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La estrella fugaz de Monago se apaga
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Federico Quevedo

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La estrella fugaz de Monago se apaga

Algo está pasando en el Gobierno de Extremadura. Hay problemas y en el PP extremeño se cuestiona la labor de la mano derecha de Monago, Iván Redondo

Foto: José Antonio Monago, tras la votación de la moción. (Efe)
José Antonio Monago, tras la votación de la moción. (Efe)

Algo está pasando en el Gobierno de Extremadura. Sí, ya sé que fundamentalmente lo que ha pasado es que el PP perdió allí las elecciones del 25M, y es evidente que eso les tiene muy, pero que muy nerviosos. Verán, el martes pasado, en la COPE, dije sin profundizar mucha más esto mismo: que había problemas y que en el PP extremeño se estaba cuestionando la labor de la mano derecha de José Antonio Monago, Iván Redondo. Y punto. Pero solo con eso ya se lió una buena. Empezaron las llamadas, a mí a través de terceros en Génova 13, a la COPE en Extremadura y al director de La Linterna. Las fuerzas vivas del PP extremeño empeñadas en lograr mi silencio… Vano intento, porque a mí no me calla nadie, sobre todo si tengo algo que contar.

Ya pasó hace poco más de un año, cuando un post en El Confidencial sobre lo que ya empezaban a ser grietas en el Gobierno de Monago dio al traste con una crisis de Gobierno diseñada por Iván Redondo. También entonces se creyeron con derecho a decirme lo que tenía que escribir y lo que no. Pues bien, de aquellos polvos vienen también estos lodos, porque aunque la crisis de Gobierno no se llevó a cabo, sin embargo el Gobierno sí que entró en crisis, en muchos casos por motivos personales, en varios de sus departamentos, empezando por el de la vicepresidenta Cristina Teniente, que se deshizo de su amiga y jefa de Gabinete Carmen Martínez, hermana de otra Martínez, Guadalupe, que también fue desplazada por Iván Redondo de su puesto de secretaria de confianza de Monago.

A Carmen Martínez la sustituyó otra amiga de toda la vida de la vicepresidenta y ella salió disparada al partido a ocupar nada más y nada menos que el cargo de Tesorera, o sea, a gestionar los dineros del PP extremeño. Los movimientos de la vicepresidenta –que a decir de gente del PP de allí ya se ve como la Susana Díaz extremeña el día que Monago deje sitio– han preocupado a Iván Redondo, que busca cómo frenar sus aspiraciones.

Nada se mueve en ese Gabinete sin que lo sepa Iván Redondo, que ha colocado a periodistas amigos suyos en todas las consejerías e incluso tiene controlado el partido

Pero, sin duda, el movimiento más importante se dio hace pocos meses en el entorno político más próximo de la vicepresidenta: Sergio Velázquez, el 'todopoderoso' secretario general de Empleo, el hombre que iba a acabar con el paro en la región, caía en desgracia y era enviado a un puesto bien remunerado en la SEPI mientras el desempleo en Extremadura aumentaba en 70.000 parados más. Su marcha condujo a que su puesto lo ocuparan no uno, sino tres directores generales ascendidos a secretarios generales: “Lo que no ha hecho uno no lo van a hacer tres”, dice mi fuente.

Nada se mueve en ese Gabinete sin que lo sepa Iván Redondo, que ha colocado a periodistas amigos suyos en todas las consejerías e incluso tiene controlado el partido, hasta el extremo de que nadie se atreve a disentir de sus 'análisis' sociológicos sustentados por las encuestas de encargo que hace el periódico oficial, Extremadura, que daba al PP cuatro puntos de ventaja sobre el PSOE en las europeas.

Fue, probablemente, ese falso convencimiento en la victoria lo que llevó a Iván Redondo a diseñar una estrategia con la que pretendía un doble objetivo: por un lado darle la victoria a Monago y consolidarlo como el 'barón rojo' del PP, y por otro ofrecer a Madrid un granero de votos que al mismo tiempo le hiciera valerse como un 'estratega' indispensable para Génova 13. Con esos dos objetivos en su horizonte político, a Redondo no se le ocurre otra cosa que adelantar el debate de la región, que habitualmente se hace en julio, al 15 de mayo, y así hacer de las europeas una especie de plebiscito sobre Monago y, al mismo tiempo, terminar de hundir a un ya casi zombi político, Guillermo Fernández Vara, al que es verdad que Monago había castigado duramente en los debates anteriores.

Monago está a tiempo de recuperarse, solo necesita hacer autocrítica y comprobar que el enemigo lo tiene dentro de casa

Y aunque es verdad que el PSOE pierde votos por su izquierda, recupera los que le había cedido al PP por su derecha y gana las elecciones, provocando un verdadero terremoto en las filas del PP y entre los principales dirigentes del partido en la región, que empiezan a cuestionar abiertamente a Redondo y sus 'estrategias'. En los días siguientes a la debacle hubo reunión de los secretarios generales del PP extremeño, con ruido de sables como sonido de fondo. Sé que me lo desmentirán, pero es verdad.

El propio Monago empieza a desconfiar de un Iván Redondo que empieza a pisar bastante menos el despacho de su jefe. Monago está a tiempo de recuperarse, solo necesita hacer autocrítica y comprobar que el enemigo lo tiene metido dentro de casa. Si no lo hace, las autonómicas de dentro de un año las ganará un Fernández Vara al que Iván Redondo ha inyectado sangre en las venas suficiente como para volver a ser un político al alza y con futuro.

Algo está pasando en el Gobierno de Extremadura. Sí, ya sé que fundamentalmente lo que ha pasado es que el PP perdió allí las elecciones del 25M, y es evidente que eso les tiene muy, pero que muy nerviosos. Verán, el martes pasado, en la COPE, dije sin profundizar mucha más esto mismo: que había problemas y que en el PP extremeño se estaba cuestionando la labor de la mano derecha de José Antonio Monago, Iván Redondo. Y punto. Pero solo con eso ya se lió una buena. Empezaron las llamadas, a mí a través de terceros en Génova 13, a la COPE en Extremadura y al director de La Linterna. Las fuerzas vivas del PP extremeño empeñadas en lograr mi silencio… Vano intento, porque a mí no me calla nadie, sobre todo si tengo algo que contar.

José Antonio Monago Guillermo Fernández Vara Extremadura