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Auge y caída de la ‘lideresa’
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Auge y caída de la ‘lideresa’

El jueves por la tarde el 'hashtag' tuitero #Aguirrealafuga se convirtió en 'trending topic'. Dicho de otro modo, el tema estrella en Twitter

El jueves por la tarde el hashtag tuitero #Aguirrealafuga se convirtió en esto que ya hemos incorporado a nuestro vocabulario colectivo gracias las redes sociales: trending topic. Dicho de otro modo, el tema estrella en Twitter. Como ya todo el mundo conoce los hechos me los ahorro, aunque quede por aclarar cuál de las dos versiones es la cierta, si la de los agentes de movilidad o la de la propia Aguirre, dado que ambas difieren en cuestiones importantes. De ser cierta la versión de los agentes, y nada hace pensar que no sea así, la expresidenta madrileña se enfrenta incluso a algo más que una multa, ya que podría haber cometido un delito de desobediencia a la autoridad.

Un lío, y bien gordo, para alguien que ha hecho de su imagen pública una forma de vida. Ella dice en su descargo que es una ciudadana normal y que no se la ha tratado como tal. Pero es que no lo es porque suma al oficio de expresidenta de la Comunidad de Madrid el de presidenta del PP en la región y eterna candidata a casi todo. Las personas normales no se pasan el día en las radios y en las televisiones haciendo declaraciones sobre todo lo que acontece en el país, eso lo hace alguien que tiene configurada una imagen pública apta para ello. Las personas normales no figuran en las quinielas como posibles candidatas a liderar la lista del PP al Ayuntamiento de Madrid, y desde luego las personas normales no llevan escolta ni las reconoce todo el mundo cuando van por la calle. No, por mucho que ella lo diga, no es una persona normal, y lo sabe.

¿Qué le ha pasado a Esperanza Aguirre? En las horas siguientes a los acontecimientos del jueves por la tarde en la Gran Vía madrileña todos sus 'enemigos' políticos se frotaban las manos porque Aguirre no sólo había cometido un error garrafal que además puede convertirse en delito, sino que además estaba cometiendo otro más garrafal todavía: intentar hacerse la víctima. Ella, la todopoderosa 'lideresa' del PP en Madrid, víctima del odio irrefrenable y el machismo enfervorecido de un pobre agente de movilidad… No es creíble. Es difícil que algo así le hubiera pasado siendo todavía presidenta de la Comunidad de Madrid porque difícilmente iría sola en el coche a las cuatro de la tarde por el centro de la capital, pero de haberle pasado sólo la hubiera salvado de la inmediata dimisión un acto de humildad y de petición de perdón creíble e incuestionable. Todo el mundo puede tener un mal día.

Quien lo ha sido todo, o casi todo, en su vida pública -ministra, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid- se va a quedar para los restos con el sambenito de 'Aguirrealafuga', como si fuera la rubia de 'Thelma y Louise'

Lo inexplicable es que el jueves por la tarde, y en las horas siguientes, en lugar de eso Aguirre concentraba toda su ira sobre los agentes de movilidad, y a medida que iba pasando el tiempo sus ataques a estos hombres que ciertamente no gozan de la simpatía de la mayoría de los automovilistas se hicieron más duros y contundentes. Error, inmenso error. Aguirre desplegó una intensa actividad mediática esa tarde noche y la mañana siguiente, pero introducida ya en la espiral de no admisión de la culpa y victimismo no había salida posible a su situación y, salvo alguna excepción y no muy entusiasta, la mayoría de los medios de uno y otro lado criticaban su actitud. Quien lo ha sido todo, o casi todo, en su vida pública -ministra, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid- se va a quedar para los restos con el sambenito de Aguirrealafuga como si fuera la rubia de Thelma y Louise.

