural, no coyuntural, y que es necesaria una reforma que permita ampliar las bases de recaudación sin que eso suponga, al mismo tiempo, seguir estrujando los bolsillos de la pobre clase media que ya no sabe ni como llegar a fin de mes y teme encontrarse con los hombres de negro de la AEAT a la vuelta de la esquina. De que esa reforma salga bien y suponga, de verdad, una reestructuración de las bases imponibles favorable a las clases medias y a los que menos tienen, va a depender en buena medida el éxito o el fracaso de esta legislatura.

El Gobierno, de la mano de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, ha dado un buen paso en la línea de la reforma de la Administraciones Públicas. Si este otro paso lo da, también, en la buena dirección, el PP puede tener Gobierno para muchos años y Rajoy conseguirá conjurar la crítica interna por los siglos de los siglos.

El Consejo de Ministros encargó ayer a un grupo de ocho sabios encabezados por el profesor Manuel Lagares el estudio de un nuevo modelo fiscal, una reforma del actual sistema para adaptarlo a nuestro entorno económico y a las necesidades de un país moderno que, a pesar de la crisis económica, sigue asentando su capacidad de ingresar en las arcas del Estado en una amplia clase media formada por profesionales de toda índole, asalariados y autónomos, y pequeños empresarios que viven de su negocio y que dan empleo a cerca del 90% de nuestra población ocupada.

Mariano Rajoy