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Y al final Rajoy ha conseguido salvar al PP de la extinción
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Federico Quevedo

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Y al final Rajoy ha conseguido salvar al PP de la extinción

Cinco días después de que se hayan celebrado las elecciones generales probablemente más trascendentales desde la Transición, se puede hacer ya un análisis un poco más sosegado

Foto: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez (Efe)
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez (Efe)

Cinco días después de que se hayan celebrado las elecciones generales probablemente más trascendentales desde la Transición, se puede hacer ya un análisis un poco más sosegado y reflexivo sobre el resultado y sobre las posibles consecuencias que va a tener en el futuro próximo. Por partes… Lo primero es valorar lo que pasó el domingo y como afectó a cada una de las fuerzas políticas que se presentaban y si se cumplieron o no las expectativas.

Es evidente, empezando por el partido de gobierno, que el PP ha sufrido un fuerte castigo que se ha traducido en la pérdida de más de sesenta escaños lo que le ha alejado mucho de la mayoría absoluta y lo ha devuelto a posiciones de hace más de veinte años. Las razones son más que evidentes y debe ser el propio PP el que haga una autocrítica de verdad, que hasta ahora no ha hecho, sobre los motivos por los que ha perdido cuatro millones de votos.

El PSOE, por su parte, ha obtenido el peor resultado electoral de toda su historia desde el año 78, lo cual dice mucho del liderazgo del partido y de su estrategia en estos años. Pero es verdad que las encuestas vaticinaban un resultado aún peor y eso le ha permitido a la actual dirección un cierto respiro, una especie de tiempo muerto (luego me explico). El gran triunfador de la noche electoral es, sin duda, Podemos. Pese a no cumplir con dos de sus principales objetivos –ganar o, al menos, superar en votos y escaños al PSOE-, lo cierto es que su resultado es espectacular y supone casi un empate en votos con el PSOE, lo que le sitúa en condiciones de disputarle el liderazgo de la izquierda.

No así a Ciudadanos, que confiaba en algo parecido respecto del PP, y aunque pasar de cero a cuarenta escaños y más de 3,5 millones de votos es un gran resultado, lo cierto es que la noche electoral enfrió el entusiasmo con el que este partido afrontaba su llegada a ese nuevo tiempo tan reiterado estas últimas semanas. Esto nos lleva a algunas conclusiones que podemos ir adelantando ya:

1.- El bipartidismo, entendido como alternancia PP-PSOE, ha muerto, en la medida que hay nuevos actores en liza que obligan a pactos de naturaleza muy distinta a la conocida hasta ahora. Pero aparentemente los ‘viejos’ partidos han resistido la embestida de los ‘nuevos’ y siguen siendo necesarios para afrontar los cambios a los que en principio parece abocado tanto el sistema político como el país.

Aparentemente los ‘viejos’ partidos han resistido la embestida de los ‘nuevos’ y siguen siendo necesarios para afrontar los cambios

2.- De la suma de los partidos llamados ‘constitucionalistas’ cabe afirmar que hay una inmensa mayoría de españoles que no parece dispuesta a aceptar esos cambios en forma de ruptura, sino como la consecuencia de un amplio consenso, cuando menos similar al que se produjo en la Transición. El hecho de que el PP cuente con mayoría en el Senado y minoría de bloqueo en el Congreso hace imposible cualquier reforma de la Constitución sin contar con el primer partido en número de votos y escaños de España.

3.- Luego parece inevitable que, pase lo que pase en las próximas semanas, lo que se inaugura en España es una nueva etapa política que va a estar marcada por el diálogo constante y la necesidad permanente de encontrar acuerdos para poder sacar adelante las reformas que el país necesita. Esto no es ni malo ni bueno: implica hacer política, y de que acierten o no quienes tienen que hacerla dependerá el éxito o el fracaso de los retos que hay que asumir.

Bueno para el PP, malo para el PSOE

Bien… Hasta aquí lo que podríamos resumir –seguramente hay mucho mas que decir- como conclusiones del 20D. Vayamos a lo que puede pasar a partir de ahora. Lo lógico es que el PP, por ser el partido que ha obtenido más votos y escaños, intente formar gobierno, pero si nos atenemos a lo que el resto de partidos ya está diciendo sobre lo que piensan hacer en la sesión de investidura, todo hace pensar que Mariano Rajoy no va a conseguir ser presidente de nuevo. Y lo personalizo con intención…

Yo ya lo escribí el mismo domingo por la noche –Todos los caminos conducen al PP… a la oposición- ante la incomprensión de muchos. Pero ese escenario, lejos de ser malo, es bastante positivo para el PP. De hecho, quien de verdad se encuentra en una encrucijada muy difícil es el PSOE, incluso en el escenario de que alcance el Gobierno que es el que a estas horas aparece como más probable si Sánchez consigue imponerse en el Comité Federal de este lunes.

