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El PP estará en manos de Ciudadanos, y tiene que asumirlo
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Federico Quevedo

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El PP estará en manos de Ciudadanos, y tiene que asumirlo

Me atrevo a aventurar que el PP será, aun siendo el más votado, el compañero de viaje de un Gobierno en el que la voz cantante la va a llevar Albert Rivera

Foto: Rajoy y Rivera en el Congreso de los Diputados. (Reuters)
Rajoy y Rivera en el Congreso de los Diputados. (Reuters)

Reveladora encuesta la del CIS. Frente a lo que nos estaban vendiendo algunos –subida espectacular del PP hasta superar el 30% de los votos, descalabro socialista, 'sorpasso' de Podemos y mejora de Ciudadanos que junto con el PP permitiría a ambos alcanzar la mayoría absoluta-, lo que viene a decir el sondeo es que todo sigue más o menos igual. O sea, el PP casi ni se mueve, el PSOE tampoco, Podemos cae pero se supone que la alianza con IU le devolverá a donde está ahora, y el único partido que sube algo es el de Albert Rivera. O sea, que si el 26-J nos depara ese mismo resultado o parecido, nos volveremos a encontrar en la misma situación que después de las elecciones de diciembre.

Y este sondeo ya no es de enero o febrero. Es de hace un mes, cuando las cosas ya estaban bastante claras: Pedro Sánchez había perdido la votación de investidura y el intento de pacto a todas las bandas menos el PP se fue al traste nada más empezar la reunión. Sin embargo, algo ha cambiado. Si se diera ese resultado o alguno parecido, va a ser muy difícil que los partidos se arriesguen a un espectáculo tan deplorable como el que nos han ofrecido estos cuatro meses, por lo que inevitablemente tendrán que llegar a alguna clase de acuerdo. Y todo hace pensar que lo más sensato será que el PP y Ciudadanos sumen fuerzas para gobernar, y que lo hagan gracias a la abstención del Partido Socialista, porque la otra alternativa -PSOE+Podemos+independentistas- se antoja, sino imposible, casi.

Los datos del CIS apuntan la posibilidad de que el resultado del 26-J proporcione otro espectáculo deplorable como el ofrecido en estos cuatro meses

Y eso significa que, como le decía estos días atrás a un ministro del Gobierno, el PP va a estar en manos de Ciudadanos, le guste o no. El problema es que, a estas alturas y después de todo lo que ha pasado, en el PP ni siquiera se han enterado. “La sartén por el mango no la tendrán ellos, la tendremos nosotros”, me decía este ministro. Nada más lejos de la realidad. Incluso aunque el PP viera mejorada su intención de voto y se acercara a ese ansiado 30%, seguirá estando en manos de Ciudadanos. Y ya no les digo nada si la suma de ambas fuerzas políticas lograra alcanzar la hoy infranqueable barrera de la mayoría absoluta: en ese caso Ciudadanos venderá muy caro su apoyo.

Y es que no puede ser de otra manera, por más que en el PP no quieran verlo. Ciudadanos se debe a un votante que, precisamente, eso es lo que quiere: nada de apoyos fáciles como venía ocurriendo hasta ahora con los nacionalistas a los que se compraba con un plato de lentejas presupuestarias, sino que el apoyo debe estar condicionado a reformas concretas, a cambios profundos que mejoren nuestro sistema democrático. ¿Está dispuesto a eso el PP? Hoy por hoy, no. Pero no le quedará más remedio que aceptarlo.

De hecho, me atrevo a aventurar que el PP será, aun siendo el más votado, el compañero de viaje de un Gobierno en el que la voz cantante la va a llevar Ciudadanos. Y, permítanme que lo diga, está bien que eso sea así. Una de las cosas a la que tenemos -tienen- que acostumbrarnos es a que se acabaron los tiempos de mayorías absolutas o semiabsolutas. Nada de lo que hemos conocido hasta ahora volverá a ser igual y los Gobiernos compartidos serán la tónica en los próximos años. ¿Qué tiene eso de bueno? Pues que se instaurarán maneras de hacer política diferentes a las de ahora, más próximas a la ciudadanía y con una mayor vigilancia sobre el ejercicio del poder.

Hay que acostumbrarse a tener en cuenta que los tiempos de mayorías absolutas han tocado a su fin y que han llegado nuevas maneras de hacer política

El PP, si gobierna en coalición con Ciudadanos, tendrá que asumir las reformas que el partido de Albert Rivera le impondrá para darle su apoyo parlamentario, reformas a las que ahora se opone el Partido Popular. En el PP creen que si logran un resultado algo mejor que el del 20-D ningún otro partido podrá imponerle condiciones. De hecho, el partido de Rajoy sigue instalado en el mismo estado de prepotencia que le llevó a creerse que gobernaría sin problemas después del 20-D porque no cabía ninguna otra opción.

Y se equivoca. No han sido capaces de analizar en profundidad los cambios que se están produciendo en el país y se dejan llevar por el nefasto influjo del arriolismo. Ciudadanos no va a dar gratis su apoyo, sino que lo va a vender muy caro, y eso es exactamente lo que quieren los votantes de Albert Rivera, un elevado porcentaje de los cuales proviene del propio PP, y no van a ser tantos los que -al contrario de lo que opinan en Génova 13- vuelvan al redil popular. Más bien pocos.

Reveladora encuesta la del CIS. Frente a lo que nos estaban vendiendo algunos –subida espectacular del PP hasta superar el 30% de los votos, descalabro socialista, 'sorpasso' de Podemos y mejora de Ciudadanos que junto con el PP permitiría a ambos alcanzar la mayoría absoluta-, lo que viene a decir el sondeo es que todo sigue más o menos igual. O sea, el PP casi ni se mueve, el PSOE tampoco, Podemos cae pero se supone que la alianza con IU le devolverá a donde está ahora, y el único partido que sube algo es el de Albert Rivera. O sea, que si el 26-J nos depara ese mismo resultado o parecido, nos volveremos a encontrar en la misma situación que después de las elecciones de diciembre.

Izquierda Unida Ciudadanos Mariano Rajoy