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La pregunta que se hace todo el mundo: ¿puede Albert Rivera ser presidente?
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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La pregunta que se hace todo el mundo: ¿puede Albert Rivera ser presidente?

Yo me imagino a Albert Rivera presidiendo la mesa del Consejo de Ministros, pero no me lo imagino sentado también en la silla de cada uno de los miembros del Gabinete

Foto: El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno, Albert Rivera. (EFE)
El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno, Albert Rivera. (EFE)

El pasado verano, tras las elecciones municipales, en el transcurso de una conversación intrascendente con gente de un pequeño pueblo de Galicia, se me ocurrió preguntar a quién habían votado en las elecciones para ser alcalde de su municipio… “A ese tan majo, al de Ciudadanos… Al Rivera…”, me dijeron unas señoras muy ufanas. En ese pueblo ganó el PP, pero si hubiera ganado Ciudadanos, obviamente el alcalde no iba a ser Albert Rivera… “Pero¿sabían ustedes quién era el candidato de Ciudadanos para ser alcalde?”, les pregunté… “Ah, no… Nosotras votamos al Rivera”, contestaron. Lo di por imposible.

La anécdota probablemente podríarepetirse en cientos de pueblos de toda España y Rivera no hubiera tenido horas en el día para atenderlos a todos si Ciudadanos hubiera ganado esas elecciones. Porque la gente le vota a él. Ciudadanos se ha convertido en un partido muy personalista, como lo es también Podemos. Las dos fuerzas emergentes basan casi todo su éxito en la personalidad de sus líderes. Solo que mientras Podemos se aleja de la posibilidad de gobernar, Ciudadanos,por el contrario, se acerca a ella, si hacemos caso de lo que dicen las encuestas. A la pregunta de si Albert Rivera podría ser presidente del Gobierno, la respuesta es: sí, es una posibilidad real.

Ahora bien, si la pregunta es si Albert Rivera está preparado para ser presidente del Gobierno, entonces ya las dudas son mayores. Conozco a Albert Rivera desde hace tiempo, y no voy a ocultar mi simpatía por el político catalán. Coincido con él en el análisis de muchas cosas, sobre todo en la necesidad de regeneración de la vida pública, y creo, como se dice popularmente, que tiene la cabeza lo suficientemente bien amueblada como para poder ser presidente del Gobierno. Pero no es suficiente. No es una cuestión de edad, porque es absurdo cuestionar la idoneidad de un candidato para dirigir un país por el hecho de ser más o menos joven, o más o menos viejo.

Los programas se los lleva el viento y la necesidad de gobernar hace que se tomen decisiones muy diferentes a las prometidas

Tampoco es una cuestión de propuestas, por más que en los últimos tiempos Ciudadanos haya convertido su programa electoral en un supermercado de saldos para todos los gustos. Al final, ya lo sabemos, los programas se los lleva el viento y la necesidad de gobernar hace que se tomen decisiones muy diferentes a los principios que el candidato decía defender en la campaña. Además, en esta campaña, como ya he dicho en otro 'post' anterior, parece que lo único que importa es la política espectáculo, y las propuestas han pasado a un tercer o cuarto plano en el interés general.

No es nada de todo eso, sino una cuestión de equipo. Yo me imagino a Albert Rivera presidiendo la mesa del Consejo de Ministros, pero no me lo imagino -como muy acertadamente señalaba estos días Andrea Levy- sentado también en la silla de cada uno de los miembros del Gabinete. Para dirigir un país no basta con tener un líder, además ese líder tiene que tener un equipo que liderar. Y no un equipo pequeño de 10 o 12 personas que puedan constituir un Gobierno… No, estamos hablando de que cuando un partido llega al poder en un país como España, necesita echar manode no menos de 2.000 o 3.000 personas que tienen que pasar a ocupar puestos de máxima responsabilidad y de absoluta confianza.

¿Tiene eso Ciudadanos? Siento decepcionarles, pero no. No lo tiene. Esa infraestructura solo la tienen los dos grandes partidos, que por algo han sido los que han venido gobernando alternativamente desde el principio de la democracia. Fíjense, estos días se pone en cuestión el liderazgo de Pedro Sánchez en un PSOE que se hunde en las encuestas y, sin embargo, si el PSOE ganara las elecciones, Pedro Sánchez podríaechar mano inmediatamente de esas 2.000 o 3.000 personas que necesitaría para ocupar puestos de máxima responsabilidad política. Igual que el PP.

A mí, personalmente, no me seduce la idea de dejar mi país en manos de un partido que tendría verdaderos problemas para designar cargos. Y no porque no haya gente dispuesta, que hay miles… Pero esa es en gran medida parte del problema: la mayoría son arribistas, gente a la que se ha orillado en otros partidos y que busca en Ciudadanos su última oportunidad para ocupar un puesto en la Administración. Pero no es gente fiable, ni mucho menos.

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El pasado verano, tras las elecciones municipales, en el transcurso de una conversación intrascendente con gente de un pequeño pueblo de Galicia, se me ocurrió preguntar a quién habían votado en las elecciones para ser alcalde de su municipio… “A ese tan majo, al de Ciudadanos… Al Rivera…”, me dijeron unas señoras muy ufanas. En ese pueblo ganó el PP, pero si hubiera ganado Ciudadanos, obviamente el alcalde no iba a ser Albert Rivera… “Pero¿sabían ustedes quién era el candidato de Ciudadanos para ser alcalde?”, les pregunté… “Ah, no… Nosotras votamos al Rivera”, contestaron. Lo di por imposible.

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