En la noche del jueves Aguirre intervino en La Linterna de la Cadena COPE, dio su explicación, lo hizo con el gracejo con el que suele acompañar todas sus intervenciones, nos dio unos momentos de radio impagables y, tras escucharla, este que suscribe tuvo a bien leer el parte policial que en ese momento publicaba un medio de comunicación y que en nada se parecía a la versión dada por la expresidenta. Ni corta ni perezosa, Aguirre volvió a llamar para decir que es que yo le tengo manía y que la versión policial no es la cierta. Pero no es verdad que yo le tenga manía. Y aunque para un periodista no hay nada mejor que la crítica de un político, déjenme que les diga que la he admirado durante mucho tiempo.

He admirado su coraje y su valor -todos tenemos presentes las imágenes del accidente del helicóptero con Rajoy, o la vez que estuvo a punto de morir en un ataque terrorista en Bombay-, he admirado su capacidad para sobreponerse a todas las situaciones, su habilidad para venderse a sí misma incluso como lo que no es -presume de liberal, pero lo más liberal que ha hecho en la Comunidad de Madrid ha sido privatizar las ITV-, su continuo buen humor -luego dicen los que trabajan con ella que tiene un genio de narices-, su don de gentes e incluso su tendencia a ser un verso suelto. Ha sido, durante mucho tiempo, un animal político. Pero ahora es un animal herido.

He admirado su coraje y su valor, su capacidad para sobreponerse, su habilidad para venderse como lo que no es, su buen humor, su don de gentes e incluso su tendencia a ser un verso suelto. Ha sido un animal político. Pero ahora es un animal herido

Herido porque aunque es verdad que ella actuó de inmediato contra todos los que estaban implicados en el caso Gürtel, no es menos cierto que toda la corrupción que se ha destapado en la Comunidad de Madrid se ha producido bajo su mandato y quienes la han protagonizado han trabajado a sus órdenes. Herido porque en un momento dado dijo que abandonaba la política, y aparentemente era sincera aquella rueda de prensa en la que estuvo a punto de echarse a llorar, para posteriormente hacer justo lo contrario y continuar en primera línea y además dejando claro que pensaba seguir y dar la lata. Herido porque se ha vinculado innecesariamente con el ala más dura de su partido en contra de Rajoy y eso es difícil de gestionar cuando el presidente de tu partido gobierna con mayoría absoluta y un poder político como nunca había tenido el PP en toda España.

Pero, pese a todo, ella aspiraba a que la necesidad o su propia habilidad la acabaran situando al frente de lo que más ansiaba como punto y final a su carrera política: la alcaldía de Madrid. Pues va a ser que no. Desde luego la posibilidad de su candidatura no despertaba ninguna simpatía en la calle Génova 13 ni en La Moncloa, de hecho debe de ser de las pocas cosas en las que coinciden, por ejemplo, dos de las mujeres con más poder en España, Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Y desde luego no tenía en absoluto la de Mariano Rajoy, aunque este, llevado por su pragmatismo, si las encuestas al final decían que ella era la única capaz de salvar Madrid, a lo mejor hubiera cedido.

Ya no. Es imposible que después de lo ocurrido Aguirre pueda encabezar esa candidatura porque falta solo un año para las elecciones y no se va a olvidar el incidente, sobre todo si la denuncia policial sigue adelante y acaba en delito. En el futuro Aguirre maldecirá ese punto de la Gran Vía madrileña en el que el jueves por la tarde se dejó doscientos euros y una carrera política, pero su reacción fue la propia de un animal herido, lo que demuestra que aquel mes de septiembre del año 2012, cuando anunció que abandonaba la vida política, tenía que haberlo hecho de verdad y no jugar al engaño como lo hizo.

El jueves por la tarde el hashtag tuitero #Aguirrealafuga se convirtió en esto que ya hemos incorporado a nuestro vocabulario colectivo gracias las redes sociales: trending topic. Dicho de otro modo, el tema estrella en Twitter. Como ya todo el mundo conoce los hechos me los ahorro, aunque quede por aclarar cuál de las dos versiones es la cierta, si la de los agentes de movilidad o la de la propia Aguirre, dado que ambas difieren en cuestiones importantes. De ser cierta la versión de los agentes, y nada hace pensar que no sea así, la expresidenta madrileña se enfrenta incluso a algo más que una multa, ya que podría haber cometido un delito de desobediencia a la autoridad.

Esperanza Aguirre Madrid Política