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Retrato en Siria de la farsa de las manifestaciones del 'No a la Guerra'
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Retrato en Siria de la farsa de las manifestaciones del 'No a la Guerra'

Les pido a ustedes que hagan un poco de retrospectiva e imagínense que en lugar de a principios de septiembre de 2013, con Barack Obama en

Les pido a ustedes que hagan un poco de retrospectiva e imagínense que en lugar de a principios de septiembre de 2013, con Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos y François Hollande en la de la República Francesa, nos encontráramos unos cuantos años atrás, con George Bush en la Casa Blanca, José María Aznar en La Moncloa y Tony Blair en el 10 de Downing Street, los tres decididos a atacar Siria después de que el régimen de Al Assad hubiera gaseado a cientos de ciudadanos civiles en el marco de una guerra civil en aquel país que está suponiendo la vergüenza internacional.

¿Se han hecho la composición de lugar? ¿Si? ¿Se imaginan ahora qué ocurriría en nuestras calles y en los medios de comunicación de la izquierda? Efectivamente: los del No a la Guerra ya habrían montado su particular show callejero, habrían dado rienda suelta a su propaganda cargada de mentiras y las soflamas de Pilar Bardem, Willy Toledo, Alberto San Juan y compañía invadirían las tertulias políticas y hasta las del corazón de las televisiones y radios del rancio progresismo patrio.

¿Dónde están los del 'No a la Guerra'? ¿Porqué no invaden la calle con sus soflamas? Toda esa izquierda pancartera que enseguida se cuelga de la brocha para acusar al PP de privatizar hasta las esquinas y se organiza por colores

Hoy, sin embargo, lo más parecido a eso que encontramos es una tímida protesta en las redes sociales que no llega ni a trending topic en Twitter, organizada por los sectores más radicales de la izquierda porque, por supuesto, tratándose de aquél que un día se apareció a nuestra progresía como el nuevo Mesías de la izquierda en perfecta conjunción planetaria con Rodríguez Zapatero, difícilmente puede el PSOE hacer uso de la misma demagogia que hizo entonces con la Guerra de Irak.

Miren, yo no quiero que haya guerra en Siria, lo digo ya para que no haya dudas. Es más, añado, a día de hoy soy consciente de que la Guerra de Irak fue un error y de que muchos cometimos otro al justificarla. Ningún conflicto humano, por grave que sea, debe solucionarse con violencia, pero también es verdad que lo que está ocurriendo en Siria no puede dejarnos indiferentes y algo hay que hacer, pero tengo para mí que eso que llamamos Comunidad Internacional, una vez más, ha fracasado en sus intentos por dar soluciones diplomáticas a la guerra civil que se libra en Siria, si es que de verdad se han llegado a producir esos intentos, que lo dudo.

Pero hablar de política internacional y, no me duelen prendas reconocerlo, no es lo mío, así que me limitaré a ser un mero espectador de algo que, de nuevo, amenaza con llevar a la humanidad a empezar algo que nunca sabemos cómo va a acabar. Ahora bien, en la denuncia del cinismo y la hipocresía me van a encontrar ustedes siempre, y cuando se trata de denunciar el cinismo y la hipocresía de la izquierda, que juzga con varas de medir muy distintas las acciones de unos y de otros en función de la procedencia ideológica, más todavía.

¿Dónde están los del No a la Guerra? ¿Porqué no invaden la calle con sus soflamas? Toda esa izquierda pancartera que enseguida se cuelga de la brocha para acusar al PP de privatizar hasta las esquinas y se organiza por colores -verde/educación, blanco/sanidad, amarillo/preferentistas, rojo/desahucios…- como si se tratara de un campamento adolescente de verano para no perderse en la inmensidad de la protesta -“¡Pepaaaa! ¿Qué camiseta me toca hoy?” “¡¡¡¡La verde, cariño, ayer fue la amarilla y mañana la roja, te las he dejado por orden en el armario de manifestaciones!!!!”-, se esconde sin embargo en la vergüenza de su insufrible demagogia para no molestar a los grandes líderes de la socialdemocracia internacional…

Y es que no es lo mismo Hollande que Blair, dónde va a parar, ni Obama que Bush. Y eso que ahí está Rajoy, pero da igual porque aunque al gallego le tendrían ganas, no vayamos a incordiar a los amigos de la Internacional del Sectarismo. Ahí están los Bardem, Almodóvar, San Juan y compañía callados como putas -que me perdonen las putas, por favor-, sin atreverse a levantar la voz ni mucho menos a buscarle un color a la camiseta de manifestaciones del No a la Guerra. Ay…. Lo que hacen la demagogia y el cinismo… Pena de país.

Les pido a ustedes que hagan un poco de retrospectiva e imagínense que en lugar de a principios de septiembre de 2013, con Barack Obama en la presidencia de Estados Unidos y François Hollande en la de la República Francesa, nos encontráramos unos cuantos años atrás, con George Bush en la Casa Blanca, José María Aznar en La Moncloa y Tony Blair en el 10 de Downing Street, los tres decididos a atacar Siria después de que el régimen de Al Assad hubiera gaseado a cientos de ciudadanos civiles en el marco de una guerra civil en aquel país que está suponiendo la vergüenza internacional.

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