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El 'Pujolgate' y la hipocresía de la clase política
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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El 'Pujolgate' y la hipocresía de la clase política

Nadie sabe a cuánto asciende la fortuna de la familia Pujol. Las estimaciones más a la baja hablan de más de quinientos millones de euros, y

Foto: El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (EFE)
El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (EFE)

Nadie sabe a cuánto asciende la fortuna de la familia Pujol. Las estimaciones más a la baja hablan de más de quinientos millones de euros, y las que tiran por lo alto llegan incluso a decir que podría rondar los 3.000 millones de euros. Una barbaridad en cualquier caso que convierte al clan en uno de los más ricos y poderosos de España y probablemente del mundo. ¿Es este un "asunto privado" como asegura el hereu Artur Mas? No. En ningún caso. No puede serlo. Primero porque la propia confesión del que fuera presidente de la Generalitat lo convierte en una cuestión pública desde el mismo momento en el que hay un reconocimiento de fraude fiscal. Y, segundo, porque cada día que pasa se hace más evidente que esa fortuna no es el fruto de una herencia, sino que todo apunta a que se trata de una corrupción continuada que deja en pañales todo lo conocido hasta el momento.

Vamos, que Bárcenas al lado de los Pujol es un aprendiz. Lo de los Pujol supera todos los límites imaginables, pero si hay un ejemplo evidente de que ha habido quien ha entendido la política como un negocio personal, es este. Porque hasta ahora la mayor parte de los delitos de corrupción estaban vinculados a la financiación ilegal de los partidos políticos, y a eso se dedicaba también ese famoso 3% que en su día denunció Pasqual Maragall, y los casos de enriquecimiento personal, que los ha habido, han sido menores. De hecho, el primer caso de enriquecimiento personal que llama la atención por su cuantía es precisamente el del extesorero del PP, Luis Bárcenas.

Pero esto, como digo, supera todos los límites de lo imaginable, esto es corrupción a gran escala, a lo grande, con modos y maneras de mafia siciliana, y encima haciendo creer a la gente de bien que ellos eran los garantes de la pureza ideológica del nacionalismo catalán y que atacarles a ellos –o sea, investigar el origen de su fortuna– era atacar a Cataluña. Y lo peor es que todavía hay allí mucha, pero mucha gente, que se lo cree.

Con todo, lo que a mí estos días me indigna es como el resto de la clase política española mira para otro lado como si esto no fuera con ellos. De Artur Mas no podía esperar otra cosa que salirse por la tangente afirmando que esto se trata de un asunto privado. Bueno, es lógico que lo intente porque él es el hijo político de Pujol y no querrá matar a su padre, entre otras cosas porque si todos los hijos de Pujol han salido beneficiados de su corrupción, ya veremos si también entra Mas en ese círculo de confianza o no.

Lo que de verdad es indignante es que el resto de la clase política actúe como si esto no fuera con ellos, y no hayamos escuchado ni una palabra de boca de Rajoy, ni de Pedro Sánchez ni de nadie, más allá de esperar a que esto lo aclare la justicia. No, esto es demasiado imponente como para que se sortee. Es demasiado grande como para obviarlo. En algún momento tendrán que responder con mayor contundencia a lo que estamos conociendo, si no quieren seguirle dando argumentos a los enemigos del sistema y alimentando su popularidad. No todos los políticos son iguales, no todos los políticos son Pujol, pero deben dejarlo muy claro o de lo contrario será cada vez más difícil evitar que los ciudadanos metan a todos en el mismo saco, y lo de Pujol me temo que va a tener el efecto de una bomba de racimo.

Nadie sabe a cuánto asciende la fortuna de la familia Pujol. Las estimaciones más a la baja hablan de más de quinientos millones de euros, y las que tiran por lo alto llegan incluso a decir que podría rondar los 3.000 millones de euros. Una barbaridad en cualquier caso que convierte al clan en uno de los más ricos y poderosos de España y probablemente del mundo. ¿Es este un "asunto privado" como asegura el hereu Artur Mas? No. En ningún caso. No puede serlo. Primero porque la propia confesión del que fuera presidente de la Generalitat lo convierte en una cuestión pública desde el mismo momento en el que hay un reconocimiento de fraude fiscal. Y, segundo, porque cada día que pasa se hace más evidente que esa fortuna no es el fruto de una herencia, sino que todo apunta a que se trata de una corrupción continuada que deja en pañales todo lo conocido hasta el momento.

Vamos, que Bárcenas al lado de los Pujol es un aprendiz. Lo de los Pujol supera todos los límites imaginables, pero si hay un ejemplo evidente de que ha habido quien ha entendido la política como un negocio personal, es este. Porque hasta ahora la mayor parte de los delitos de corrupción estaban vinculados a la financiación ilegal de los partidos políticos, y a eso se dedicaba también ese famoso 3% que en su día denunció Pasqual Maragall, y los casos de enriquecimiento personal, que los ha habido, han sido menores. De hecho, el primer caso de enriquecimiento personal que llama la atención por su cuantía es precisamente el del extesorero del PP, Luis Bárcenas.

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