Es noticia
Ya no cabe un tonto más en Twitter
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

Ya no cabe un tonto más en Twitter

Siempre tiene que haber alguien que dé la nota y ponga el acento en lo peor de la estupidez humana. Pero ahora esa gente puebla las redes sociales como si fueran su estercolero particular

Foto:

Los seres humanos convivimos con la muerte. Nacemos, vivimos y morimos. La muerte nos espera detrás de alguna esquina, solo que no nos pasamos el día pensándolo porque entonces nuestra vida sería de una amargura insoportable. Pero todos los días se muere la gente: accidentes de tráfico o de cualquier otro tipo, enfermedades varias (cáncer, sida, infarto, hepatitis C, ébola…) o simplemente de viejos. Pueden ser miles las causas y no es raro el día en el que nos enteramos de que un familiar o un conocido más o menos próximo se han ido para siempre.

Pero a veces, como ocurrió el martes, se producen tragedias colectivas que nos impactan de una manera especial cuando de una sola vez y por un accidente muy violento o como consecuencia de un atentado (por ejemplo, el 11-M) pierden la vida un número elevado de personas. Es entonces cuando se encienden las alarmas, y los poderes públicos ponen en marcha unos protocolos especiales de actuación para atender a los familiares de las víctimas, se declaran días de luto porque todos nos sentimos identificados con quienes han perdido a algún ser querido y, en definitiva, todos aceptamos que se trata de situaciones especiales que requieren una respuesta diferente.

¿Todos? No. Siempre tiene que haber alguien que dé la nota y ponga el acento en lo peor de la estupidez humana. Antes, cuando no existían las redes sociales, esa gente pasaba más desapercibida, pero ahora, por desgracia, están ahí a los ojos de todo el mundo, y las pueblan como si fuera su estercolero particular. Tontos hay en todas partes, y luego pondré algunos ejemplos de hasta dónde puede llegar la indecencia humana, pero la cosa se vuelve más preocupante cuando la estulticia alcanza a gente que se supone que tiene una cierta relevancia pública y a la que se exige un grado más alto de sentido común y de responsabilidad en lo que dice.

Beatriz Talegón es miembro de la Ejecutiva del Partido Socialista y, como tal, se le suponen unos mínimos que hubieran evitado un tuit como este:

No contenta con esto, la joven socialista insiste: “Oiga, impresentable el Gobierno, que se nos muere gente todos los días y de otros pasan olímpicamente”. Yo no sé si alguien le había explicado a esta chica que hacer política sobre el dolor de la gente está muy mal visto, pero alguien debería hacerlo. Y, de paso, recordarle que, en efecto, todos los días se muere gente, pero no todos los días se puede decretar por ello luto oficial, porque nos pasaríamos el resto de nuestras vidas con las banderas a media asta, al menos hasta el día del Juicio Final.

No vale todo para insultar al adversario político, y desde luego lo que no debería valer es la utilización de una tragedia que ha causado tanto dolor para dejar escapar todo el rencor y el resentimiento que algunos llevan dentro. Para muestra, lo que pasó el martes cuando a las siete de la tarde el presidente del Gobierno colgó en su cuenta oficial de Twitter que al día siguiente acudiría al lugar del siniestro:

Los comentarios no tienen desperdicio… Desde el primero –“muérete hijo puta”–, hasta el último –“¿lleva muda limpia?”–, son un ejemplo muy didáctico de hasta dónde puede llegar la miseria humana.

Aunque para ello no hace falta irse a los insultos a los políticos o al Gobierno… Mucho más triste era leer los comentarios miserables de la pandilla de descerebrados –no tienen otro calificativo– que se quejaban de que por culpa de los especiales informativos se habían quedado sin ver esa gran aportación a la cultura general que es el programa Mujeres, hombres y viceversa:

Pero ¿qué se le puede decir a alguien que escribe los siguiente: “si el abion sastrellao algo abra echo xDDDD k pongan ya #myhyv anda”? Esto es lo que estamos fomentando con la programación de las principales cadenas, y alguien debería hacérselo mirar.

Como debería hacérselo mirar el hermano de Alberto Garzón, Eduardo, a quien también se le supone suficiente altura intelectual como para no colgar semejante tuit:

¿Sabe este hombre que las compañías aéreas se rigen por unos rigurosísimos controles de seguridad que aun así no evitan que a veces se produzcan accidentes? ¿Sabe que este es el primer accidente de una compañía low-cost? ¿Sabe que, a pesar de lo impactante de un accidente aéreo, las cifras de fallecidos por esta causa están a años luz de las que causa el tráfico, el cáncer o el ébola? ¿Sabe que el hecho de que una compañía aérea sea pública en ningún caso es una garantía de que no vaya a sufrir accidente, como lo demuestran las estadísticas?

Los seres humanos convivimos con la muerte. Nacemos, vivimos y morimos. La muerte nos espera detrás de alguna esquina, solo que no nos pasamos el día pensándolo porque entonces nuestra vida sería de una amargura insoportable. Pero todos los días se muere la gente: accidentes de tráfico o de cualquier otro tipo, enfermedades varias (cáncer, sida, infarto, hepatitis C, ébola…) o simplemente de viejos. Pueden ser miles las causas y no es raro el día en el que nos enteramos de que un familiar o un conocido más o menos próximo se han ido para siempre.

Beatriz Talegón Muerte Política