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Crisis de Gobierno, ¿la penúltima baza de Rajoy?
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Crisis de Gobierno, ¿la penúltima baza de Rajoy?

Rajoy no puede dejar pasar mucho más tiempo a la vuelta de estos días para dar a luz lo que mucha gente en el PP, o al menos en la Dirección del PP, se teme: una crisis de Gobierno

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (c), junto al vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons (d), y la secretaria general, María Dolores de Cospedal.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (c), junto al vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons (d), y la secretaria general, María Dolores de Cospedal.

Como antaño hicieran Felipe González y después Aznar, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se va a escapar unos días a Doñana a descansar y, sobre todo, a reflexionar sobre lo que deben hacer el Gobierno y su partido de aquí al 24 de mayo si no quieren que se repitan los resultados de las elecciones andaluzas. Rajoy había dicho a los suyos que en unos pocos días se empezarían a notar los cambios.

Esos pocos días han pasado ya, y por ahora no se ha notado nada. Es cierto que el accidente del avión en Francia ha provocado un paréntesis en la actividad política, y ya metidos en la Semana Santa no parece el momento más oportuno para anunciar según qué cambios, porque el impacto mediático se diluiría entre procesión y procesión.

Pero Rajoy no puede dejar pasar mucho más tiempo a la vuelta de estos días para dar a luz lo que mucha gente en el PP, o al menos en la Dirección del PP, se teme: una crisis de Gobierno. Y es que Rajoy tiene poco margen de maniobra para hacer otro tipo de cambios a las puertas de unas elecciones autonómicas y municipales.

Porque eso de bajar a la arena política, salir más a la calle, dar la cara, etcétera, está muy bien –cómo vamos a decir lo contrario–, pero llega tarde. Cuando no se ha hecho en estos tres años de legislatura en los que de verdad hacía falta que el Gobierno cogiera el toro por lo cuernos y fuera capaz de empatizar con una ciudadanía a la que estaba exigiendo unos sacrificios más allá de lo normal, hacerlo ahora no resulta creíble.

Rajoy tiene poco margen de maniobra para hacer otro tipo de cambios a las puertas de unas elecciones autonómicas y municipales

Sobre todo porque los primeros que tienen que salir a la calle y demostrarles a los ciudadanos que en ningún momento han dejado de estar con ellos son unos ministros que en estos tres años no han salido de la oscura lobreguez de sus despachos –no todos, es verdad, alguna se salva–, en los que se comportaban más como contables de oficina que como políticos con piel.

Esa piel, esa empatía, de la que alguno de ellos sigue abjurando como si eso fuera un pecado, cuando el pecado es haber dejado que les resbalara el sufrimiento de la gente. Y ahora lo están pagando.

El partido ha asumido –así me lo hacen llegar– que ha sido mayor el coste que ha tenido para el PP andaluz el desembarco de tanto miembro del Gobierno, presidente incluido, que el beneficio que supuestamente se esperaba haber sacado.

De ahí que el propio Rajoy esté dándole vueltas a una operación de manual aconsejada por sus más próximos: cambiar el Gobierno. Eso le daría notoriedad, y fijaría la atención de la gente en los nuevos ministros, los cuales tendrían que, al menos, aparentar tener más contacto con la opinión pública que los actuales, lo cual tampoco es muy difícil.

Rajoy va a darle vueltas a todo esto en Doñana, y más allá de un "hay que salir más a la calle y participar en más tertulias", todo hace pensar que los cambios serán más profundos. Y es que, si no es así, el PP amenaza derribo.

Como antaño hicieran Felipe González y después Aznar, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se va a escapar unos días a Doñana a descansar y, sobre todo, a reflexionar sobre lo que deben hacer el Gobierno y su partido de aquí al 24 de mayo si no quieren que se repitan los resultados de las elecciones andaluzas. Rajoy había dicho a los suyos que en unos pocos días se empezarían a notar los cambios.

Mariano Rajoy