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Podemos no puede, pero Rajoy debe reaccionar
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Federico Quevedo

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Podemos no puede, pero Rajoy debe reaccionar

Rajoy parecía convencido de que el souflé podemita se desinflaría en Andalucía, y no ha sido así. El autor de semejante pronóstico no puede ser otro que el sociólogo 'popular' de cabecera, Pedro Arriola

Foto: Teresa Rodríguez vota en la sede de Correos de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
Teresa Rodríguez vota en la sede de Correos de Cádiz. (EFE/Román Ríos)

Alguien convenció a Mariano Rajoy de que detrás del elevado porcentaje de indecisos que apuntaban las encuestas se escondía el voto oculto del PP, y que como consecuencia de eso el partido que en Andalucía lidera Juan Manuel Moreno iba a dar una sorpresa y obtener un resultado, sino igual al del 2011, sí al menos lo suficientemente abultado como para vencer a los peores pronósticos. Y, al mismo tiempo, que el PSOE se quedaría por debajo de los 47 escaños que obtuvo ese año y Podemos muy lejos de las expectativas que venían apuntando los mismos sondeos.

Es decir, que el souflé podemita se desinflaría en su primer encuentro con las urnas que de verdad deciden. Rajoy parecía convencido de que esto iba a ser así y se mostraba especialmente optimista, mucho más incluso de lo que aparentaban sus correligionarios andaluces, más pegados a la realidad y conscientes de que las cosas se les iban a poner más cuesta arriba. ¿Quién es ese alguien?

Pues supongo, porque no cabe pensar en otra opción, que se trata de Pedro Arriola, el sociólogo de cabecera del PP, el mismo que dijo en su día que los de Podemos eran unos friáis, y quien viene sosteniendo desde hace tiempo que el tiempo juega a favor del PP y en contra de Podemos. Pues bien, no parece que nada de todo esto se haya cumplido. Susana Díaz sale indemne de su arriesgada apuesta, se consolida como lideresa del socialismo andaluz –lo que cuenta a su favor si quisiera dar el salto a Madrid–, y podrá gobernar buscando apoyos en Ciudadanos e, incluso, en el PP, sin necesidad de tener que echarse en brazos ni de IU ni de Podemos.

Estos últimos demuestran una gran fortaleza, robando votos tanto del PSOE como de IU que se desploma hasta casi desaparecer del escenario político andaluz, pero no llegan ni a ser necesarios en el nuevo Parlamento, lo que imagino que enfriará bastante el tradicional entusiasmo y vanidosa autoestima de sus dirigentes.

Arriola sostiene que este año el tiempo juega a favor del PP y en contra de Podemos. No parece haberse cumplido el pronóstico

Aunque no hay términos comparativos, porque es la primera vez que concurren a estas elecciones, es evidente que los 15 escaños obtenidos por los de Pablo Iglesias es un magnífico resultado, muy superior al que pronosticaban, de nuevo, las encuestas, lo cual significa que Podemos sigue gozando de un importante respaldo ciudadano… Pero irrelevante.

Y lejos de sus propias expectativas que no eran otras que las de gobernar y derrotar en las urnas a la casta. En ese sentido, la jugada de Susana Díaz ha sido más que oportuna, porque es difícil que a partir de ahora el voto a Podemos siga creciendo, sino que más bien ocurrirá lo contrario fruto, entre otras cosas, de la decepción, una decepción que ayer ya mostraba en Twitter su portavoz, Ramón Espinar.

¿Y qué decir de Ciudadanos? La formación de Albert Rivera también irrumpe con mucha contundencia. Con menos escaños que Podemos será, sin embargo, definitiva para garantizar la estabilidad del nuevo Gobierno. Y todo ello gracias a los votos que parece haberle robado al PP.

Es este partido el que se desploma hasta registros que no conocía desde hace más de veinte años, y eso es lo que debería hacer reaccionar al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, porque es evidente que no basta con vender a los ciudadanos las bondades de la recuperación. Hace falta algo más. Y Rajoy debería empezar por rodearse de gente que le diga lo que de verdad pasa en la calle, y dejar de escuchar a un asesor al que su partido abona una pasta por unos consejos que cada vez son más perjudiciales para los intereses electorales de Génova 13.

Alguien convenció a Mariano Rajoy de que detrás del elevado porcentaje de indecisos que apuntaban las encuestas se escondía el voto oculto del PP, y que como consecuencia de eso el partido que en Andalucía lidera Juan Manuel Moreno iba a dar una sorpresa y obtener un resultado, sino igual al del 2011, sí al menos lo suficientemente abultado como para vencer a los peores pronósticos. Y, al mismo tiempo, que el PSOE se quedaría por debajo de los 47 escaños que obtuvo ese año y Podemos muy lejos de las expectativas que venían apuntando los mismos sondeos.

Teresa Rodríguez