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Una explicación provocadora del boicot a Matisyahu
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Federico Quevedo

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Una explicación provocadora del boicot a Matisyahu

En la izquierda radical, que es básicamente nacionalista en todas sus expresiones, anida un sentimiento racista y antisemita profundamente anclado en sus genes

Foto: El cantante estadounidense de reggae y rock alternativo, Matisyahu. (EFE)
El cantante estadounidense de reggae y rock alternativo, Matisyahu. (EFE)

En mi vida había oído hablar de Matisyahu, y mucho menos había escuchado nunca alguna canción suya -y miren que presumo de que me gusta mucho la música, incluida la de ahora-, pero este artista norteamericano de origen judío se ha hecho famoso esta semana después de que los organizadores del Festival Rototom de Benicasim decidieran suspender su actuación como consecuencia de su negativa a hacer una declaración condenatoria de Israel por el conflicto palestino-israelí.

El asunto, ya lo saben ustedes, ha tenido repercusión internacional y al final los organizadores no han tenido más remedio que dar marcha atrás después de que la condena fuera casi unánime en todo el mundo. Aún así, y esta es la razón de este post en mi blog, tanto los organizadores, como el grupo Boicot, Desinversión y Sanción (BDS) a Israel, así como Compromís y toda la izquierda radical nacionalista y, finalmente, Podemos, se han mostrado partidarios de haber mantenido el veto a este cantante estadounidense.

¿Por qué? Pues lo expresé ayer en un tuit y lo reitero: porque en la izquierda radical, que es básicamente nacionalista en todas sus expresiones, anida un sentimiento racista y antisemita profundamente anclado en sus genes. Esto no tiene que ver con el conflicto palestino-israelí. Se puede ser pro-palestino y no ser antisemita. De hecho, la mayor parte de la izquierda europea es pro-palestina pero al mismo tiempo mantiene una excelentes relaciones con el Estado de Israel.

Es más, lo cierto es que en el propio Estado de Israel son mayoría los ciudadanos partidarios de una solución al conflicto que permita la convivencia de ambos estados, y en general la izquierda europea mantiene estrechos lazos de colaboración con el laborismo israelí.

Se puede ser pro-palestino y no ser antisemita. La mayor parte de la izquierda europea es pro-palestina pero mantiene una excelentes relaciones con Israel

A cuento de esta circunstancia, estos días se quejaban los diplomáticos israelíes de que nunca han tenido problema alguno con la socialdemocracia europea y española y que, sin embargo, nunca han conseguido canales de comunicación con la izquierda nacionalista y radical. Y la razón no es otra, insisto, que ese odio racista que dicha izquierda guarda hacia todo lo que tenga apariencia de judío. Pero, sino tiene que ver con el conflicto, ¿cuál es la razón o razones que llevan a ese antisemitismo?

La primera tiene mucho que ver con el origen del cristianismo: Jesucristo era judío. Da igual que el judaísmo sea una religión anticristiana -como el Islam- y que en su versión más ortodoxa incluso sea, sino violento, si neutralizador del cristianismo. Para la izquierda radical y nacionalista el cristianismo es un enemigo a batir que lucha por el mismo ámbito de influencia, y el origen judío de la religión sobre la que se han sentado las bases de la civilización occidental es para ellos una anatema.

El pueblo judío es, además, un pueblo innovador y enormemente fiel a la iniciativa privada y el emprendimiento. Una de las cosas que no podía soportar el nazismo es que casi todos los bancos alemanes estuvieran en manos de judíos. Aquí ocurre algo parecido, en la medida en que su potencial choca con la idea colectivista de todo totalitarismo que se precie.

¿Han escuchado ustedes alguna palabra de condena de los líderes de estas izquierdas a las barbaries del IS y a las amenazas de estas organizaciones terroristas hacia Israel? Ninguna. Pero es importante recordar que Israel es y será la última frontera de nuestra civilización antes de llegar al infierno del radicalismo islámico. Si fuera destruido no habría paz, ni allí, ni aquí.

En mi vida había oído hablar de Matisyahu, y mucho menos había escuchado nunca alguna canción suya -y miren que presumo de que me gusta mucho la música, incluida la de ahora-, pero este artista norteamericano de origen judío se ha hecho famoso esta semana después de que los organizadores del Festival Rototom de Benicasim decidieran suspender su actuación como consecuencia de su negativa a hacer una declaración condenatoria de Israel por el conflicto palestino-israelí.

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