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Esta es la razón por la que Pedro Sánchez no llegará nunca a nada
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Esta es la razón por la que Pedro Sánchez no llegará nunca a nada

Al PSOE se le ha ocurrido la idea brillante de confundir al personal con una propuesta de reforma constitucional de corte federalista que ni ellos mismos saben cómo explicar

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

No hay nada peor en la política, como en la vida, que un indeciso. Y todavía es más grave que el indeciso lo sea a conciencia, es decir, que lo busque en un intento desesperado por caer bien a todo el mundo. Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y candidato de este partido a las elecciones generales, ha pasado de ser la gran esperanza blanca del socialismo patrio a convertirse en un banco de pruebas de las casas de apuestas sobre su durabilidad. Y nadie da por él un euro más allá de las elecciones generales.

¿Por qué? Pues básicamente porque en lugar de haberse dedicado durante este tiempo a construir una alternativa creíble de la izquierda, lo que ha hecho ha sido competir con todos los demás, lo cual le ha llevado al despropósito de convertir su partido en un mercadillo de ideas casi todas de saldo y cuyo nexo en común es la indefinición, por un lado, y la obsesión por desmarcarse del PP, por otro.

Desde el punto de vista de la izquierda, es comprensible que el líder del PSOE quiera mantener las distancias con su principal adversario político, pero el empeño por demonizarlo tampoco es creíble, básicamente porque la experiencia dice que en los momentos cruciales ambos partidos no han tenido más remedio que entenderse, aún a regañadientes, de ahí que la posición ambigua e indecisa de Pedro Sánchez en el asunto catalán le pueda acabar pasando una factura muy elevada.

Sánchez ha practicado la política del avestruz en este asunto, y tanto esconder la cabeza le va a traer un quebradero considerable

Y es aquí, y no a otra cosa, a donde yo quería llegar. El PP ha sabido reaccionar ante las elecciones del 27-S. Es posible que lo haya hecho tarde -sin duda lo ha hecho-, pero ya veremos en las próximas semanas lo que dicen las encuestas. Lo cierto es que a estas alturas ya nadie duda de cuál es su posición gracias a un candidato, Xavier García Albiol, que habla con mucha claridad y rotundidad.

Tanto el PP como el PSOE son los dos partidos que en todas las encuestas aparecen a la baja, pero mientras el PP ha movido ficha ante la contundencia de los sondeos, el PSOE está como a por uvas, intentando por un lado contentar al electorado más nacionalista frente al que sucumbió el tripartito, y por otro dar esperanzas a su electorado más tradicional y nada nacionalista, y que se está yendo de sus filas para encontrar acomodo en las de Ciudadanos, aunque el principal partido castigado por los de la formación naranja sea el PP.

Al PSOE se le ha ocurrido la idea brillante de confundir al personal con una propuesta de reforma constitucional de corte federalista que ni ellos mismos saben cómo explicar porque no hay por donde cogerla. Ese federalismo,¿es simétrico o asimétrico? Si se trata de lo primero, tendrá el rechazo de los sectores más nacionalistas de su partido en Cataluña. Si es lo segundo, se enfrentará al rechazo de sus votantes en el resto de España, principalmente en Andalucía, donde ya están afilando los cuchillos...

¿Qué va a pasar después del 27-S? Y, sobre todo, ¿qué va a hacer Pedro Sánchez si se diera la circunstancia de que hay una suma no independentista que pudiera obtener la mayoría para gobernar? Es ahí donde el líder del PSOE se lo va a jugar todo y donde puede quedarse sin nada. Sánchez ha practicado la política del avestruz en este asunto, y tanto esconder la cabeza le va a traer un quebradero considerable. Y de lo que pase después del 27-S va a depender mucho el futuro de cada uno de cara a las elecciones generales. Y el de Sánchez está escrito, ahora mismo, con tinta invisible.

No hay nada peor en la política, como en la vida, que un indeciso. Y todavía es más grave que el indeciso lo sea a conciencia, es decir, que lo busque en un intento desesperado por caer bien a todo el mundo. Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y candidato de este partido a las elecciones generales, ha pasado de ser la gran esperanza blanca del socialismo patrio a convertirse en un banco de pruebas de las casas de apuestas sobre su durabilidad. Y nadie da por él un euro más allá de las elecciones generales.

Pedro Sánchez Xavier García Albiol