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Y así es como Mariano se confía al 'marianismo'
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Federico Quevedo

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Y así es como Mariano se confía al 'marianismo'

El 'marianismo', lejos de ser un hábil manejo de los tiempos en la política, no es otra cosa que dejar que el paso del tiempo acabe pudriendo los problemas

Foto: Mariano Rajoy, ayer, esperando ser recibido por el Rey. (EFE)
Mariano Rajoy, ayer, esperando ser recibido por el Rey. (EFE)

Me van a permitir un "yo ya lo dije", pero es que es así. El pasado día 20 de diciembre por la noche, cuando se llevaba escrutado más de un 90% de los votos, escribí un post titulado 'Todos los caminos conducen al PP… a la oposición'en cuyo segundo párrafo avisaba: “… veremos a Sánchez de presidente y a Iglesias de vicepresidente, o si no al tiempo”. Me llovió la del pulpo, como se dice habitualmente, sobre todo por parte de quienes consideraban que esa era un pacto contra natura y que era imposible que el PSOE aceptara los votos de los que quieren romper España o al menos someter a referéndum esa posibilidad.

A lo largo de estas cuatro semanas y pico, y quienes me conocen lo saben, he mantenido contra viento y marea que ese sería el pacto que llevaría a Pedro Sánchez a La Moncloa con 90 escaños, el peor resultado que haya sacado ese partido en toda su historia, y que lo haría coaligado con Podemos porque difícilmente iba a dejar escapar Iglesias la posibilidad de pisar moqueta y de mandar lo mucho que va a mandar sobre un Pedro Sánchez extremadamente debilitado que, si nadie lo remedia, se acabará convirtiendo en una especie de relaciones públicas de un Gobierno que quién de verdad va a dirigir es el líder de Podemos.

Y desde hace varios días venía manteniendo también, contra viento y marea, que si Mariano Rajoy no sumaba más de los 122 escaños de su partido para la votación de investidura, no se presentaría. Y, en efecto, así ha sido. Y probablemente estasea la única decisión razonable de las pocas que ha tomado en estos días el presidente del Gobierno. Ahora le va a tocar el turno a Pedro Sánchez, que tendrá que defender un pacto complicado y contra toda razón y sentido común.

Vídeo: Intervención de Rajoy tras declinar la oferta del Rey de ser candidato a la Presidencia del Gobierno.

Está hecho, y ayer ambos dirigentes enseñaron sus cartas: uno ya ha dicho lo que quiere ser de mayor, y el otro le ha dicho que se va con él hasta el baño. No séque era más patético el viernes después de la entrevista con el Rey, si Iglesias exigiendo el sillón, o Sánchez invitándole a dormir juntos, pero lo cierto es que ese pacto está casi hecho para nuestra desgracia. Salvo que ocurra un milagro. Y eso es lo que espera Mariano Rajoy: un milagro que impida que ese pacto salga adelante. Pero eso parece tan imposible como que los escaños del PP se multipliquen como los panes y los peces.

El problema es queMariano Rajoyha estado durante todo este tiempo confiado al 'marianismo' que lejos de ser un hábil manejo de los tiempos en la política, no es otra cosa quedejar que el paso del tiempo acabe pudriendo los problemas. A veces funciona -y Rajoy ha demostrado que a veces le funciona- pero otras veces no, otras veces hay que actuar. Uno de los casos recientes en los queel 'marianismo' ha resultado ser un fracasoes el tema catalán: Rajoy jugó a dejar morir el problema, consiguiendo que éste engordara hasta hacerlo casi imposible de resolver, o sin casi.

Lo cierto es que ahora hemos llegado hasta aquí, hasta la posibilidad real y cierta de que movido por una pura ambición personal Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno gracias a un pacto de extrema izquierda e independentistas a los que sólo une una causa en común -echar al PP-, sin que Rajoy haya hecho absolutamente nada para evitarlo. Es verdad que tenia -y tiene- un margen estrecho -123 escaños-, pero no se trataba tanto de tener éxito en el propósito de mantener el poder, como de trasladar a la opinión pública y a los demás partidos la sensación de que estaba dispuesto a hacer los sacrificios que fueran necesarios para conseguir lo que parece que reclama todo el mundo: un pacto por la estabilidad entre los tres partidos a los que unen más intereses comunes.

El hecho mismo de que él haya reconocido, aunque fuera mediante la artimaña de unabroma pesada, que tiene mucho tiempo libre indica hasta qué punto parece que todo le da igual. Es cierto,como escribía yo el pasado martes, que Rajoy está dispuesto a hacerse un lado si con ello el PSOE se abstiene ante un gobierno de coalición PP-C’s, pero también lo es que eso sólo ocurrirási alguien se lo pide a Rajoyy éste tiene garantías de que va a ser así. De él no va a salir la oferta, ni siquiera la de un pacto con C’s que indudablemente suavizaría la oposición casi visceral que hay en el PSOE a votar al PP o siquiera abstenerse en su investidura.

Lo cierto es que en el propio partido de Mariano Rajoy empieza a haber un cierto descorazonamiento a causa de la actitud de su presidente

Rajoy no ha ofrecido nada a nadie, más allá de airear a los cuatro vientos que el país necesita que los tres partidos se entiendan. Pero, ¿se entiendan en torno a qué programa, qué hoja de ruta? Y eso es lo que no ha habido. Lo cierto es que en el propio partido de Rajoy empieza a haber un cierto descorazonamiento a causa de la actitud de su presidente. Rajoy parece dispuesto a que de nuevo una ración de 'marianismo' -que Sánchez no salga elegido- le permita salirse con la suya. O eso, o elecciones.

Y si fuera lo primero, tampoco me alegraré porque daría la sensación de que no se ha entendido el verdadero mensaje de las urnas, que no es otro que el de obligar a quienes tienen la responsabilidad de hacerlo a ponerse de acuerdo para acometer cambios importantes. Y hoy por hoy, con la excepción de Rivera, nadie habla de esos cambios, no hay programa, ni hoja de ruta… Aquí es donde estamos. La decisión de Rajoy de dar paso a Sánchez es, sin duda, una acertada decisión estratégica, pero solo habrá servido para acelerar las cosas si a Sánchez, como parece, le sale el pacto.

Pero, tanto si es así, como si al final vamos a elecciones, Rajoy no podrá seguir al frente del PP y tendrá que tomar otra decisión difícil como la tomada ayer: dar paso a una nueva generación de líderes en el PP. Salvo que se obre el milagro, y el 'marianismo' consiga ese ansiado pacto a tres que le permitiría seguir gobernando, lo cual implicaría que Pedro Sánchez no solo no consigue su investidura sino que, además, es decapitado por los barones de su partido. Queda poco tiempo para saberlo.

Me van a permitir un "yo ya lo dije", pero es que es así. El pasado día 20 de diciembre por la noche, cuando se llevaba escrutado más de un 90% de los votos, escribí un post titulado 'Todos los caminos conducen al PP… a la oposición'en cuyo segundo párrafo avisaba: “… veremos a Sánchez de presidente y a Iglesias de vicepresidente, o si no al tiempo”. Me llovió la del pulpo, como se dice habitualmente, sobre todo por parte de quienes consideraban que esa era un pacto contra natura y que era imposible que el PSOE aceptara los votos de los que quieren romper España o al menos someter a referéndum esa posibilidad.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez Moncloa