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Esto es lo único que puede salvar al PP: re-fun-da-ción
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Esto es lo único que puede salvar al PP: re-fun-da-ción

El PP necesita un repaso a fondo, tanto de su ideario como de sus estructuras, y para eso ya no valen los que están desde hace ocho años al frente

Foto: Reunión del comité de dirección del Partido Popular. (EFE)
Reunión del comité de dirección del Partido Popular. (EFE)

Ayer por la mañana, un dirigente del Partido Popular me reconocía, en privado, que “a lo mejor nos estamos enrocando demasiado en que solo Mariano Rajoy puede ser el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, teniendo en cuenta que para todos los demás es un obstáculo insalvable, lo cual nos deja bastante solos”.

Lo que hasta hace solo unos días era una suave marea, se está empezando a convertir en una marejada, y a este paso acabará en oleaje. El PP se ve ya inevitablemente fuera del Gobierno, y las elecciones anticipadas, que hasta hace un par de semanas eran una perspectiva favorable, han pasado a ser la peor de las alternativas, teniendo en cuenta los 'trackings' internos que tiene el partido hechos en las últimas horas y que empiezan a darle una caída importante en la intención de voto: donde antes se hundía Ciudadanos, ahora se hunde el PP. ¿Razón? La trama de corrupción de Valencia ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de un electorado que, literalmente, ya no puede más.

“Le hemos exigido demasiado a nuestra militancia, a nuestro votante, y les hemos dado muy poco a cambio”, añadía esa misma fuente. Todavía hay quien espera una reacción contundente y firme de Rajoy, pero no se llamen a engaño: no va a llegar. Que él sea un líder político honesto y honrado -yo nunca lo pondré en duda-, no significa que sea la persona adecuada para afrontar una situación como la que está viviendo su partido. Ni él, ni probablemente ninguno de los que le acompañan desde 2008.

Que Rajoy sea un líder político honesto y honrado no significa que sea la persona adecuada para afrontar una situación como la que está viviendo su partido

Es cierto que hicieron un gran trabajo, alejando al PP de las tesis más duras del aznarismo para identificarse con la mayoría moderada de este país, pero ese trabajo se ha tirado por la borda en el final de esta legislatura. Siempre dije que esta, siendo una legislatura extraordinariamente complicada, era al mismo tiempo la más apropiada para que un partido político la aprovechara en el servicio al interés general y al bien común, y ya sé que me van a decir que eso fue lo que se hizo en los años difíciles de la prima de riesgo a 700 puntos y el rescate a las puertas, pero perdónenme que discrepe: a pesar de lo que digan sus ministros, sí había tiempo, y necesidad -más que nunca- de hacer política, y se abandonó ese cometido.

¿Qué debe ocurrir ahora? “Quizá tenía razón Aznar cuando reclamó un congreso para ya mismo. Deberíamos hacerlo y poner en marcha una operación limpieza en toda España”, añade mi fuente. Yo creo que deberían ir más lejos: deberían iniciar un proceso de refundación del PP, y si me apuran, hasta cambiarle el nombre, aunque sea lo más anecdótico. Pero que quede claro que los nuevos -entre los cuales pueden estar los que han llegado a última hora (Levy, Casado, Maroto, Maillo…), de quienes me consta su consternación- no tienen nada que ver con lo ocurrido hasta hoy.

El PP necesita un repaso a fondo, tanto de su ideario como de sus estructuras, y para eso ya no valen los que están desde hace ocho años al frente. Es más, no deberían ni pilotar la transición, sino dejar que una gestora formada por gente joven, o mayor, pero de la que no pueda tenerse sospecha alguna, tome las riendas de ese congreso en el que tendrá que ser de una vez por todas la militancia, toda la militancia del PP -que es mucha-, la que se defina y elija con sus votos quiénes deben conducir a partir de ahora los destinos de ese partido.

Si no se hace eso, si no se da una patada en el culo, y perdonen la expresión, a toda la plana mayor del partido en Valencia, empezando por Isabel Bonig y terminando por el último conserje del partido, si no se obliga a Rita Barberá, a Alberto Fabra y a todos los que han sido elegidos en las listas al Congreso y Senado a entregar las actas y abandonar el partido, el PP estará alimentando las próximas urnas, y todo hace pensar que habrá próximas urnas, de votos para Ciudadanos. Y ya sé lo que me van a decir algunos mañana, pero me da igual: ya dije una vez que yo no le debía nada a nadie, ni nadie me debía nada a mí.

Ayer por la mañana, un dirigente del Partido Popular me reconocía, en privado, que “a lo mejor nos estamos enrocando demasiado en que solo Mariano Rajoy puede ser el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, teniendo en cuenta que para todos los demás es un obstáculo insalvable, lo cual nos deja bastante solos”.

Mariano Rajoy