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En las redes sociales no se respeta ni a los muertos
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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En las redes sociales no se respeta ni a los muertos

Yo no soy ningún fan de Emilio Botín. Por lo general los banqueros me despiertan cierta prevención, quizás porque mi experiencia con los bancos -salvo contadas excepciones

Foto: Fotografía de archivo de Emilio Botín (Reuters)
Fotografía de archivo de Emilio Botín (Reuters)

Yo no soy ningún fan de Emilio Botín. Por lo general, los banqueros me despiertan cierta prevención, quizás porque mi experiencia con los bancos –salvo contadas excepciones que tienen nombre y apellidos y ahora gobiernan con enorme éxito una caja antaño desahuciada– no ha sido como para tirar cohetes. Pero este miércoles falleció inesperadamente uno de los banqueros más notables de nuestro país, un hombre que ha llevado a su entidad hasta la cima del sistema financiero mundial. ¿Es esto un delito?

No creo, al menos no lo es en un mundo occidental donde la libertad es el bien más preciado que hemos conseguido preservar de sus múltiples enemigos. Ha muerto Emilio Botín, y detrás de sí deja una historia de éxitos que son, al mismo tiempo, los éxitos de un país. ¿Hay sombras en su gestión? Sí, claro… Nunca llegó a cerrarse aquella historia de las cesiones de crédito, pero más allá de ese oscuro episodio, la gestión de Emilio Botín solo puede calificarse de exitosa. Fue un hombre envidiable y envidiado, con una visión del negocio financiero que ya les hubiera gustado a muchos.

Y, sin embargo, en las redes sociales hemos podido leer algunos de los comentarios más miserables que nadie pueda hacer con el cuerpo caliente del muerto sobre la mesa. Miserable Ada Colau por decir que “Botin ha muerto sin ser juzgado ni devolver lo robado. Que nadie se confunda: su banco mantiene la deuda y no pararemos hasta cobrarla!” en su primer tuit nada más conocer la noticia, y más tarde, que “durante 5 años he vivido d cerca el dolor y desesperación d miles d familias estafadas x Botín y sus secuaces. No callaré el día d su muerte”…

Botin ha muerto sin ser juzgado ni devolver lo robado. Que nadie se confunda: su banco mantiene la deuda y no pararemos hasta cobrarla!

¿Juzgado? ¿Robado? Colau olvida que no es el banco, sino los jueces –por cierto, gracias a una normativa aprobada por un Gobierno socialista para agilizarlos– los que decretan los desahucios. El banco lo único que hace es intentar recuperar el dinero que, por cierto, ha prestado a personas que en el momento de hacerlo firmaron la hipoteca sin pensar en las consecuencias que eso tenía.

Durante 5 años he vivido d cerca el dolor y desesperación d miles d familias estafadas x Botín y sus secuaces. No callaré el día d su muerte

No fue Botín quien estableció la política de bajos tipos de interés que fomentó el negocio inmobiliario, ni fue Botín quien tomó las decisiones que sostuvieron un crecimiento económico ficticio. De hecho, fueron las cajas de ahorros gobernadas por políticos las que se lanzaron al boom inmobiliario como si les fuera la vida en ello, mientras el capitán del Santander exploraba nuevos mercados fuera de nuestras fronteras. Ni siquiera se dejó engañar por el negocio de las preferentes.

¿Qué tiene que decirle una oportunista intolerante y totalitaria a un hombre como Botín? ¿Qué tiene que decirle un lameculos del régimen cubano, un aprovechado del sufrimiento y la persecución del pueblo de Cuba, como Willy Toledo? Desde dónde escribía esto: “E Botín.¿Mereció la pena el dolor q causaste, el sufrimiento y la miseria de tantos?Q las vidas q robaste, la tierra, no te dejen descansar!”… ¿Quizá desde algún spa de lujo en La Habana rodeado de jineteras pagadas por el régimen de los hermanos Castro? Hay que ser despreciable para hablar así de alguien que lo único que ha hecho en su vida es crear riqueza y puestos de trabajo…

E Botín.¿Mereció la pena el dolor q causaste, el sufrimiento y la miseria de tantos?Q las vidas q robaste, la tierra, no te dejen descansar!

Nadie les pedía que lloraran la muerte de Botín –yo tampoco la he llorado, porque no tenía ni tengo esa intimidad–, pero sí al menos que respetaran su memoria porque es lo mínimo que se le puede pedir a la gente decente y no a los indeseables que como los de IU de Béjar se esconden en la multitud virtual de las redes sociales confiando en que, en el fondo, nadie lea esta barbaridad: “Emilio Botín pasa presidir un banco a regentar una caja. Le damos la enhorabuena por este giro social en sus inversiones”… Sobran las palabras para calificar tanta bajeza moral. No deberían permitirse en las redes sociales este tipo de conductas.

Emilio Botín pasa presidir un banco a regentar una caja. Le damos la enhorabuena por este giro social en sus inversiones.

Todo tiene un límite, y el respeto a la muerte es uno de ellos. Emilio Botín no fue ningún santo, eso seguro, pero tampoco fue ningún malvado. Fue un empresario, y se entregó a su oficio de crear riqueza y empleo. Dio trabajo a cientos de miles de personas, hizo más o menos ricos a millones de accionistas. Permitió a decenas de miles de familias el acceso a los bienes más elementales para la subsistencia. Creó un Fundación para ayudar a los más necesitados. Y mientras él hacía todo eso, Ada Colau, Willy Toledo, los de Podemos y los de IU de Béjar se dedicaban a buscar la manera de manipular conciencias y aprovecharse de la desgracia de los demás. Descanse en paz Emilio Botín, y que toda esta panda de cretinos aprendan algo de quien fue capaz de crear, en lugar de destruir.

Yo no soy ningún fan de Emilio Botín. Por lo general, los banqueros me despiertan cierta prevención, quizás porque mi experiencia con los bancos –salvo contadas excepciones que tienen nombre y apellidos y ahora gobiernan con enorme éxito una caja antaño desahuciada– no ha sido como para tirar cohetes. Pero este miércoles falleció inesperadamente uno de los banqueros más notables de nuestro país, un hombre que ha llevado a su entidad hasta la cima del sistema financiero mundial. ¿Es esto un delito?

Emilio Botín Ada Colau