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Lo que no hace el PP, lo hacen sus bases: autocrítica
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Federico Quevedo

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Lo que no hace el PP, lo hacen sus bases: autocrítica

Lo que quieren es muy sencillo: regeneración. No pueden más, no aguantan mas… No entienden por qué su partido se ha dejado conducir al límite de la desaparición

Foto: Comité ejecutivo nacional del PP. (EFE)
Comité ejecutivo nacional del PP. (EFE)

Lo que no se mueve por arriba, empieza a moverse por abajo. Es lo que está pasando en el Partido Popular: mientras sus dirigentes se instalan en el inmovilismo y la resignación, en las bases del partido empieza a crecer un movimiento que reclama cambios y que no se resigna a ver lo que está pasando y cómo sus mayores conducen al partido, si no a la desaparición, sí al menos a la irrelevancia.

Lo que hoy ya empieza a ser un movimiento de amplitud territorial, empezó el pasado mes de junio en las Islas Baleares, cuando un pequeño grupo de afiliados del PP crearon la plataforma Hablan las Bases del PP de Baleares y la dotaron de un manifiesto fundacional al que luego me referiré. Enseguida empezaron a moverse en las redes sociales, bajo el 'hastag' de Twitter #hablanlasbases y el perfil @HablanlasBases. Crearon una página en www.facebook.com/basesPPBalear que tiene ya más de 700 seguidores pero, lo más importantes, han contactado con gente del PP en otras regiones con el mismo espíritu crítico: Valencia, Madrid, Galicia, Asturias y Castilla-La Mancha por ahora, pero su voluntad es extenderse por toda España, hasta conseguir que el movimiento sea lo suficientemente importante como para que quienes tienen que tomar decisiones empiecen a tomárselo en serio.

Las primeras experiencias de democracia interna en el PP fueron precisamente allí, de la mano de José Ramón Bauzá, al que probablemente le pasó factura

Lo que quieren es muy sencillo: regeneración. No pueden más, no aguantan más… No entienden por qué un partido que ha tenido tanto poder y que, según sus palabras, ha hecho tanto por España, se ha dejado conducir al límite de la desaparición. “Si no hacemos algo, aquí en Baleares el PP va a acabar siendo un partido testimonial”, me decía una de las promotoras de este movimiento ayer por la tarde. Y eso que las primeras experiencias de democracia interna en el PP fueron precisamente allí, de la mano de José Ramón Bauzá, al que probablemente le pasó una factura demasiado alta el cúmulo de errores del Gobierno de Madrid.

Su lema central ha sido #1afiliado1voto, símbolo de la exigencia de esa misma democracia interna, pero para todo el PP. A eso se suma la exigencia de la limitación de mandatos a ocho años, #1persona1cargo es el otro lema que llevan como bandera, y el reclamo de un congreso abierto que dé voz a las bases sobre cómo debe regenerarse el partido. ¿Les suena? Sí, es más o menos lo mismo que está defendiendo la única persona en el PP que parece alzar no solo su voz sino también su mano contra la corrupción: Cristina Cifuentes. Porque lo que es el resto, nada de nada.

El comité ejecutivo de ayer fue un fraude para los simpatizantes y militantes del PP. Pero que Rajoy le diga como hizo el fin de semana al presidente del PP de Vizcaya que puede imaginarse hasta dónde está él de la corrupción, es una broma. No, no podemos imaginárnoslo porque la realidad es que si eso fuera cierto, se habrían tomados decisiones que no se han tomado, como la de que Rita Barberá deje de ser senadora del PP.

Lo que está pasando no es una broma: crear un comité de sabios para hacer un programa contra la corrupción el mismo día que es detenido el que fuera vicealcalde y mano derecha de Barberá en el Ayuntamiento de Valencia, Alfonso Grau, es una burla. No hace falta un comité de sabios para lo obvio. Lo que hace falta es tener los cojones suficientes para tomar las decisiones, los mismos hasta los que están de la corrupción la inmensa mayoría de los votantes y militantes del PP.

No podrán extrañarse si ese movimiento empieza a extenderse y a coger fuerza: ante la inoperancia, crece la indignación. Hablan las bases, porque tienen mucho que decir, porque ellas no son responsables de lo que está pasando, ni tienen nada que ver con toda esa panda de corruptos y de chorizos que se lo han estado llevando crudo de manera sistemática en Madrid y Valencia. Porque un corrupto puede aparecer en cualquier sitio, pero una trama perfectamente organizada es otra cosa, y por eso la corrupción del PP llama más la atención, y por eso es más grave que otras corrupciones, aunque le cueste aceptarlo al ministro del Interior, que ya debería estar presentando su dimisión por bocazas.

Lo que no se mueve por arriba, empieza a moverse por abajo. Es lo que está pasando en el Partido Popular: mientras sus dirigentes se instalan en el inmovilismo y la resignación, en las bases del partido empieza a crecer un movimiento que reclama cambios y que no se resigna a ver lo que está pasando y cómo sus mayores conducen al partido, si no a la desaparición, sí al menos a la irrelevancia.

José Ramón Bauzá