1.- “El peor escenario para nosotros –me decía el miércoles un miembro de la dirección de los populares- es, precisamente, el de gobernar sólo con 123 escaños y contra el resto del Parlamento, porque no seríamos capaces de sacar ninguna ley adelante, ni los Presupuestos, lo que nos llevaría a unas elecciones anticipadas en las que el PP sufriría un fuerte castigo por la imagen de debilidad que habría transmitido en esos meses”. Verde y con asas. Pero lo cierto es que ese, como digo, es el menos probable de todos los escenarios.

2.- El siguiente, el de que el PSOE logre un acuerdo e incluso una coalición con Podemos que lleve a Pedro Sánchez al Gobierno deja al PP liderando, no solo la oposición, sino la centralidad. Si eso ocurre, y parece lo más probable que ocurra, el PSOE se verá abocado a gobernar en una legislatura muy corta –es imposible gobernar con 90 escaños y la presión constante de unos socios instalados en el extremismo exigiendo imposibles- en la que su radicalización le enfrentará tanto dentro como fuera del partido con los sectores más moderados del socialismo, provocando lo que ya ha ocurrido en otros lugares: que la izquierda radical le pasa por encima. Es cierto que esto es lo que más teme una parte importante del PSOE, y en ese tablero se va a jugar la partida en las próximas semanas, porque Sánchez está dispuesto a casi todo para lograr el Gobierno, pero se va a encontrar con muchos obstáculos dentro de su partido para conseguirlo.

3.- Nuevas elecciones. Podría pasar, si Rajoy no tiene el apoyo suficiente, pero Sánchez tampoco porque su partido no le deje llegar a acuerdos con la izquierda y los nacionalistas. El PP y Podemos serían, sin duda, los más beneficiados. Podemos porque es más que probable que consiga su objetivo de superar al PSOE y convertirse en la alternativa al PP, y el PP porque es difícil que Ciudadanos pueda mantenerse en una nueva campaña sobre la vacuidad de sus propuestas y de sus líderes, lo que hace prever que buena parte del electorado que le ha robado al PP vuelva por sus fueros.

4.- Gran coalición incluido Ciudadanos. Es lo que a mucha gente le gustaría que ocurriera, pero en mi opinión –y a pesar de que hay fuerzas muy poderosas detrás de esta opción- es poco probable porque no sólo es difícil poner a los tres de acuerdo sino que, además, sería casi imposible lograrlo con Rajoy y Sánchez al frente de sus partidos, lo cual obligaría a buscar nuevos líderes y un candidato diferente para dirigir el Gobierno. Sería también una legislatura corta, con el único objetivo de hacer las reformas necesarias para dar satisfacer las demandas de regeneración y renovación que exige la sociedad española. Pero, de todas las alternativas, es sin duda la que en términos de interés general resulta más beneficiosa, y en términos de interés partidista ninguno de los tres –PP, PSOE, Ciudadanos- sufriría castigo sino más bien al contrario.

Ahora bien, si es cierto que el principal beneficiario de esos escenario es el PP, también lo es que para que de verdad sea así este partido debe saber adaptarse a las circunstancias. Es decir, no vale seguir como hasta ahora. Tiene que hacer cambios. Y en ese sentido la intervención de Aznar el pasado lunes en el Comité Ejecutivo –hay que alabar que lo hiciera ahí, y no por carta en un periódico o con un comunicado de FAES- da en el clavo: es necesario un Congreso abierto que suponga una refundación del PP para dar satisfacción a esas demandas de cambio que ha expresado la sociedad española el pasado domingo.

La realidad es que después de una legislatura terrible, acosado por los escándalos de corrupción y por la falta de respuesta humanitaria a las consecuencias de una crisis tremenda, Mariano Rajoy ha conseguido aguantar el golpe y ha mantenido al PP como primera fuerza política cuando debería de haber acabado en las catacumbas, que era lo que preveían los más agoreros, como el propio Aznar. Y, sin embargo, el PP ha resistido y sigue siendo un partido fuerte a pesar del castigo.

Las condiciones en las que concurrió el PSOE en el año 2011 no eran, ni de lejos, peores que estas y sacó el segundo peor resultado de su historia, solo superado por el del pasado domingo. Ese mérito le corresponde sin duda al jefe del Ejecutivo y candidato del PP, pero no debe ser un motivo para la ceguera o la autosatisfacción. Es necesaria la autocrítica y, sobre todo, la refundación del partido en toda su amplitud porque, como ya dije, lo contrario sí será una condena a acabar desapareciendo.

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Cinco días después de que se hayan celebrado las elecciones generales probablemente más trascendentales desde la Transición, se puede hacer ya un análisis un poco más sosegado y reflexivo sobre el resultado y sobre las posibles consecuencias que va a tener en el futuro próximo. Por partes… Lo primero es valorar lo que pasó el domingo y como afectó a cada una de las fuerzas políticas que se presentaban y si se cumplieron o no las expectativas.

Ciudadanos Mariano Rajoy
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