Es noticia
'Voulez vous danser'… ¿quiere que bailemos un Valls?
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

'Voulez vous danser'… ¿quiere que bailemos un Valls?

Se acabó, a Dios gracias. En los años que llevo de periodista siguiendo la información política creo que no he asistido a una campaña electoral más tediosa

Se acabó, a Dios gracias. En los años que llevo de periodista siguiendo la información política creo que no he asistido a una campaña electoral más tediosa e insulsa que ésta, y miren ustedes que generalmente las elecciones europeas no despiertan mucho entusiasmo. Voten ustedes el domingo, o no… Hagan lo que quieran, no seré yo quien les incite a inclinarse por tal o cual partido. Ya son lo suficientemente mayorcitos como para saber lo que tienen que hacer y asumir su responsabilidad porque, no lo olviden, esa decisión conlleva una responsabilidad, por pequeña que pueda parecer.

La campaña ha tenido tres momentos clave, en mi opinión; el primero el asesinato de Isabel Carrasco y todo el debate posterior sobre la crueldad con la que un elevado porcentaje de usuarios de las redes sociales reaccionó ante el mismo; el segundo la desafortunada frase de Miguel Arias Cañete el día después del debate y la utilización hasta la extenuación de ese traspiés por parte del PSOE y su cabeza de lista, Elena Valenciano, para desacreditar al contrario en un ejercicio casi xenófobo de exclusión personal sin precedentes, al menos que yo recuerde; y el tercero ha sido quizás el menos aireado mediáticamente pero, para mí, el de mayor calado por lo que implica de engaño y retorcimiento de la realidad por parte de la izquierda y el que, al mismo tiempo, tenía una mayor implicación con el sentido europeísta de esta campaña electoral.

Lo que de verdad ha marcado la campaña con contenido europeísta ha sido la presencia en nuestro país del primer ministro francés, Manuel Valls, para apoyar a la cabeza de lista del PSOE, Elena Valenciano

Ni el asesinato de Carrasco, ni el desliz de Cañete eran, objetivamente, asuntos propios del entorno europeo de esta campaña, por más que en el segundo de los casos el PSOE se empeñara en llevar su estrategia de descrédito más allá de nuestras fronteras. Lo que de verdad ha marcado la campaña con contenido europeísta ha sido la presencia en nuestro país del primer ministro francés, Manuel Valls, para apoyar a la cabeza de lista del PSOE, Elena Valenciano. Y más allá de otras veleidades de la protagonista de la campaña socialista, ese ha sido sin lugar a dudas el momento en el que se ha producido la mayor demostración de cinismo e hipocresía tan habituales en la izquierda para justificar sus actos cuando estos son comparables a los que tanto critican de la derecha.

Había, no vamos a negarlo, cierta expectación para ver cómo el nuevo primer ministro francés justificaba en suelo español su plan de recortes que suma más de 50.000 millones de euros y va a afectar fundamentalmente a la sanidad y otros servicios sociales, y que ha empezado por congelar las pensiones y los sueldos de los funcionarios. Teniendo en cuenta que buena parte de la campaña socialista, hasta que llegó el infortunio verbal de Cañete, se basaba en denunciar los recortes del Gobierno de Rajoy -como segundo tema después de la reforma del aborto de Gallardón-, no dejaba de ser interesante ese situarse ante el espejo.

Valls nos obsequió con un ejercicio de cinismo e hipocresía inigualable, afirmando que sus recortes son 'justicia social' y calificándolos de 'reformismo de izquierdas'

Pero lejos de admitir que la realidad europea y la crisis económica han llevado al Gobierno socialista francés a adoptar medidas de austeridad iguales a las que han aprobado otros gobiernos del entorno, entre ellos el nuestro, Manuel Valls nos obsequió con un ejercicio de cinismo e hipocresía inigualable, afirmando que sus recortes son “justicia social” y calificándolos de “reformismo de izquierdas” frente a los verdaderos recortes, que son los que lleva a cabo la derecha.

Acojonante, y perdonen la expresión que ya sé que es poco educada, pero es lo que me sale. O sea que si Valls congela las pensiones y el sueldo de los funcionarios es justicia social y si lo hace Rajoy es recorte, y si Valls reduce el presupuesto de sanidad y acude a modelos de concierto público-privado es reformismo de izquierdas, y si lo hace Rajoy es privatización. No tengo palabras. Juzguen ustedes por sí mismos, pero si después del 25M lo que manda en Europa es la izquierda ya saben a lo que atenerse: recortes disfrazados. Y eso sin tener en cuenta dónde nos llevó la izquierda en el pasado. Y si gana la derecha habrá recortes, también, pero sabremos a lo que atenernos y hacia dónde nos ha conducido su política económica en otras ocasiones. Ustedes sabrán. Está en su mano decidir el futuro.

Se acabó, a Dios gracias. En los años que llevo de periodista siguiendo la información política creo que no he asistido a una campaña electoral más tediosa e insulsa que ésta, y miren ustedes que generalmente las elecciones europeas no despiertan mucho entusiasmo. Voten ustedes el domingo, o no… Hagan lo que quieran, no seré yo quien les incite a inclinarse por tal o cual partido. Ya son lo suficientemente mayorcitos como para saber lo que tienen que hacer y asumir su responsabilidad porque, no lo olviden, esa decisión conlleva una responsabilidad, por pequeña que pueda parecer.

Elena Valenciano Manuel Valls Miguel Arias Cañete