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Esto es lo único que va a unir a la izquierda: rechazo al PP
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Federico Quevedo

Dos Palabras

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Esto es lo único que va a unir a la izquierda: rechazo al PP

Lo que realmente une a partidos que son incluso más adversarios entre sí que con el PP es precisamente el rechazo al PP. Ese va a ser el cemente del acuerdo, si llega a producirse

Foto: Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (i), y de Podemos, Pablo Iglesias, se saludan antes de una reunión. (EFE)
Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (i), y de Podemos, Pablo Iglesias, se saludan antes de una reunión. (EFE)

Existe en la política española, y por extensión en una parte de la sociedad, un agente patógeno de graves consecuencias que complica de una manera importante el entendimiento, dificulta el diálogo y envenena el clima de convivencia… Ese patógeno no es otro que el rechazo a un sector de la sociedad que se identifica con la derecha política por parte de otro sector de la sociedad que se identifica con la izquierda. Y ese rechazo actúa en una sola dirección de modo mayoritario. De hecho, cuando se pregunta en las encuestas por eso que se llama la Gran Coalición, una mayoría de votantes del PP se muestra a favor, mientras que es una mayoría de votantes del PSOE quien la rechaza. De ahí que sea imposible.

Eso lo saben incluso quienes dentro del PSOE estarían mucho mas dispuestos a un pacto con el PP, porque son conscientes de que esa sería una opción muy favorable a los intereses del país. Pero no va a ocurrir. Ni ahora ni, como explicaba en una tribuna reciente Alfredo Pérez Rubalcaba, después de unas supuestas nuevas elecciones generales si vuelve a ganar el PP y nos volvemos a encontrar en una situación parecida a esta. Fíjense hasta dónde llega la ingenuidad de la derecha, que sin embargo en el PP el entorno más próximo a Rajoy está convencido de que si hay nuevas elecciones, en septiembre habrá Gran Coalición. Y, sin embargo, lo máximo que le concede la izquierda moderada a la derecha son pactos puntuales para cuestiones de Estado, pero nunca una coalición al modo en que se producen en otros países de nuestro entorno.

Cuando se pregunta por la Gran Coalición, una mayoría de votantes del PP se muestra a favor, mientras que es una mayoría de votantes del PSOE quien la rechaza

¿Por qué? Pues porque ese agente patógeno tiene su origen en un enfrentamiento civil de hace casi un siglo y en una posterior dictadura que todavía siguen envenenando nuestra convivencia. Así, no es extraño escuchar estupideces mayúsculas como las dichas por Cristina Pedroche, cuando asegura que “ser de izquierdas es ayudar a los demás” o que no puede soportar a los votantes del PP. Ella sabe que lo que dice, aunque sea semejante chorrada, tiene repercusión en los medios, pero mucho más violenta es -sin duda- la reacción contra la derecha que se vive cada día en las redes sociales por parte de gente que no tiene ese perfil público, y que mucha veces no tiene ni siquiera perfil.

Por supuesto que, como ocurre en otros órdenes de la vida, la defensa de los ‘colores’ propios frente a los del adversario, sea este deportivo, profesional, político, etcétera, es incluso algo sano, siempre que lo sea la competencia. Pero aquí no hablamos de eso, sino que en algunos casos hablamos incluso de desprecio, como se ha puesto de manifiesto en estos ciento y pico días que llevamos en funciones, hacia los millones de votantes de la derecha española.

Lo que hace que desde el PSOE se insista en buscar un acuerdo con Podemos es el miedo a que unas nuevas elecciones dejen a PP-C’s más cerca de la mayoría

Con esto no estoy haciendo una defensa del PP, porque ya me imagino los comentarios al artículo sobre la corrupción y todo eso: primero, quienes lo hagan, que procuren quitarse la viga del ojo propio y, segundo, lo que intento es explicar por qué creo que a pesar de todos los desencuentros que los partidos que no son el PP están demostrando estos días, al final intentarán llegar a un acuerdo en base al único motivo que les une.

Porque esto es lo realmente grave. Si este fuera un país normal, nadie pondría en duda ya la imposibilidad de alcanzar cualquier clase de pacto, teniendo en cuenta la tremenda distancia que hay entre las posiciones de cada uno. Pero este país no es normal, y lo que realmente une a partidos que son incluso más adversarios entre sí que con el PP es precisamente el rechazo al PP. Ese va a ser el cemento del acuerdo, si es que finalmente llega a producirse -con esto que escribo, no estoy dando por seguro nada-.

Y es triste que sea así, cuando lo lógico es que los acuerdos se produzcan en aras del interés general. Si fuera por ese último motivo, a nadie le habría sorprendido un pacto a tres entre PP-PSOE-C’s. Sin embargo, lo que realmente hace que todavía desde el PSOE se insista en buscar un acuerdo con la izquierda de Podemos -aun a sabiendas del riesgo que supone- y los nacionalistas, es el miedo a que unas nuevas elecciones dejen a la suma PP-C’s más cerca de la mayoría absoluta que las pasadas del 20-D. Eso es lo que va a actuar como catalizador del acuerdo. Y nada más que eso.

Existe en la política española, y por extensión en una parte de la sociedad, un agente patógeno de graves consecuencias que complica de una manera importante el entendimiento, dificulta el diálogo y envenena el clima de convivencia… Ese patógeno no es otro que el rechazo a un sector de la sociedad que se identifica con la derecha política por parte de otro sector de la sociedad que se identifica con la izquierda. Y ese rechazo actúa en una sola dirección de modo mayoritario. De hecho, cuando se pregunta en las encuestas por eso que se llama la Gran Coalición, una mayoría de votantes del PP se muestra a favor, mientras que es una mayoría de votantes del PSOE quien la rechaza. De ahí que sea imposible.

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